Apenas entrada en la veintena, Bárbara tiene cientos de miles de fans, pero la mayoría de quienes lean esto no la conocerán. ¿Se puede llamar “secreto” a quien suma más de treinta millones de clics en Youtube de su himno 'Lo jodiste'? La respuesta es sí, ya que apenas tiene presencia pública y no ha desarrollado su enorme potencial comercial, debido a una intensa alergia a la promoción -no se hace fotos, no da entrevistas presenciales- y a una desconfianza militante hacia la industria musical. Empresas como Sony, Warner y la agencia RLM -entre otras- se interesaron por ella, pero sigue prefiriendo crecer de manera independiente.
Escuché a Babi por Guille Mostaza, su productor en los estudios Álamo Shock, cómplice de esos ritmos dulces y adictivos, con rimas sobre relaciones venenosas. “Me parece un caso digno de análisis. Es una estrella en lo suyo sin apenas promo, ni entrevistas, ni haber dado un concierto. Tiene más escuchas y visionados que todo el indie junto. Te lo comento porque aquí los intelectuales no saben de su existencia pero la muchachada mata por ella”, avisaba Mostaza. El sonido de Babi podría definirse como una mezcla de flow hip-hopero con la poesía kamikaze de las mejores cantautora confesionales. La apuesta seduce y convence en himnos recientes como 'Incondicional', 'Amén' y 'NASA'. La artista contestó las preguntas de Vozpópuli vía mail.
Estaba y estoy obsesionada por la modificación corporal extrema, pero cuando entré en un estudio pasó a ser un plan b", recuerda Babi
Pregunta. ¿Cómo empezaste a interesarte por la música?
Respuesta. Cuando empecé a coger algo más de uso de razón, comencé a interesarme por distintos géneros e investigar sonidos que no había oído previamente y me pareció fascinante. Cantaba como todos cantamos un tema que nos motiva, nada mas allá. Un profe de música que tuve sí que se fijó en mí e intuía que podía acabar haciendo algo relacionado con el sonido. Me enamoré del folk, y luego me acabé interesando en la cultura hip-hop. Como oyente, el rap es lo que más consumo, a veces combinado con lo-fi me transporta. También me encanta el reggae, el sertanejo, trap, trance, corridos, rancheras…
P. Te iba a preguntar cómo y cuándo decidiste dedicarte a la música de manera profesional, pero creo que solo estás interesada en la profesionalización ‘con límites’, que incluyen no hacer apenas promoción. ¿Por qué?
R. Nunca fue mi intención, de hecho estaba y estoy obsesionada con el mundo de la modificación corporal extrema y aspiraba a conseguir dedicarme a ello en el futuro. La música era un desahogo que a veces compartía en Youtube allá por 2016. Posteriormente, me surgió un proyecto en el cual debía grabarme con una mayor calidad de lo habitual y a partir de ahí me entraron ganas de ir grabando de manera más ‘seria’ lo que iba creando. Todo subió progresivamente y fue una sorpresa para todos. Una vez que tuve la suerte de pisar un estudio y ver lo que era trabajar en un tema y darle vueltas y vueltas y mimarlo hasta que sale, sentí que lo de la modificación corporal iba a pasar a ser el plan b e iba a apostar por la música. En mi opinión, siempre hay que tener un plan b porque nunca tienes la certeza de si vas a poder comer de una inversión por mucho que la desees con todas tus fuerzas. Si lo consigues hay que mantener los pies en la tierra porque de un día para otro puedes perderlo todo y por desgracia no va de la mano del talento o de su ausencia. Estoy muy agradecida de que la vida me haya llevado por este camino y pueda permitirme decir que soy profesional. Pero realmente lo único que hago es abrirme en canal y contar lo que me duele. Sin estrategias. Al fin y al cabo mi sonido es mainstream pero al mismo tiempo siento que llama la atención de alguna manera. De momento, no sé a dónde voy con ello pero espero poder preservar de manera muy cuidadosa lo que tengo.
P. Uno de tus principales intereses como oyente es el hip-hop, pero tus canciones carecen por completo de la agresividad típica del género.
R. Como oyente, todo lo que esté petado de graves, tenga agresividad, voces rasgadas, boombap y buenas barras…Yo me lo gozo. Hay gente que tiende a pensar que el que hace determinado género de música, solo consume ese mismo género o solo se especializa en ese. Pero algo que creo que nos caracteriza a muchos, lo mostremos públicamente o se quede en el cajón, es la versatilidad. Se ha llegado a decir que muchos de mis temas son iguales, pero en mi opinión simplemente siguen una línea creativa, la que yo quise en aquel momento. Tengo otros que quizás algún día verán la luz y cada uno tiene un universo y un aura muy distinta, sin dejar de ser yo. Durante un tiempo me guie por el ‘haz la música que te gustaría escuchar’ pero a la hora de la práctica he sacado en conclusión que me es imposible.
A veces tengo miedo de que se me interprete de mala manera y se acabe romantizando la depresión o cualquier trastorno de la salud mental", confiesa
P. Has contado en alguna entrevista que la música para ti es algo terapéutico, que te ayudó a superar una mala experiencia personal.
R. Por desgracia en mi caso y en el de algunos colegas, la música dejó de ser algo terapéutico en el momento en el que empezó a comercializarse y a juzgarse a oídos del público. Eso a mí me hizo vivir con mucha presión y sentí que lo único que me desahogaba era cualquier impulso que no saliese de mis cuatro paredes. De todas formas, si ese es el precio a pagar entre muchos otros, yo me apunto. A pesar de todo, me está regalando sensaciones preciosas todo esto. Considero que mi música siempre lleva implícita pureza a raíz de que todo lo que cuento es real y siempre lo será. Me pego tremendos viajes con música de otros así que para mí la terapia es esa. Por el contacto que yo tengo con ella, la peña que me escucha, lo que manifiesta es que deja de sentir esa soledad involuntaria que todos conocemos y que un vacío tan grande genera. Es inevitable verse algo menos solo cuando alguien aunque esté en la otra punta del mundo está pasando por lo mismo y te lo cuenta musicalmente. A veces tengo miedo de que se me interprete de mala manera y se acabe romantizando la depresión o cualquier trastorno de la salud mental, que se confunda con apología o se entienda como un modelo a seguir (mi persona, por ejemplo). No quiero existir como nada de eso. Y aunque algún día quiera abrirme del todo sobre mi realidad, siempre dejaré clara la importancia de buscar ayuda.
P. ¿Te imaginas haciendo canciones desde otro lugar, por ejemplo expresar una felicidad completa? ¿O se te hace extraño?
R. Sinceramente, no lo veo. Habría que impostarlo y exaltarlo. Porque no me siento así. Si saco un tema con tintes alegres, la razón no será otra que un momento eufórico, y esporádico en mi proyecto. Por eso transmitiría esas vibras. Pero el roce hace el cariño, y si uno convive, por ejemplo, con distimia, lo más probable es que no le salgan canciones muy optimistas. Mi punto débil es el amor romántico y si me sale algo "tierno" siempre hablará de ello.
P. Antes de hacer canciones, ¿encontrabas terapéutica la música de otros? ¿Cuál?
Antes y ahora. La mía, una vez sale no me dejo volver a escucharla porque solo encuentro fallos o cosas a mejorar y es una sensación muy desagradable. Pero a la hora de escuchar música de otros.. me vuela la cabeza, es sentir que tienes un abanico tan grande de artistas y de sonidos, estados de ánimo… el arte, que realmente en cualquiera de sus formas es infinito. Uno de mis grupos favoritos desde hace años se llama Mellow Mood y tiene de esos temas que da igual el tiempo que pase, el mensaje vuelve a calar una y otra vez. Mi canción favorita se encuentra dentro de uno de sus álbumes pero todo lo que crean es un viaje de ida. Los recomiendo muchísimo.
P. Tus letras son bastante poéticas, ¿hay algún novelista o poeta que te guste especialmente?
R. Sinceramente, creo que me he forjado más al escuchar música muy profunda en mensaje, que con la lectura. No considero que mis letras sean poéticas, porque cuando has escuchado verdadera poesía encima de una instrumental… te das cuenta de que lo tuyo no es ni poesía ni es ná (risas). Profundizar algo más en una letra me lo dicta el malestar que tenga en el cuerpo en ese momento.
Hay una serie de taras personales que me lo impiden (dar conciertos), pero eso no quita que sea algo latente y que me emocione ver en compañeros que sí que le dan caña", explica
P. A pesar de que haces música entre urbana y alternativa (indie, si prefieres), tus canciones tienen un filo pop. Quiero decir que me imagino perfectamente a un fan de Beret disfrutando de tu repertorio. ¿Renuncias a intentar ser una superventas o es una dilema que dejas para más adelante?
R. Lo que hice ayer ya no me representa hoy. Igual que hoy no me representa lo que haré mañana. Lo que sí que tengo claro es que si para subir a un determinado nivel en la industria, mi mensaje tiene que ser algo menos explícito, o se tiene que ver tergiversado para que obtenga el éxito que no obtendría de manera orgánica… huyo.
P. ¿Cómo te planteas los conciertos?
R. El tema conciertos es algo que todo el que me conoce sabe que me muero por hacer. Hay una serie de taras personales que me lo impiden pero eso no quita que sea algo latente y que me emocione ver en compañeros que sí que le dan caña. El día que consiga hacerlo creo que van a tener que bajarme de la nube porque actualmente me siento tan incapaz que lo veo casi como una fantasía. Y cumplirla creo que terminaría de darle sentido a lo que hago.
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