Imagínense ustedes un episodio de El ministerio del tiempo o Doctor Who. Los protagonistas, elijan de entre las dos series de ficción la que más le guste, cogen a un señor de facciones nórdicas, gafas de pasta, pajarita y pipa de fumar. Lo llevan, siempre con los ojos vendados, hasta la puerta del Museo del Prado. Allí, siempre guiándolo para que no tropiece, conducen su cuerpo hasta la sala 56-B.
Tras quitarle la venda, aquel hombre sufre en directo un ataque agudo de síndrome de Stendhal. ¿El motivo? La Anunciación de Fra Angelico. Para Arne Jacobsen, protagonista de las letras que vendrán a continuación, Guido di Piero (así se llamaba Fra Angelico antes de ordenarse dominico entre 1420 y 1422) es su mundo. La influencia que ejerció en él, sumada a su desmesurado talento natural, dieron como resultado una vida artística que cambió para siempre la arquitectura y el diseño de Dinamarca.
Esta témpera sobre tabla de 162,3 x 191,5 cm es una obra extraordinaria creada en un momento decisivo para el arte florentino, cuando trabajaban en la urbe muchos maestros del gótico internacional. Iconográficamente, se trata de una obra tradicional cuya tabla central muestra el ciclo de la pérdida (Adán y Eva expulsados del Paraíso) y salvación del hombre (Anunciación de María), mientras los cinco paneles de la predela ilustran otros tantos episodios de la vida de la Virgen.
Arte danés con herencia italiana
Arne Jacobsen (Copenhague, 1902-1971) fue un talento atemporal que irrumpió en la arquitectura y el diseño para dar un giro de 180 grados a los cánones establecidos en su tiempo. Destinado a la grandeza, estableció una sencillez atemporal muy adelantada a su tiempo. De entre todos los elementos que empañaban su ideal de arte, lo superfluo siempre fue su talón de Aquiles.
Esa fue su seña de identidad, que dejó plasmada en una inmensa obra de diseño e interiorismo, que ha influido de forma decisiva en las generaciones posteriores, demostrando que el arte es imprescindible en cualquier manifestación de la vida, y especialmente en aquellos objetos de uso cotidiano que nos hacen la vida más fácil.
Un prodigio multifunción
Especialmente dotado desde pequeño para el dibujo y la pintura, el primer oficio que se le conoció a Arne Jacobsen fue el de albañil, tras formarse en la Escuela Técnica de Construcción de su ciudad natal, lo que no deja de ser una forma primaria de tomar contacto con las texturas de esos materiales que después se plegarán dócilmente al pensamiento del arquitecto.
Su paso por este centro le decidió finalmente a ingresar a la Facultad de Arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de Dinamarca, de la que se graduó en 1927. De alguna manera, había encontrado el modo perfecto de combinar los conocimientos sobre construcción y de utilizar su talento para el dibujo y el diseño.
Para entonces, un jovencísimo Arne Jacobsen ya había tenido oportunidad de poner a prueba su talento e impresionar al público. Fue en 1925, con ocasión de participar en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de París.
En 1930, tras efectuar un viaje a Alemania, tiene la oportunidad de conocer de primera mano las obras de Le Corbusier y Mies van der Rohe, lo que le lleva a abandonar su hasta entonces concepción estética, basada en el neoclasicismo, y abrazar el modernismo internacional y el racionalismo.
En ese momento, ya había decidido fundar su propio estudio, del que se saldrán a lo largo de su carrera numerosos y emblemáticos proyectos de edificios en múltiples ciudades danesas, aparte de iniciar su carrera como diseñador industrial, empezando a colaborar con firmas nacionales de mobiliario como Fritz Hansen, Rosendahl o Stelton.
La influencia de Fra Angelico
Los estudiosos de Arne Jacobsen llevan años desmenuzando su obra para encontrar nuevas vías de admiración inexploradas. Una muy importante está relacionado con Fra Angelico, el mayúsculo pintor que deslumbró al mundo con su cuadro más reconocido, La Anunciación.
Esta pieza inspiró profundamente al autor danés en sus infinitas acuarelas y piezas menos reconocidas que pueblan su abundante colección. Los tonos, texturas y composiciones beben directamente de los elementos más coloridos del óleo de Angelico, como los verdes del jardín, el azul de las bóvedas o las columnas que dan la bienvenida al umbral donde María vivió la mayor epifanía del mundo cristiano. Alvar Aalto lo describió a la perfección en su publicación de umbral a cuarto de estar. La influencia del dominico lo acompañó durante todo
Decía Picasso que "los buenos artistas copian, pero los grandes artistas roban", y no le falta razón. Artistas de otros géneros como el propio Woody Allen ha reconocido que él ha robado a los mejores. Si hoy pudiéramos preguntarle eso al bueno de Jacobsen, seguramente pondría a Fra Angelico en su lista de agraviados. Fuese como fuese, su yincana dominica ha llevado a sus adeptos a recomponer y unir dos líneas temporales aparentemente inconexas.
Esto no hace sino reforzar los primeros pensamientos del danés, que aspiraba a ser artista, pero sus padres lo obligaron a abrazar la arquitectura. Sin embargo, nunca dejó de amar el arte y de ir regando sus obras con pequeñas gotas de excelencia.
Su primer gran reto
Precisamente, de la conjunción de arquitectura y diseño industrial, saldrá años más tarde, a mediados de los cincuenta del pasado siglo, uno de los proyectos que haría soñar a cualquier profesional en estos campos: el encargo de concebir el continente y el contenido de un edificio completo, el Radisson SAS Royal Hotel en Copenhague. De hecho, fue considerado como “El primer hotel de diseño del mundo”.
Arne Jacobsen no solo concibió la estructura del edificio, sino además el mobiliario y hasta los accesorios que embellecerían sus espacios. Incluso hoy, como un modo de conmemorar y elogiar este proyecto, se conservan los diseños originales de Arne Jacobsen en la suite 606, entre los que se cuentan algunas piezas icónicas contemporáneas como la silla Drop y los sillones Egg y Swan.
El estilo de Arne Jacobsen, a examen
Arne Jacobsen es uno de los artistas que más hondo impacto han dejado en el mundo del diseño y de la arquitectura. Su visión, estilo y pensamiento, siempre originales y rompedores, trajeron una revolución que aún hoy perdura gracias a una estética atemporal basada en la proporción y sin perder de vista su funcionalidad. Hasta tal punto es así, que muchas autoridades afirman que los postulados del diseño contemporáneo quedan definitivamente establecidos con sus aportaciones.
A mediados del siglo XX, la experimentación con nuevas técnicas procedentes del mundo industrial permitirá la utilización de nuevos materiales y una evolución estética de los proyectos, siendo uno de los defensores de este movimiento el propio Jacobsen, que desde entonces empleará a fondo los recursos ofrecidos por el campo de la industria.
El empleo de innovadoras técnicas de curvado del contrachapado de madera con vapor y la introducción de nuevos materiales y formas permitirán a Arne Jacobsen superar los límites de lo posible, marcando la pauta para una nueva generación de diseño de muebles.
El resultado, son piezas de mobiliario con curvas esculturales y fuertes contrastes, en las que estructura y forma están íntimamente ligados, hasta el punto de hallarnos ante objetos que combinan materiales de madera y metal en los que se ha eliminado cualquier detalle superfluo para recabar en lo fundamental.
La exposición
Con motivo del 120 aniversario del arquitecto y diseñador, EGE Marco Mobiliario y el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, presentan una exposición hasta el 29 de abril con la producción más sobresaliente de uno de los arquitectos y diseñadores que más han influido en el diseño industrial contemporáneo en los primeros compases del siglo XX.
En palabras de Marco Gil, con la muestra se ha intentado reflejar “cómo la vocación artística, conformada a partir de un dominio del dibujo y la pintura, como la que acreditó el propio Jacobsen, puede desembocar y quedar patente en la arquitectura o el diseño”.
Precisamente, “su obra constituye un ejemplo de esa transversalidad del arte, que puede emerger en cualquier producción humana, incluso en lo más cotidiano, para aportarnos un plus de satisfacción para mejorar nuestra calidad de vida”, añade.
Con este planteamiento, EGE Marco Mobiliario y La Alegre Compañía, con la contribución de Fritz Hansen, la compañía danesa que prácticamente lleva cien años fabricando bajo licencia los diseños de Arne Jacobsen, han reunido 69 piezas originales diseñadas por el arquitecto entre los años 30 y 70 del pasado siglo, aparte de acuarelas realizadas por él mismo, en las que plasma una visión de la naturaleza y sus formas que después tratará de llevar a su mobiliario y diseños.
La exposición constituye una colección completa y diversa de piezas icónicas diseñadas por Jacobsen dentro del amplio ámbito de lo que se puede considerar el ajuar de una vivienda o de una oficina, lo que incluye muebles, suelos, textiles, iluminación, cubertería, manillas para puertas o relojes.
Además, la muestra ha sido completada con fotografías y libros sobre su figura y una película documental que repasa su trayectoria vital y profesional. Todo un espectáculo. Si tienen oportunidad, no duden en pasarse a conocer más de la vida y obra de este creativo danés.
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