Cultura

'American Graffiti': la noche de verano que cambió la vida de George Lucas

Se cumple medio siglo del estreno del segundo largometraje del cineasta, protagonizado por Harrison Ford e inspirado en su adolescencia

Con el fin de encontrar un encaje en el difícil universo cinematográfico, George Lucas recurrió en su segundo largometraje, American Graffiti (1973), a aquello que mejor conocía: él mismo. Sus orígenes, sus amistades y todo aquello en lo que gastó su tiempo libre en la juventud fue el material que le sirvió para deshacerse de cierta fama de director aburrido con la que se había estrenado en 1971.

THX 1138, título de la distopía protagonizada por Robert Duvall que le sirvió de carta de presentación en el cine, fue un debut demasiado serio en una época que pedía a gritos diversión, aunque más tarde se convirtió en una película de culto e incluso participó en el Festival de Cannes. ¿Qué hay mejor, pues, que los años dorados de la adolescencia, en los que la única preocupación es elegir bien el plan y la compañía?

En la biografía George Lucas. Una vida, una de las más completas del cineasta y que publicó en 2017 en España el sello Reservoir Books, su autor, Brian Jay Jones, repasa los mejores momentos del director de Star Wars, sus obras cumbre y la influencia de su ciudad natal, Modesto, en los primeros pasos en el cine de este "californiano del norte de cuarta generación", según el texto que recoge Vozpópuli.

Lucas, nacido en esta ciudad en 1944, que no llegó hasta los 100.000 habitantes hasta la década de los 80, era apodado por su padre "diablillo escuálido" y aunque no se mostraba habitualmente muy orgulloso de haber crecido en las calles de Modesto, cambió su opinión acerca de sus raíces cuando decidió recurrir a material autobiográfico para esta película, un coming-of-age que se convirtió en un hito y que ha influido en multitud de películas posteriores sobre el despertar de la inocencia.

En 'American Graffiti' narra lo que ocurre tras el último curso de instituto y en la última noche de verano de 1962, en la que un grupo de jóvenes agotan las últimas horas estivales antes de empezar su camino de la edad adulta

En American Graffiti narra lo que ocurre tras el último curso de instituto y en la última noche de verano de 1962, en la que un grupo de jóvenes agotan las últimas horas estivales antes de empezar su camino en la edad adulta. Carreras de coches por las calles de la ciudad, escarceos amorosos, algo de alcohol y mucho rock and roll les servirán para evadirse durante unas horas de las responsabilidades que les esperan cuando amanezca.

Harrison Ford, Richard Dreyfuss, Ron Howard, Charles Martin Smith, Cindy Williams, Mackenzie Phillips o Candy Clark componen un reparto coral que da vida a esta película, un tanto atípica en la incipiente carrera de este licenciado en artes cinematográficas por la Universidad del Sur de California en 1966, que eligió un cortometraje rodado en la carrera como semilla para su primer largo. Sin mucha fortuna en la taquilla, tras estrenar THX 1138 se dio cuenta de que debía recuperar el optimismo, así como un cine comercial y emocionante.

Además, tal y como reconoció más tarde, después de su debut en el largometraje, la prensa y los compañeros de profesión le consideraron un director raro, frío y obsesionado por la ciencia ficción, por lo que tomó aire con una película atípica en su carrera antes de continuar con la saga que más fama y reconocimiento le ha dado en su trayectoria.

Por ello, lograr algo más humano fue para él un desafío y recurrió a lo que mejor conocía y mejor podía contar: su propia historia, la de un adolescente de Modesto obsesionado por los coches que se había pasado algunos años de su vida recorriendo de noche las calles de su ciudad natal. La fascinación por los automóviles, el flirteo, el final del instituto, el despertar, la amistad y los diferentes caminos que estaban a punto de tomar varios amigos, tras lo cual nada iba a ser igual, era un asunto que, a su juicio, no se diferenciaba demasiado de lo que persiguió en su debut, aunque el contexto era radicalmente diferente.

"Nunca tuve novia en el instituto ni nada parecido. Siempre estaba dando vueltas en el coche, recogiendo a chicas y esperando lo mejor"George Lucas, director


"Nunca tuve novia en el instituto ni nada parecido. Siempre estaba dando vueltas en el coche, recogiendo a chicas y esperando lo mejor", recordó un joven George Lucas, que cuando rodó esta película tenía apenas 27 años. Según recoge la biografía de Brian Jay Jones, al cineasta le emocionaban más las carreras que "la pesca en sí", y estaba más interesado en ligar que en lograr salir con alguien.


En su adolescencia, contaba con un Bianchina "trucado", un coche "pequeño, bajo y ligero" que conducía con sus apenas 45 kilos. Aunque acumuló varias multas por exceso de velocidad, las carreras, los paseos nocturnos y la libertad para transitar por las calles de Modesto fueron para él sinónimo de felicidad absoluta, y mucha de toda aquella alegría adolescente queda plasmada en American Graffiti, incluso a pesar -o puede que a causa- del caos en el que se convirtió el rodaje, con alguna que otra fiesta, algo de alcohol en exceso y algún problema con las autoridades de alguno de sus protagonistas.

American Graffiti: Buddy Holly, Beach Boys o Fats Domino

George Lucas ha confesado que cada uno de los personajes que componen esta película coral está basado en algunos de sus amigos, pero al mismo tiempo todos tienen algo de su propia personalidad y de su historia, y para lograr ese grado de verismo era importante que aquellas imágenes también estuvieran acompañadas de la música que escuchaba cuando paseaba en coche por Modesto.

Con esta premisa, el director entregó el guion a un productor que estaba interesado en su proyecto. En él, los cuatro personajes principales tenían asignada una banda sonora concreta. Sin embargo, pagar los derechos de autor por las canciones con las que George Lucas se había encaprichado acaparaba el 10% del presupuesto de la película, que apenas alcanzaba los 750.000 dólares que le ofreció Universal.

Francis Ford Coppola, amigo íntimo de George Lucas, que acababa de estrenar El Padrino, entró como productor y, finalmente, aunque no consiguió la música de Elvis para American Graffiti, sí obtuvo los derechos para 43 canciones en las que se encontraban artistas como los Beach Boys, Buddy Holly, Chuck Berry o Fast Domino, entre muchos otros. Así, consiguió hacer la película adolescente más fascinante de la historia del cine, la más tierna, la más divertida y, ante todo, la más sincera, incluso a pesar de ser recordado por crear la saga más importante del cine de ciencia ficción.

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