Ochenta años después del fin de la Guerra Civil española y veinticinco desde que Andrés Trapiello escribiera Las armas y las letras, este libro resucita una nueva mirada sobre el pasado. Se trata de un clásico, agotado y buscado como libro de culto, y con el que el escritor leonés confeccionó un portento literario: una mirada libre, minuciosa y completa sobre la literatura en una de las contiendas decisivas de la historia del siglo XX. Se publicó en 1994. Más de dos décadas después, Las armas y la letras conserva y refrenda su vigencia.
En sus páginas, Trapiello reabrió la hendidura de lo que parecía prescrito y proscrito, recuperó todo cuanto parecía clausurado y olvidado. Destino saca ahora una edición revisada y ampliada, con nuevo prólogo y nuevos documentos. Pocos escritores como Andrés Trapiello han otorgado tan viva atención a la literatura y la memoria, un espíritu que forma parte de su serie de veintiún volúmenes de diarios El salón de los pasos perdidos o de esa enloquecida y luminosa tarea de ‘traducir’ el Quijote. Así lo hizo en 2015 adaptó el clásico al castellano actual con Don Quijote de la Mancha. Puesto en castellano actual íntegra y fielmente por Andrés Trapiello.
Exhumar, con sentido
Las armas y las letras se alimentó de esa pasión a ratos tipógrafa y arqueológica. Dos caras de una moneda memoriosa, como el Funes de Borges. Para escribir este libro, Trapiello reunió y analizó a cientos de escritores e intelectuales de ambos bandos, un conjunto de hombres y mujeres de los que la guerra civil arrancó lo más noble o lo más triste y abyecto. El célebre y el desconocido, el audaz y el cobarde, el perseguido y el perseguidor, la víctima y el victimario, el olvidado y el recordado. Un libro que, en lugar de envejecer, se repotencia, resuena con fuerza en quien lo lee y lo recorre.
Si Andrés Trapiello es alguien dotado para todas las formas de la palabra, lo es también para ese oficio paciente del que sabe observar y recomponer. Tratado de armas y de letras, pero sobre todo libro que cambió algunos de los prejuicios y lugares comunes. Eso es este ensayo. En Las armas y las letras, Trapiello redescubrió a Manuel Chaves Nogales, uno de los más portentosos y olvidados escritores españoles.
“Durante mucho tiempo a Chaves Nogales sólo era posible encontrarlo en las librerías de viejo. A sangre y fuego lo conseguí en Sevilla, en la librería de Abelardo Linares. Faltaba una semana todavía para entregar Las armas y las letras", ha contado Trapiello de aquellos días."Me subí al AVE y comencé a leer el prólogo excepcional de ese libro. Y fue justo al llegar a Córdoba, en el tren, cuando llamé a Abelardo por teléfono. Me has dado la clave sobre por qué ambos bandos lo han ocultado". En tiempo de Cuelgamuros y exhumaicones interesadas, este libro resuena y de que manera.
Un clásico que aún da qué pensar
"Los documentos son importantes para valorarlos, así que se necesita una cierta distancia para ver su valor. En el momento en que nos alejamos 50 o 60 años somos capaces de verlo. Es a lo que se refiere Walter Benjamin sobre los documentos de barbarie de la cultura: te das cuenta cuando te despegas del momento histórico en el que se han producido. Ese sería un concepto general de la historia, pero es que hay una intrahistoria, que es la nuestra, y en la que cada uno de nosotros va encontrando cosas que pertenecen a nuestra intimidad: el juguete que perdió de niño, el libro en el que estudió, el periódico que leyeron sus padres. Se trata de reconstruir una historia personal, no generacional ni histórica", dijo Trapiello a Vozpópuli, en ocasión de su reciente historia de El Rastro madrileño, también publicada por Destino en 2018.
Tal y como indica en el nuevo prólogo de Las armas y las letras -que se suma a los publicados en las reediciones de 2002 y 2010-, Trapiello redescubre un pasado que no termina de cerrarse y que él no acaba de encontrar, para fortuna de los lectores. "Los estudios sobre la Guerra Civil y la publicación y rescate de textos originales de los protagonistas siguen creciendo, lo que justifican que vuelvan a añadirse aquí hechos, fotografías inéditas y entrecomillados desconocidos y providenciales que abundan en la idea general que sustenta este libro desde su lejana primera edición: muchos escritores e intelectuales, como tantos españoles, se vieron obligados a escoger, y a menudo de manera dramática, entre los dos bandos, entre dos visiones de la historia y de la vida que en muchos casos acabaron siendo delirantes, totalitarias y mesiánicas, con los resultados conocidos por todos".
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