Cada año, millones de usuarios esperan con ansias la llegada de su Spotify Wrapped, ese colorido resumen que muestra sus canciones, artistas y géneros favoritos del año. Para muchos, este informe se convierte en una especie de reflexión personal: un análisis del año que se va, como si se tratara de una fotografía sonora de las experiencias vividas. Nos detenemos a revisar qué artista y canción nos acompañaron más, buscando el significado detrás del día en que alcanzamos el récord de minutos de música escuchados. El lanzamiento del Spotify Wrapped marca el primer paso para la autorreflexión, una forma de evaluar lo vivido y comenzar a planear cómo queremos que sea el año venidero.
Sin embargo, lo curioso y fascinante de este fenómeno es que, a pesar de considerarlo algo tan personal e íntimo, está la histeria colectiva de compartirlo. Las redes sociales se llenan de capturas de pantalla que condensan un año entero de emociones: momentos de soledad, alegrías, primeros amores, rupturas y esas noches de euforia. Este recopilatorio musical se convierte en un análisis profundo de lo que fuimos y sentimos, una forma de evaluar nuestra vida a través de la música: es nuestra autobiografía sonora.
Este acto de compartir no sólo responde a un deseo de conexión social, sino a una curiosa forma de introspección colectiva. Analizar lo que otros han escuchado durante el año nos permite interpretar su estado emocional, sus momentos clave, e incluso sus cambios de ánimo. Esta tendencia a examinar el Wrapped de los demás tiene un componente emocional y psicológico, ya que la música es una forma de comunicarse sin palabras, lo que convierte este análisis en una especie de catarsis emocional compartida.
Pero realmente, ¿somos lo que escuchamos?
La banda sonora de nuestra vida
¿Su Spotify Wrapped está dominado por canciones tristes? No se preocupe, no está solo. La música está vinculada con las emociones, y muchas personas encuentran consuelo en la música melancólica durante momentos difíciles. Sin embargo, si su Wrapped está dominado por ritmos de reggaetón, hip hop o música de fiesta, es posible que haya utilizado la música como una forma de escapar del estrés o generar energía positiva en su día a día.
Estudios recientes indican que la música que escuchamos realmente puede reflejar aspectos de nuestra personalidad. Investigadores de instituciones como la Universidad de Cambridge y Spotify han explorado cómo los gustos musicales se alinean con nuestros rasgos emocionales y cognitivos. Por ejemplo, un estudio dirigido por David Greenberg en Cambridge encontró que el estilo cognitivo de una persona, si se inclina más hacia la empatía (sensibilidad hacia las emociones ajenas) o la sistematización (enfoque en patrones y lógica), puede predecir sus preferencias musicales. Las personas con alta empatía suelen disfrutar de géneros emocionales y suaves, mientras que las personas sistematizadoras prefieren música intensa y compleja, como el metal o el jazz de vanguardia.
La música forma parte de nuestra forma de ser, pero no es determinante, como tampoco lo es la ropa que llevas puesta, tu color de ojos o tu película favorita"
Pilar Cuadrado (Musicóloga y soprano)
Sin embargo, esta relación no es tan lineal ni definitiva, ya que los factores sociales, culturales y generacionales también juegan un papel fundamental en la forma en que nos relacionamos con la música. Tal y como explica a Vozpópuli Julio Arce, profesor del departamento de musicología de la Universidad Complutense, “Nosotros escuchamos como individuos, pero generalmente escuchamos como grupo". La música no solo se consume de forma personal, sino que también se convierte en una herramienta de socialización e identificación colectiva. Escuchar música con amigos, compartir listas de reproducción o publicar nuestro Spotify Wrapped en redes sociales responde a esta lógica. De hecho, la música nos permite identificarnos con una forma de ser, de pensar y de estar, conectándonos con otras personas que comparten las mismas referencias culturales o emocionales. Esta idea sugiere que la música no solo refleja nuestra identidad individual, sino también la identidad grupal a la que aspiramos pertenecer.
Otro aspecto importante es la importancia de la música en ciertas etapas de la vida. "Tiene mucha más importancia en algunas etapas que en otras, especialmente durante el paso de la niñez a la adolescencia, y a lo largo de esta última.", explica Arce. La adolescencia es una etapa crítica en la construcción de la identidad, donde las personas buscan definir quiénes son. La música, en este contexto, se convierte en un vehículo de exploración y expresión personal. “La música forma parte de nuestra forma de ser, pero no es determinante, como tampoco lo es la ropa que llevas puesta, tu color de ojos o tu película favorita", indica Pilar Cuadrado, musicóloga y soprano.
Por otro lado, se ha observado que, cuando se le pregunta a alguien qué música lo representa, generalmente se hace referencia a las canciones de su época. Esto se debe a que la música tiene la capacidad de evocar memorias emocionales y de anclar nuestra identidad a ciertos momentos de la vida. Los psicólogos llaman a esto el efecto reminiscencia, que explica por qué las canciones que escuchamos en la adolescencia y la juventud suelen tener un impacto emocional más fuerte en la memoria. Así, la música que nos "define" no siempre es la que escuchamos en la actualidad, sino la que estuvo presente en momentos clave de nuestra historia personal.
Spotify Wrapped: ¿un retrato fiel o un espejismo digital?
Spotify Wrapped se ha convertido en una especie de "retrato emocional del año", una forma de "transmitir lo que ha sido tu año en canciones", como señala la psicóloga Rocío Estébanez. Esta recopilación puede funcionar como una especie de diario musical, donde cada canción se asocia a una emoción, una experiencia o una etapa específica de la vida. "La música muchas veces sirve para poner en palabras lo que estamos sintiendo y no sabemos descifrar" explica la psicóloga, lo que sugiere que, a menudo, las canciones que elegimos están conectadas con nuestro mundo emocional de forma inconsciente.
Sin embargo, no todos están convencidos de la autenticidad de este retrato. ¿Qué papel juegan los algoritmos en la construcción de nuestro Spotify Wrapped? Se sabe que las plataformas de streaming utilizan recomendaciones algorítmicas para sugerir canciones y listas de reproducción. Estas recomendaciones están diseñadas para maximizar el tiempo de escucha, y al hacerlo, pueden influir en nuestras preferencias musicales. De esta forma, los algoritmos no solo nos muestran lo que "nos gusta", sino que también pueden moldear nuestros gustos a través de la exposición constante a ciertos géneros o artistas. Este efecto ha llevado a algunos a preguntarse si somos lo que escuchamos o escuchamos lo que nos dicen que escuchemos. La música que más aparece en Spotify Wrapped no siempre refleja una elección consciente del usuario, sino una mezcla entre elecciones activas y canciones sugeridas por el algoritmo.
En este sentido, el verdadero valor de Spotify Wrapped no reside en su exactitud objetiva, sino en su capacidad para servir como un espejo emocional. Nos invita a reflexionar sobre lo que sentimos, lo que vivimos y, sobre todo, sobre la imagen que queremos proyectar al mundo. Así, la próxima vez que veas tu resumen anual, pregúntate: ¿Soy yo o es el algoritmo? La respuesta, como todo lo relacionado con la identidad, no será sencilla ni única, pero tal vez en esa pregunta reside el verdadero valor de este fenómeno cultural.
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