La cineasta británica Clio Barnard regresa al norte de Inglaterra para contar una historia común, la de un enamoramiento, aunque con unos protagonistas inesperados y con la música como hilo conductor. Ali & Ava, título de su nueva ficción que se estrena este viernes en los cines españoles, es una historia romántica sin ninguna otra intención que mostrar la eclosión de un amor y que, de manera deliberada pero muy sutil, se convierte también en el reflejo de la desigualdad que aún se palpa en el continente europeo.
En el centro de esta historia están Ali (Adeel Akhtar), un dj de procedencia pakistaní, casado aunque separado en secreto y perteneciente a una familia conservadora, y Ava (Claire Rushbrook), una joven abuela y profesora de una escuela infantil, madre además de un hijo skinhead. La coreografía del primer encuentro y todos los actos que se suceden a continuación son de sobra conocidos por el espectador, pero la directora guarda un as en la manga para quienes piensen que conocen de sobra la historia que les quiere contar.
Según ha relatado Barnard en una entrevista a Vozpópuli, Ali & Ava, que participó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, está inspirada en dos personas reales que conoció durante el rodaje de su anterior película, y bebe también de la película Brieg encounter (1945), de David Lean. "Me gusta la contradicción que surge en una historia con un romance y también dosis de realismo social", apunta.
Uno de los logros de la cineasta consiste precisamente en presentar a gente ordinaria, que no destaca por tener una vida profesional de éxito, una personalidad carismática, sino simplemente personas imperfectas de las que en ocasiones se olvida el cine. Del mismo modo, la relación entre ambos parece una mera excusa para abordar las diferencias sociales que se mantienen en Reino Unido.
En este sentido, y preguntada acerca de sus intenciones a la hora de presentar contrastes en Ali & Ava, Barnard ha reconocido que se trata de una película romántica "muy realista" que refleja la verdad de las personas que se enamoran, pero también los "obstáculos, externos e internos" de quienes tienen dificultades para estar juntos, tal y como ha señalado Barnard, convencida de que el cine, "sea explícito o no", siempre es político.
La ironía es que muchos de los skinheads que eran explícitamente racistas entraron en la música jamaicana y el ska", cuenta Barnard
Además de una película de amor y de crítica social, Ali & Ava es también un musical, donde las melodías giran en torno a esta historia romántica. Sin embargo, el contraste entre los gustos musicales de ambos se presenta como un obstáculo insoslayable que finalmente desaparece, en una muestra por atribuir a la música y, en general, al arte, un poder para hermanar y eliminar las diferencias para crear un lugar de encuentro.
"De alguna manera, aunque tienen diferentes gustos musicales, la música les une, y eso, de una manera, les fastidia", señala sobre estos protagonistas, que buscan un punto de encuentro entre el folk de Karen Dalton, el pop electrónico de Sylvan Esso y el punk de los Buzzcocks.
Ali & Ava: el poder de la música
La directora, que nació en Otley, Leeds, al norte de Inglaterra, en 1965, está convencida de que "la música tiene el poder para reunir a la gente" y señala que cuando era joven, en los 80, había "un racismo muy explícito". "The Specials, un grupo que escuchábamos, eran antiracistas y muy buenos a la hora de reunir facciones diferentes, con gustos muy diferentes. La ironía es que muchos de los skinheads que eran explícitamente racistas entraron en la música jamaicana y el ska", cuenta la directora.
El gran reto es que la audiencia tenga la sensación con esta película de lo que significa enamorarse", señala la directora
En Ali & Ava hay una voluntad en no hacer prevalecer las diferencias sociales por encima de la historia de amor, por lo que presentar una narración a priori convencional era un desafío. "El gran reto es que la audiencia tenga la sensación con esta película de lo que significa enamorarse. Es muy difícil recrearlo", ha dicho.
"Cuando Ava canta en el autobús escuchando la música de Ali, por ejemplo, y ella está llena de esos sentimientos que uno tiene cuando se enamora, capturar eso es muy difícil. Ella fue capaz de mostrar ese sentimiento. Hay una escena en la que la ves miedosa sobre el precipicio en el que está. Mostrar esas grandes emociones, tan sinceras, y hacerlo de manera franca es muy difícil", concluye.
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