Cultura

'Amsterdam': un reparto de ensueño en una película soporífera

Christian Bale, Margot Robbie y John David Washington protagonizan una ambiciosa historia que puede convertirse en el gran batacazo de la taquilla

Christian Bale, Margot Robbie, John David Washington, Anya Taylor-Joy, Andrea Riseborough, Chris Rock, Matthias Schoenaerts, Michael Shannon, Mike Myers, Robert De Niro, Rami Malek o Zoe Saldana. Incluso también la artista pop Taylor Swift, que además acaba de publicar un nuevo disco. En el reparto de la película Amsterdam no falta casi nadie y es uno de los más ambiciosos y potentes que se recuerdan en una producción, con algunos de los actores más "cool" del momento y alguna estrella de cine eterna. Cuando los ingredientes son exquisitos la receta no puede fallar. O sí.

Esta película, dirigida por Dave O. Russell (The fighter, 2010, o La gran estafa americana, 2013), acaba de llegar a las salas de cine españolas, unas semanas después de que lo haya hecho en Estados Unidos, donde ya se anuncia como el gran batacazo de la taquilla, tras haber recaudado apenas 6,5 millones de dólares en su primer fin de semana. De hecho, ya se han hecho cálculos de las pérdidas que sufrirá esta producción de 20th Century Fox -propiedad de Disney- y se estiman en cien millones de dólares, según la prensa americana.

Como carta de presentación, la sinopsis avanza una propuesta bastante atractiva. Amsterdam es una epopeya ambientada a principios de los años 30 con elementos de humor y de suspense que se inspira en hechos reales para confeccionar una ficción que funciona como espejo del presente. En ella, tres amigos, el doctor Burt Berendsen (Christian Bale), el abogado Harold Woodman (John David Washington) y la misteriosa Valerie Voze (Margot Robbie) se ven envueltos en una trama secreta de la historia de Estados Unidos.

El espectador está condenado a perderse algunas de las genialidades de esta película -que también las tiene, para ser honestos-, despistado y preocupado por saber qué narices está ocurriendo en una trama tan barroca, tan compleja sin necesidad ni utilidad. En una historia que a priori podía contarse de una forma más sencilla, no eran necesarios tantos giros y trucos que no hacen sino enmarañar y distraer la atención del visionado.

Una oportunidad desaprovechada, un reparto desperdiciado y, en definitiva, una película que está llamada a ser olvidada antes de que haya terminado

Para esta redactora de Vozpópuli, si bien la sensación de desorientación y velocidad sin frenos se puede parecer por momentos en la espídica La crónica francesa, de Wes Anderson, esta comparación no haría sino engrandecer el trabajo de aquel, consciente de sus actos y artesano en su planteamiento, que al fin y al cabo mantenía una coherencia y un estilo, guste más o menos, y que tras el primer asombro no hace sino crecer en el recuerdo con el tiempo.

El problema en Amsterdam no es, en ningún caso, cierta cursilería, cierto elogio de la amistad que por momentos puede resultar poco creíble, aunque deseable y envidiada, esa fraternidad que uno observa con atención en los pequeños de cuatro años que suben de la mano las escaleras del colegio y que no se separan ni en el parque.

Lo que aquí falla es, precisamente, lo que algunos -muy pocos- han defendido, porque no todo han sido palos para la película de Dave O. Russell. Contar grandes historias y alejarse del denostado algoritmo es para algunos uno de los logros que hay que atribuir a esta película. Sin embargo, tratar de huir de una tendencia que deja a las películas sin alma, como suele decirse, no significa que la historia que uno cuenta la tenga y, si la tiene, en este caso se ha perdido por completo en un intento por impresionar y exagerar.

Lo que en Amsterdam a priori parecía un espectáculo -a juzgar por el trailer- se queda en un artificio vacío, lento y sin chispa. Una oportunidad desaprovechada, un reparto desperdiciado y, en definitiva, una película que está llamada a ser olvidada antes de que haya terminado. Sin embargo, a pesar de todo, uno sentirá cierta pena antes incluso de que aparezcan los títulos de crédito si escucha en la sala algunos ronquidos -algo muy probable-, porque las ganas de que esta historia supere el aprobado son mayores que su capacidad para entretener.

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