Cultura

80 años de la liberación de París: la batalla que los franceses no pudieron librar solos

Combatientes antifranquistas españoles, soldados coloniales de África, tropas de los ejércitos aliados lucharon mano a mano con la resistencia francesa y los civiles por liberar la capital francesa

Desfile de las tropas aliadas en los Campos Elíseos

Diecinueve de agosto de 1944; culminado con éxito el desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944 y con las cabezas de playa aseguradas tras la Operación Overlord y los desembarcos de Sicilia en el 43 (Operación Husky) y de Provenza en agosto del 44 (Operación Dragón), también consolidados y cercando cada vez más a las tropas de la Wehrmacht en el frente occidental, da comienzo uno de los asedios definitivos para la liberación de Francia, el sitio de París.

Las playas del Día D eran sólo el primer objetivo de la invasión aliada en el norte de Francia. Los siguientes objetivos vitales: Caen y el puerto de Cherburgo, necesarios para que las exhaustas fuerzas americanas y de la Commonwealth recibieran suministros y refuerzos. Tomadas estas dos posiciones claves, las fuerzas aliadas avanzaron sobre la capital francesa.

La batalla por París

Con las tropas norteamericanas cerniéndose sobre París, en el verano de 1944, la Resistencia intensificó su presión sobre las fuerzas de ocupación alemanas. Habiendo preparado la capital días antes con paros, huelgas y el levantamiento de barricadas el día antes de la batalla, Las Fuerzas Francesas del Interior (FFI) organizadas en torno a Henri Rol-Tanguy (de ideología comunista) lanzaron su ofensiva contra las fuerzas de ocupación alemanas en paralelo a los aliados.

Aunque la resistencia francesa viera debilitada a las fuerzas alemanas y anticipara su golpe a la Wehrmacht los combates en calles y bulevares junto a policía parisina no fueron suficientes, fue necesaria la vanguardia estadounidense y de la Francia Libre para decantar la balanza en favor de los aliados.

Las Fuerzas Francesas del Interior se dividían en dos corrientes: la gaullista y la comunista, ambas compitieron por decidir cuál de ellas era la liberadora de París y cómo lo harían. Los nacionalistas trataban de apaciguar los sectores civiles más radicales asegurando la inminente llegada del Ejército de Liberación: a medida que las tropas aliadas derrotaban a las tropas alemanas y las expulsaban de sus posiciones en territorio francés.

Sin embargo, un 18 de agosto, la resistencia comunista anunció la movilización general contra las tropas de ocupación nazis: París sería liberada sin esperar la llegada de los aliados. Lo más pronto que pudieron, los sectores gaullistas respondieron el día siguiente convocando a la resistencia parisina, llamando a una insurrección general, y todo ello sin esperar la aprobación del gobierno provisional de Francia. Tras cuatro años de ocupación alemana, la Ciudad de la Luz se levantó en armas y los trabajadores del transporte urbano declararon huelga, apoyados en todo momento por la policía francesa.

Al mismo tiempo, los partisanos comunistas emplearon tácticas de guerrilla urbana contra la Wehrmacht, atacando en pequeños grupos armados a unidades aisladas. En paralelo a la lucha en las calles de la capital francesa comenzó la ocupación de comisarías, edificios estatales y oficinas gubernamentales, declarando -progresivamente con cada conquista- la liberación de París y poniendo esas infraestructuras al servicio de la Resistencia.

Hombres, mujeres y niños aunaron esfuerzos para construir barricadas improvisadas en las calles y bulevares de París. Sin embargo, la ciudad estaba fuertemente defendida, y según periódicos franceses, los soldados alemanes sumaban aproximadamente 16.000 soldados, 80 carros de combate y 60 piezas de artillería bajo el mando del gobernador y el general, von Choltitz. El cuartel general alemán se ubicó en el Hôtel Meurice, en la calle Rivoli, y aunque von Choltitz había concentrado a sus hombres en la defensa, la Resistencia aprovechó una tregua temporal firmada por el cónsul sueco Raoul Nordling con el alto mando alemán, y tomaron el Ayuntamiento de París.

Para el 22 de agosto la lucha en las calles parisinas se había intensificado y pese al entusiasmo de la Resistencia francesa los soldados alemanes estaban bien pertrechado mientras que las fuerzas civiles apenas tenían armamento con el que luchar. Viendo esta situación, los mandos aliados decidieron entrar en la ciudad, con la 2ª División Blindada, al mando del general Philippe Leclerc, en vanguardia apoyada por la 4ª División de infantería estadounidense.

Los españoles que lucharon contra Hitler

La 9ª compañía, conocida como "La Nueve" era la punta de lanza de la División Leclerc. En ella, españoles exiliados por el régimen franquista luchaban contra el fascismo en Europa y antes en África. El contingente republicano español estaba formado por 160 veteranos de la Guerra Civil Española que desembarcaron en de nuevo en Europa el 1 de agosto de 1944, en las costas de la ya asegurada Normandía.

En la batalla por la capital francesa destacó la 2ª División Blindada de la Francia Libre, al mando del general francés Philippe Leclerc -más conocida como la División Leclerc-. Esta era una fuerza de combate que ganó importancia con la liberación de París por ser la única unidad que operaba bajo bandera francesa, y sobre todo por su composición, ya que en su seno luchaban, en distintas compañías, españoles exiliados y soldados africanos de las colonias francesas.

El 'half-track' Guernica de "La Nueve"Wikipedia

A pesar de las diferencias ideológicas entre los estos combatientes españoles, habiendo todo tipo de perfiles -menos adscritos al régimen de Franco- estos soldados estaban unidos contra el fascismo, siguiendo los pasos de su lucha en España. Los veteranos, mantuvieron la práctica de nombrar los vehículos utilizados por los soldados, aunque ellos se decantaron por poner nombres en recuerdo de su tierra, principalmente las batallas más importantes luchadas en la Guerra Civil: “Brunete”, “Guadalajara”, “Ebro”, “Santander”, “Jarama”, “Guernica” o “Madrid”. El imaginario español no se redujo a estos acontecimientos, también pusieron nombres como: “don Quijote” y “España cañí”.

Un total de treinta y seis combatientes del antiguo ejército de la República de España, junto a cuatro soldados franceses, fueron los primeros en tomar el corazón de la capital del Sena, llegando tras de ellos el resto del grueso de la División de Leclerc y las tropas aliadas. El destacamento blindado de españoles y franceses estaba comandado por el capitán Raymon Dronne, apoyado en el mando por el español Amado Granell, y los 40 soldados llegaron en la noche del 24 de agosto al Hôtel de Ville, el Ayuntamiento de París, siendo los primeros combatientes aliados en abrir fuego contra los soldados de la Wermarcht en el corazón de París.

Victoria aliada

Las tropas alemanas se vieron desbordadas por las divisiones aliadas rodeando París al mismo tiempo que la Resistencia francesa atacaba desde dentro. Por ello, Adolf Hitler, dio nuevas órdenes al gobernador von Choltitz; convertir París en “un campo de ruinas”, si los alemanes no podían tener la Ciudad de la Luz, tampoco la devolverían a las fuerzas aliadas. La nueva exigencia del Führer era destruir todo el patrimonio tanto histórico como cultural de París. Pero aunque las tropas de von Choltitz habían preparado la destrucción de la ciudad, las barricadas de los civiles franceses lograron frenar el descabellado plan del líder alemán.

Después de una semana marcada por huelgas intensas, barricadas y enfrentamientos en las calles, el 25 de agosto de 1944 a mediodía, el Ejército alemán tiraba las armas, y con ello, el general francés Charles de Gaulle, líder principal de la Francia Libre, hacía su entrada triunfal en París. Los soldados alemanes restantes caminaban vencidos hacia su cautiverio con las manos en alto, al mismo tiempo que la población civil -ya liberada- les profería insultos y ataques de todo tipo en venganza por esos cuatro años de invasión y cautiverio.

Placa en homenaje a los soldados españoles de La Nueve en el Ayuntamiento de París

Finalmente, el 26 de agosto -una semana más tarde de que comenzaran los primeros combates- los vehículos de fabricación norteamericana, utilizados por las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial, desfilaban por los Campos Elíseos, encabezados por la 2ª División Blindada del general Philippe Leclerc con el Arco del Triunfo del triunfo. La liberación de París había tenido su coste: 3.000 soldados alemanes, un millar de miembros de la Resistencia, 130 soldados de la División Leclerc y 600 civiles perdieron la vida durante la semana de intensos combates en la ciudad. En este momento, el general Charles de Gaulle pronunció sus famosas palabras: "¡París, París ultrajado! ¡París arrasado! ¡París martirizado! ¡Pero París liberado!" Un París "liberado por sí mismaliberada por su pueblo, con el apoyo de Francia entera", según de Gaulle, pero que sin la intervención aliada o la ayuda norteamericana para formar la 9ª Compañía, la capital francesa no podría haber sido liberada del yugo nazi.

Y en efecto, combatientes antifranquistas, soldados coloniales, tropas de los ejércitos aliados lucharon mano a mano con la resistencia francesa y los civiles por devolver a sus legítimos ciudadanos.

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