Es posible que a muchos no les suene el nombre de Alizzz, nombre artístico de Cristian Quirante Catalán, nacido en 1984 en Castelldefels (Barcelona). Si les digo que ha producido a C. Tangana, Rosalía, Aitana, Lola Índigo y Ana Torroja (Mecano) igual comienzan a hacerse una idea de su importancia en el planeta pop. Cristian comenzó dominando el turrón duro: drum & bass, crunk, R&B, afrobeat, trap y dancehall, pero luego destacó por una finísima sensibilidad pop, que le ha convertido en un codiciado alquimista de la radiofórmula. Hoy pertenece a la élite de la música popular en castellano, junto a Rosalía, C. Tangana, Alejandro Sanz, Bad Bunny, Anuel y media docena más de nombres. Quizá a quien más se parezca es a SAnz, por su habilidad para los medios tiempos destempaldos y romámticos, capaces de extraer fuerza de cada flaqueza emocional.
Ahora ha dado un paso adelante con su disco Conducción temeraria, segundo de su carrera en solitario, que le consolida en el Olimpo pop actual. Por mucho que nos suene radicalmente moderno, Alizzz es una 'pureta' de corazón: “Mis referentes a la hora explicar las cosas en una canción son Antonio Vega, Enrique Urquijo, Jota (Los Planetas) y Robe Iniesta, música de cuando yo era adolescente. No sé en qué punto conecto con mi público, pero no hace falta haber vivido los noventa para que te guste la música de entonces. Hay una canción de Rojuu que me suena a Los Planetas y quizá él ni sea consciente de ello, pero le gusta. De todos modos, en mi público veo variedad y las estadísticas dicen que está entre los 25 y los 40”, explicó a El Periódico de Cataluña.
Alizzz sabe que no hay nada peor que la indiferencia del público
¿Por qué ha escogido como título una conducta tipificada en el Código Penal? “Es un símil de como creo que he vivido un poco la vida. No sé si me gusta la velocidad o es mi forma de ser, que me lleva a vibrar muy rápido tanto en lo profesional como en lo personal”, admite. “Lo que quería explicar en este disco son las vivencias que he tenido en el tiempo entre que terminé de grabar el primer álbum hasta ahora. Es una vida frenética, una montaña rusa de historias, tanto en las relaciones personales como respecto a cómo me veo yo mismo. He cultivado el costumbrismo como algo muy de aquí, muy de Cataluña. Por ejemplo no hay nada más bonito que preparar comida a alguien y dejársela en el congelador para que la coma cuando tú no estés. Es una manera de explicar en una letra que estás enamorado de alguien”, revela en una vídeoentrevista con el diario Ara.
Alizzz o barbarie
Ninguna charla con él suena vacía. En una de las más recientes, apunta al agotamiento de la música urbana en español: “Siento que hay un colapso, un bloqueo. Una ida hacia lo genérico. Sobre todo en España y en el mundo latino hemos tenido una explosión de creatividad increíble con todo el pop urbano. Ha sido una de las explosiones culturales más jevis que hemos tenido, pero como todas las tendencias, se satura”, explica en Jenesesaispop. “Veo ahí como un nexo entre la inteligencia artificial y el mundo genérico. Como que se mezcla. Cada vez me interesan menos los fenómenos pop mundiales. No encuentro nada que me parezca interesante. Lo último interesante fue lo de Artemas o la balada de Joji, que fue número uno mundial, a piano. Hay cosas outsiders que se llevan éxito y popularidad. Pero no sé qué va a ser lo próximo genérico formulaico que triunfe”, aclara.
¿Su declaración más polémica? La que hizo recientemente a El Mundo a propósito de Qué pasan nen, su himno de orgullo charnego. “Quería expresar que yo formo parte de la cultura catalana y sabía que había personas que me iban a decir que no, como pasó con Lluís Llach. No quería que la gente pensase que yo soy un artista español. Yo soy un artista catalán. Conozco perfectamente la cultura catalana y, además, soy parte de esas élites que están proponiendo cosas", explica. Esto puede enfadar a cualquiera de los dos bandos en disputa. Alizzz sabe de sobra que lo peor es es la indiferencia del público: "Lo único que me daba miedo era que no generase conversación. (…) Un tema político no lo hace cualquiera. La música pop no se moja en esas cosas", dice.
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