Un río maldito. Una historia de una desaparición. Una joven de la que nunca más se supo. Según la leyenda, en ocasiones el agua se mete en el cuerpo de algunas mujeres y se las lleva sin dejar rastro. Los mitos siempre han formado parte de la tradición oral de los pueblos como una forma de afrontar la vida, las desgracias y las incógnitas, algo de lo que la cineasta Elena López Riera se hace eco en su debut en el largometraje, El agua, un filme que aúna fantasía y realismo y que juega asimismo con la ficción y el documental.
Tras una sólida trayectoria como cortometrajista, López Riera compitió en la Quincena de Realizadores en la pasada edición del Festival de Cannes con esta película, que se estrena este viernes en los cines españoles y que se convierte en uno de los grandes debuts del año en el cine español, junto a Cinco Lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa. Además, en la línea de películas como Alcarrás, de Carla Simón, o Espíritu sagrado, de Chema García Ibarra, cuenta con unos actores protagonistas no profesionales que, a pesar de ello, engrandecen la trama.
La joven Luna Pamies, que recuerda a una joven y morena Brigitte Bardot -aunque con la mirada más intensa y menos inocente que la actriz francesa- es la verdadera estrella de esta película, en la que da vida a Ana, una adolescente que vive con su madre (interpretada por Bárbara Lennie) y su abuela (Nieve de Medina), únicos actores protagonistas del filme. Todo el pueblo mira con desconfianza y recelo la casa en la que viven estas tres mujeres y, en medio del ambiente que precede a la lluvia, la joven conoce a José (Alberto Olmo) e intenta huir de los fantasmas.
La fantasía que destila esta historia proviene de su propia familia y, en concreto, de su abuela y de las mujeres con las que creció. En ella, se muestra como "el agua da vida, pero también mata", según ha señalado la cineasta en una entrevista concedida a Vozpópuli con motivo del estreno del filme.
La película se desarrolla en un lugar donde "la relación con el agua es tóxica" y existe un "miedo atávico a que el agua arrastre las casas", según señala la directora
"Estas dos capacidades de vida y de muerte están muy ligadas", algo que siempre le ha fascinado. Según explica, esta región se encuentra en un sitio seco donde apenas llueve y, cuando lo hace, el río se desborda, con crecidas e inundaciones. Además, esta región vive de la agricultura, es una zona industrial de cítricos, y por ello "la relación con el agua es tóxica" y existe un "miedo atávico a que el agua arrastre las casas". "La gente prefiere creerse esas cosas que pensar por qué sucede, pero la mitología también está para recoger el sentir popular", opina la directora.
El origen de esta historia está también en el pueblo natal de la directora, el mismo que el de la protagonista: Orihuela (Alicante). En esta localidad, que actualmente cuenta con casi 77.000 habitantes, creció y pasó la mitad de su vida López Riera hasta que empezó la universidad. Sin cines y sin reproductor de vídeo en casa, la cineasta tuvo que contentarse con saciar su hambre cinéfila con los programas que dirigían en la televisión José Luis Garci o Cayetana Guillén Cuervo. Más tarde, se convirtió en una "rata de filmoteca".
'El agua' y el horizonte adolescente
Los protagonistas adolescentes de su película quieren escapar de su aburrimiento, el horizonte de su rutina y de su verano alejado de la costa. "Me veo reflejada en ellos porque he sido una de esas adolescentes, que quería ver mundo, tenía hambre de muchas cosas". Al hacer esta película, la directora se dio cuenta de que algunas cosas no habían cambiado tanto en los más de 20 años de diferencia entre su generación y la de los retratados, porque, "pese a tener un mayor acceso a internet", esta es "una de las generaciones más desesperanzadas".
Hemos dejado un planeta que se está muriendo, una naturaleza que está hecha polvo y una economía muy débil", lamenta López Riera
"Cuando les conocí estaban aún confinados, ni siquiera tenían sueños porque lo próximo era si sacar la mascarilla o no hacerlo. Además, les hemos dejado un mundo de mierda, un planeta que se está muriendo, una naturaleza que está hecha polvo y una economía muy débil. Espero equivocarme, no quería tener esa mirada nostálgica porque son gente brillante y valiente, pero vaya panorama", lamenta la directora.
Preguntada por la maldición que pesa sobre las tres generaciones de mujeres que aparecen en la película, López Riera señala que las dudas en torno al hogar que retrata vienen de su forma de comportarse, tan alejada de mundo masculino. "En realidad lo que se les critica es que son independientes, que no necesitan hombres para sobrevivir. Esa independencia en la mujer se sigue pagando muy caro. Todavía queda mucho por hacer. Una mujer independiente y fuerte siempre es sospechosa y esto ha cambiado un poco", apunta.
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