Buscar la sutileza y navegar por los espacios que quedan entre el blanco y negro era uno de los objetivos de Estíbaliz Urresola con su película 20.000 especies de abejas, un drama luminoso sobre la búsqueda de la identidad y la herencia familiar que, tras haber ganado la Biznaga de Oro en la pasada edición del Festival de Málaga y de haber conseguido el galardón a la mejor actuación para su protagonista, la niña Sofía Otero, se estrena este viernes en los cines españoles.
El principal logro de esta debutante en el largometraje es justo el opuesto al que se consigue en la política, un terreno en el que las cuestiones se debaten en un entorno hostil y de beligerancia y en el que no existe nada más allá del blanco y del negro. La gran contribución de Urresola es aportar respeto, empatía, cariño y reflexión a un asunto que siempre genera tensión entre los representantes institucionales: ¿Qué ocurre en las familias en las que uno de los menores manifiesta no sentirse a gusto con su cuerpo?
La directora de 20.000 especies de abejas narra desde los matices, ausentes en los debates políticos, tan empeñados a veces en ganar batallas cueste lo que cueste, y sitúa al espectador ante el dilema de una familia que se da cuenta de que las cosas no son como pensaban o como querían.
En su película, Urresola habla de Cocó, de 8 años, quien trata de mantener el anonimato ante quienes no conocen su verdadero nombre, Aitor, y desconcierta a su familia con preguntas sobre su identidad. Su madre, Ane (Patricia López Arnaiz), en plena crisis profesional y sentimental, se traslada con sus hijos a su pueblo natal para pasar el verano. En este contexto estival, que arranca en la festividad de San Juan, la familia vivirá una catarsis colectiva.
"Cuando estaba haciendo esta película no sabía que la íbamos a estrenar en un contexto como este en 2023, con la recientemente aprobada Ley trans. En absoluto, de hecho empecé a escribir esta película porque sentía que la realidad de las infancias trans no estaba para nada visibilizadas, que era algo de lo que no se hablaba y que la mayoría de la sociedad desconocía, por lo que si no tenía un lugar en el imaginario tampoco podía tener un lugar legítimo para existir", señala la directora en una entrevista concedida a Vozpópuli con motivo el estreno de este filme.
Esos relatos estaban llenos de claroscuros, de grises, de lugares de contradicción donde los propios padres y madres se encontraban en encrucijadas", señala la directora
Aquella sensación llevó a su directora a alejarse de posturas radicales y ponerse en el lugar del otro. Así, decidió contactar con la asociación de familias de menores transexuales Naicen para escuchar a quienes habían pasado por situaciones semejantes, en cuyas vidas y experiencias se inspiró para filmar 20.000 especie de abejas. "Esos relatos estaban llenos de claroscuros, de grises, de lugares de contradicción donde los propios padres y madres se encontraban en encrucijadas que les hacían repensarse a ellos mismos", cuenta la directora.
20.000 especies de abejas: huir de los lugares comunes
"Toda esa complejidad era muy interesante y valiosa, porque el espectador puede reconocerse en muchas de esas escalas de grises que se presentan", apunta Urresola, que trata en esta película de "no reducir y no caer en lugares comunes ni crear personajes demasiado arquetípicos" como, por ejemplo, "una madre conservadora e intransigente que no dejaría a su hija ser quien es". En esta película, en cambio, presenta a una madre que también tiene sus grises, y que incluso, a pesar de intentar "favorecer un espacio de libertad para sus hijos, para que exploren ser quienes son, también tiene sus limitaciones para comprender y aceptar".
Sea cual sea la postura del espectador, sus temores o sus posturas ideológicas o religiosas, lo cierto es que 20.000 especies de abejas invita a acercarse a los protagonistas desde el afecto y brinda la oportunidad de escuchar las preguntas inocentes que la joven protagonista, a quien da vida Sofía Otero, se hace en varias ocasiones, y que son fieles reproducciones de las cuestiones que se plantean otros menores de la misma edad, según cuenta la directora a raíz de las entrevistas que realizó.
"¿Desde cuándo sabes que eres un niño? ¿Pasó algo malo cuando estaba en la tripa de mamá?", le pregunta Cocó a su hermano mayor en uno de los momentos más tiernos y emotivos del filme, cuya actuación le valió a la joven, que acaba de cumplir 10 años, el Oso de Plata de la Berlinale a la mejor interpretación.
No es un capricho. No creo que nadie, y menos los niños, quieran elegir el camino más complicado para ser quienes son", sostiene Urresola
Ante todo, si algo transmite 20.000 especies de abejas es la voluntad de "conocer, aprender y respetar". "No tenemos por qué poder comprender racionalmente con todas las respuestas posibles algo para poder respetarlo", sostiene la directora que, más allá de mostrar esta realidad como un "conflicto" o "algo doloroso", muestra la "oportunidad" y el "aprendizaje" que supuso para muchas familias acompañar a sus hijos "de forma respetuosa". "No es un capricho. No creo que nadie, y menos los niños, quieran elegir el camino más complicado para ser quienes son. Si se expresan así es porque hay una necesidad muy profunda que creo que desde la sociedad deberíamos entender", recalca la ganadora de la Biznaga de Oro.
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