Cultura

25 años de la caída del muro: dos Alemanias, dos antologías y una misma historia

Al otro lado del muro. La RDA en sus escritores, editada por Ibon Zubiaur y publicada por Errata Naturae, y Confluencias. Antología de la mejor narrativa alemana actual, de Alpha Decay, compilada por Cecilia Dreymüller, plantean un recorrido por los autores de la Alemania del Este y la del Oeste.

Con la caída del Muro de Berlín cambió todo. El derrumbe de la pared que durante años dividió Alemania en dos dejó suturas y dos mitades asimétricas: una facción Oriental, la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), concebida como un Estado socialista en el territorio de Alemania ocupado por la URSS, y, otra, la llamada Alemania Occidental, Alemania del Oeste o Alemania Federal, con un gobierno parlamentario y una economía capitalista. La reunificación de ambas, cuyo aniversario se celebra este 2014, atravesó todos y cada uno de los campos de la vida, incluyendo la literatura.

La enorme potencia de narradores de la antigua RDA, junto a la fuerte presencia de autores provenientes de otros ámbitos culturales que reflejan una visión distinta de Alemania, Austria y Suiza, marcaron una narrativa en la que confluían –y todavía confluyen- estéticas y vivencias de la más rica diversidad que salen a la luz en dos antologías: Al otro lado del muro. La RDA en sus escritores, editada por Ibon Zubiaur y publicada por Errata Naturae, y Confluencias. Antología de la mejor narrativa alemana actual, de Alpha Decay, compilada por Cecilia Dreymüller

La primera, Al otro lado del muro, pone en perspectiva de qué forma la literatura se convirtió en un espacio ideal de reflexión en la RDA, un país sin prensa libre ni debate. Privados de otros foros de discusión, millones de ciudadanos con inquietudes escudriñaban las páginas de los libros de ficción para encontrar en ellos reflexiones y denuncias, a la vez que desarrollaban una sensibilidad literaria específica; y como la mayoría de los escritores creía en una literatura comprometida, capaz de influir en los procesos sociales, se generó un caldo de cultivo creativo a la vez que político.

Dos antologías retratan la influencia que ejerció el Muro de Berlín en la producción literaria de la Alemania del Oeste y la del Este

“Los apologistas de la República Democrática Alemana se jactaban de que ésta era el país de la lectura. La fórmula es altiva, pero no infundada: probablemente nunca en la historia reciente, y en ningún país, haya gozado la literatura de un papel tan destacado: no sólo por la prioridad que le otorgaba el régimen y las facilidades que ello conllevaba (abundantes becas y premios, mercado editorial subvencionado, tiradas amplias y precios reducidos, privilegios para acceder a la vivienda o a un visado), sino por la relevancia que le otorgaban los propios lectores”, asegura en su texto introductorio la especialista Ibon Zubiaur –fue directora del Instituto Cervantes de Múnich desde 2008 hasta 2013.

Partiendo de un criterio flexible, todos los autores incluidos se formaron y se dieron a conocer literariamente ya en la RDA, es decir: la práctica totalidad de los textos seleccionados fue escrita tras la construcción del Muro en 1961. Según aclara la propia Ibon Zubiaur, los textos escogidos no son necesariamente los más significativos del periodo, “sino que en su conjunto pueden ofrecer una imagen lo más completa y diferenciada posible del sistema literario y sus protagonistas a lo largo de cuarenta años”.

La selección incluye autores como Stephan Hermlin, Stefan Heym, Erich Loest, Brigitte Reimann, Helmut Sakowski, Franz Fühmann, Erik Neutsch, Hermann Kant, Günter de Bruyn, Irmtraud Morgner, Volker Braun, Wolfgang Hilbig, Hans Joachim Schädlich, Günter Kunert y Jurek Becker.

Completa el díptico Confliuencias, la selección de Cecilia Dreymüller, en cuyas páginas presenta una veintena de textos inéditos de los más significativos representantes de la actual narrativa en lengua alemana, desde la generación cuyo pensamiento dio un impulso decisivo a la literatura universal –Peter Handke, Elfriede Jelinek y Botho Strauss–, pasando por los exploradores de los totalitarismos como Herta Müller, Reinhard Jirgl y Sibylle Lewitscharoff, así como los migrantes integrados Iliya Trojanov y Sherko Fatah, hasta la generación más joven, representada por Melinda Nadj Abonji, Gregor Sander o Xavier Bayer, con su mirada enormemente crítica sobre las sociedades alemana, austriaca y suiza.

 

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