El púrpura era en la Antigüedad el color de reyes y emperadores, un tinte carísimo que marcaba el alto estatus del propietario de una prenda de esta tonalidad. Hace unos meses la aparición de la palabra griega “πορφύραc” (púrpura) en una pantalla cubrió de gloria y también de dólares a dos jóvenes estudiantes que habían conseguido la proeza de poder leer un papiro romano calcinado hace 2.000 años en Herculano, localidad vecina a Pompeya, tras la erupción del Vesubio. Ahora, la investigación ha avanzado y tres jóvenes de entre 22 y 27 años acaban de ganar 700.000 dólares, unos 650.000 euros, por haber sido capaces de leer un texto del pergamino carbonizado que reflexiona sobre los placeres de la vida.
Imaginen enrollar y quemar un periódico y, al cabo de unos días, tratar de desenrollar el mazacote de ceniza e intentar leerlo. Cualquiera que haya quemado un papel conocerá la fragilidad de la ceniza resultante y la imposibilidad de descifrar una sola letra entre el oscuro magma resultante. A algo similar se llevan enfrentando los arqueólogos e historiadores ante restos como la villa de los Papiros de Herculano. La erupción volcánica del Vesubio del año 79 enterró una antigua biblioteca de rollos de papiro, que en el siglo XVIII fueron descubiertos, y que ahora gracias a miles de horas de trabajo, radiografías en 3D, algoritmos e inteligencias artificiales ha podido ser descifrado.
“Este es el comienzo de una revolución en la papirología de Herculano y en la filosofía griega en general. Es la única biblioteca que nos ha llegado desde la época de los antiguos romanos”. “Supone un cambio radical. Hay cientos de papiros esperando ser leídos”, señaló Robert Fowler, profesor emérito de griego en la Universidad de Bristol y presidente de la Sociedad de Herculano a 'The Guardian'.
Concurso y técnica de lectura
En marzo de 2023 la Universidad de Kentucky puso en marcha junto a colaboradores de Silicon Valley el ‘Vesuvius Challenge’, un concurso con un millón de euros en premios para quien lograra leer el texto de estos papiros, transformados ahora en frágiles cilindros calcinados.
En primer lugar se realizó un escaneo 3D del papiro mediante una tomografía de rayos X, una técnica casi idéntica a la que se realiza en pruebas hospitalarias. Esta método toma cientos de miles de fotografías de rayos X desde diferentes ángulos de rotación. Con esta ingente cantidad de información, el siguiente paso es la segmentación y aplanamiento para encontrar las capas del papiro enrollado en el escaneo previo y "desenrollarlas" en un volumen aplanado. Es decir, este paso consiste en desplegar de forma virtual el rollo de papiro calcinado. Por último, un modelo de aprendizaje automático identifica las zonas con tinta del volumen, para terminar por reconstruir el texto original.
En este sucinto resumen estamos dejando de lado miles de horas de trabajo en los que la inteligencia artificial ha sido crucial tanto para el entrenamiento de los programas de escaneo como a la hora de detectar cada una de las letras. Un trabajo imposible para la vista humana y que ha sido capaz de enfocar cada carácter y distinguirlo de otros elementos como sombras que quedaron estampadas en el documento calcinado.
Los galardonados han sido el egipcio Youssef Nader, el suizo Julian Schilliger y el estadounidense Luke Farritor, de entre 22 y 27 años, que habían trabajado individualemente y que posteriormente unieron sus modelos para crear el equipo que ha conseguido la hazaña.
El resultado ha sido la lectura de 15 columnas de escritura con más de 2.000 letras griegas de un texto que nos habla de los placeres de la vida como la música y la comida, especialmente las alcaparras.
Se sospecha que Filodemo, un filósofo la escuela epicúrea residente de la villa y que trabajó en la biblioteca, fue el autor de este texto. Con un estilo muy retorcido, el autor deja frases como esta: “Como también en el caso de la comida, no creemos inmediatamente que las cosas escasas sean absolutamente más placenteras que las abundantes".
Según los responsables de la investigación, es probable que el texto pertenezca a un tratado de música escrito en cuatro partes, del que conocemos el Libro 4. Víctima de un incendio, enterrado durante 17 siglos y mirado para no ser tocado durante otros 250 años, tras millones de escaneos e imágenes y miles de horas de procesamiento informático, aquel romano del siglo I resucita para recordarnos el placer de la música y la comida.
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