Cultura

Almodóvar se aburre

Lo hizo por aburrimiento. Eso, por absoluto y santísimo tedio. Y nunca mejor dicho. Durante la Semana Santa pasada, el cineasta Pedro Almodóvar decidió fotografiar una serie de objetos. La

Lo hizo por aburrimiento. Eso, por absoluto y santísimo tedio. Y nunca mejor dicho. Durante la Semana Santa pasada, el cineasta Pedro Almodóvar decidió fotografiar una serie de objetos. La mesa de su cocina. Floreros. Los vasos. Las lámparas. Los libros. Su casa entera. Un total de 70 imágenes que se exhiben en la muestra Bodegones de Almodóvar, abierta al público en la Fresh Gallery de Madrid.

"Huyendo del tedio de la última semana santa cogí un vaso de cristal, puse dentro una flor y le hice una foto, y el tedio cedió ante una inesperada emoción. Estaba en mi cocina, admiré la luz que entraba por la ventana y la sólida y oscura carpintería de madera, la textura de la pintura al temple de la pared y el corian blanco de la encimera como si fuera la primera vez que los veía. Paralizado, fascinado. Y la ansiedad que me corroe en esas fechas dio paso a un auténtico frenesí doméstico", narra en el texto que acompaña la muestra.

"Huyendo del tedio de la última semana santa cogí un vaso de cristal, puse dentro una flor y le hice una foto"

Comenzó el cineasta a pensar entonces en Antonio López y los pintores del hiperrealismo madrileño de los años 50. Así que durante meses se dedicó a probar objetos, frutas, floreros sobre la encimera de la cocina. "Una especie de autobiografía a través de bodegones compuestos por los mil objetos con los que convivo, incluyendo algunos cuadros que dialogaban en perfecta sintonía con flores, frutas y verduras”. No usó trípodes. Lo hizo todo con el frenesí del mismo día, asegura.

Algunos de los bodegones exhibidos en La Fresh Gallery.

Abundan las combinaciones geométricas llenas de color en las que es posible identificar el ojo con el que Almodóvar mira en sus películas, sólo que a través de juguetes, libros, lámparas, relojes  y que avanzaron hasta composiciones más elaboradas:  una serie de vasos con flores, kiwis y objetos que él parecía mirar con las fascinación que tendría quien las mira por primera vez.  

Acaso por eso, asegura Almodóvar, todo está "vivo" delante de la cámara, incluyendo  las manchas en la pared o los enchufes que se cuelan en la escena."Me levantaba por la mañana y lo primero que hacía era abrir la ventana para ver qué tipo de luz entraba y desarrollé una relación muy emocionante con las cosas que me rodean", explicó el cineasta.

La muestra de Almodóvar, que permanecerá en la galería madrileña hasta 26 de octubre, destinará su recaudación a la Fundación Mensajeros de la Paz, que estaba representada en la visita guiada por el Padre Ángel García Rodríguez

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