Cultura

Antonio Pérez Henares: "Si es fascista el Cid, aquí es fascista hasta el pintor de Altamira porque era cazador"

El escritor alcarreño narra en 'El Juglar' la historia de tres generaciones que dieron voz y conformaron el 'Cantar del Mío Cid'

Varias generaciones de juglares que entre los siglos XI y XII cantaron y contaron las hazañas y leyendas de Rodrigo Díaz de Vivar terminaron conformando El Cantar del Mio Cid una de las obras más importantes de la lengua en español. El periodista Antonio Pérez Henares hace tiempo que cambió las tertulias por las novelas históricas, y en su última historia El juglar (Harper Collins) lleva al lector a aquellos años en los que la historia del Cid se transmitía oralmente en castillos, iglesias y plazas.

El escritor alcarreño, uno de los mayores conocedores de la provincia de Guadalajara, asegura que las descripciones de aquel o aquellos primeros cronistas de la epopeya cidiana tuvieron que recorrer las tierras que aparecen en los versos. Militante del PCE durante el Franquismo, Pérez Henares abjura de la izquierda actual a la que considera sectaria y revanchista, por romper con la reconciliación de la Transición. También considera un “insulto” que Ernest Urtasun ostente la cartera de Cultura por iniciativas como la de la descolonización de los museos. 

Pregunta: ¿Por qué dedica un libro a los juglares? ¿De dónde surge la idea? 

Respuesta: Pues porque somos de donde somos. Porque soy de donde soy. Porque en mi subconsciente, en mis recuerdos y en mi memoria está el Cid. Yo hago la prueba, empiezo a recitar un romance del siglo XII y hay un montón de gente que lo conoce. Por ejemplo, “el romance de la loba parda”, que es del siglo XII. Es que los juglares, no sólo eran aquella gente que iba por las ferias, los mercados, las villas... También podían llegar incluso a los palacios reales, o a las cortes. Y eso es la piedra angular de la literatura española. De nuestra lengua. Ellos son los que empiezan. Lo que empieza a cantar y luego a escribir como el pueblo, y a versificar aunque no se supiera escribir. Y es el inicio, la piedra angular de lo que es hoy una lengua universal, que habla más de 600 millones de personas. 

P: La historia de la conformación del Cantar, me recuerda a la Ilíada o la Odisea

R: Es que el Cantar del Mío Cid es el equivalente a la Ilíada o la Odisea, pero con esa misma potencia. Y con un héroe quizás a mi juicio muy superior. ¿Por qué? Porque es un héroe muy humano, un guerrero que aparece llorando al comienzo. La historia se convierte en leyenda, y la leyenda se convierte en cantar. Y uno de esos cantares, se convierte en esa obra gigantesca y crucial, inicio de la literatura española.

P: Dice que el cantar triunfa por motivos políticos.

R: El cantar triunfa porque es una obra maravillosa que llega al corazón de la gente y que sigue llegando hoy. Pero además incluye determinados elementos que tienen que ver con la situación que está viviendo Castilla a partir de 1195. En ese año no es que pierda una batalla, es una hecatombe con la derrota de Alarcos. En ese momento, Castilla está abandonada, los almohades la destrozaron, y encima reyes como el de León y Navarra le atacan, solo le apoya Aragón. En ese momento, el Cantar, que ya existía, se conforma, aparece como el gran elemento de propaganda de Castilla. El Cid siempre ha sido utilizado de una manera total y absoluta por la propaganda porque es un personaje fascinante.

P: Fue uno de los mitos del Franquismo.

R: Y de la Segunda República, lo mismo que era Pelayo. Porque, ¿quiénes venían con Franco al principio?, ¿quiénes iban a acabar con los moros? El Cid está presente en los cánticos de los milicianos en el frente de Asturias, en el Himno de Riego se dice “los hijos del Cid”, Machado en un discurso de 1938 identifica a los guerrilleros que defienden la República con los “hijos del Cid”.

P: Ahora el Cid es una figura vinculada esencialmente en la derecha política.

R: Eso será porque a la izquierda no le da la gana leerlo. Es que esta estupidez última de que toda la historia de España parece que tiene que estar vinculada a la derecha porque la izquierda no sólo abjura de ella sino que la insulta a cada paso… Llamar a esto izquierda me parece una osadía. A Antonio Machado o Miguel Hernández no le quemaba nunca la palabra España en la boca, la tenían en el corazón. Pero ahora les molesta hasta la propia palabra, la propia lengua común, la historia. ¿Alguien se puede imaginar el mundo sin el descubrimiento de América, sin explorar el continente, sin cruzar el Pacífico…? Nadie. Cuando se insulta de tal manera nuestra historia a quien estamos insultando es a quien le hicieron y esos no son otros que nuestros abuelos, y yo, personalmente, estoy harto de que insulten a mis abuelos. 

P: Cuando a veces se habla de apropiación de símbolos como la bandera, por parte de la derecha, también hay abandono de los mismos por parte de la izquierda

R: El problema que tienen no es que los personajes o la historia se hagan de derechas, es que hay una parva de gente que está insultando su propia historia sus propios abuelos, nuestra propia cultura, nuestro propio ser y su pertenencia a una nación, a un pueblo, a una lengua y a un pasado. Estamos viviendo una época que no es de revisión histórica, es de cancelación histórica. Si es fascista el Cid, aquí es fascista hasta el pintor de Altamira porque era cazador. Aquí todo es facha. La memoria que quieren hacer es un intento global de borrar la memoria que como pueblo, como cultura y como comunidad tienen. Eso es peligroso, pero creo que no les está saliendo bien. 

P: Como militante del Partido Comunista en el Franquismo, usted no reconoce a la izquierda actual

R: No solo no reconozco, es que escupo sobre ella porque lo que hizo el PCE fue la reconciliación nacional. Porque lo que hizo la izquierda, y de eso me siento orgulloso, fue pactar y llegar a un acuerdo con los compatriotas españoles para avanzar hacia el futuro. Lo que están haciendo ahora es sembrar el odio entre la gente, eso es lo que ha hecho Zapatero, Pablo Iglesias y eso es lo que está haciendo Sánchez. Y encima acusar a los otros de que son los que siembran el odio.
Ahora quieren hacer ver que aquel que no piense como tú, no solo sea un fascista, sino peor, es una sabandija que no merece casi ni el trato de ser humano. Estamos llegando a eso y eso se ha llamado aquí y siempre tiranía y si no lo paramos se llamará dictadura.

Que Urtasun sea ministro de Cultura es un insulto para la Cultura, porque todo lo que está haciendo y diciendo es el sectarismo ideológico brutal
El escritor Antonio Pérez Henares junto a su novela 'El juglar'
Pregunta: En alguna entrevista usted ha criticado la 'Leyenda Negra', pero también decía que no se podía contrarrestar con una 'Leyenda Rosa', ¿cree que ha crecido también en los últimos años?

Respuesta: Sí, de la misma manera que una extrema izquierda ha crecido, por el lado contrario la radicalidad también ha aumentado. Es un hecho que se produce como una reacción, pero efectivamente también está creciendo.

P: Ahora también hay un gran debate en torno a la descolonización, de los museos por ejemplo. ¿Qué opina?

R: El indocumentado que tenemos en Cultura considera que es colonialismo los íberos... Hay cosas que por higiene mental no sigo mucho. Creo que quieren hasta cambiarle el nombre a los cuadros de los museos. Me parece que hay un elemento de la soberbia intelectual del idiota, de aquel que se cree que antes de él que todos eran malvados, zafios y bobos. Que Urtasun sea ministro de Cultura es un insulto para la Cultura, porque todo lo que está haciendo y diciendo es el sectarismo ideológico brutal. Hay mucha gente que va por la vida con anteojeras. 

P: Al mismo tiempo, en pueblos se están prohibiendo obras de teatro y películas por parte de Vox.

R: A mí lo de prohibido prohibir me gustaba. Pero, ¿en qué cabeza cabe quitarle una plaza a Paco Rabal? Mira la historia de Antonio Buero Vallejo que su padre fue fusilado en Paracuellos y a él le condenan desde el bando franquista a muerte. Finalmente le conmutan la pena por la cárcel y cuando sale, durante la dictadura, presenta ‘Historia de una escalera’ y gana el Premio Lope de Vega de teatro. Te estoy hablando de los años cuarenta, ¿hoy pasaría eso? Yo que escribí la biografía de Buero y tuve buena relación con él, me decía: 'Esto no tiene que volver nunca, jamás. Ese odio no puede volver nunca más'.

P: Hasta hace poco, era un fijo un en las tertulias políticas, ¿por qué ya no sale en ninguna de ellas?

R: Yo no me he dejado pastorear nunca. Lo cierto es que no podía aguantar más lo que estaba pasando en televisión, en televisiones que ahora ya se les puede llamar casi de régimen. Llegó un momento en que me producía una tensión enorme cómo se estaban teledirigiendo y haciendo que las tertulias, que se convirtieran simplemente en una máquina de propaganda. Creo que a ciertas tertulias de televisión se ha llevado el instrumento de lo que era la telebasura aplicada a la política, la satanización del adversario. Pero sobre todo hay una cuestión profunda de dignidad personal. Empezó el covid, la gente estaba muriendo como chinches, intenté decirlo en alguna tertulia y se me acusó de manera inmediata de ser un catastrofista, antes de la manifestación feminista del 8-M. Lo siento pero el pueblo español tiene una gran falta de memoria. También me han echado de bastantes sitios, del Cascabel por ejemplo. Es que ser independiente es muy jodido.

P: Hoy si estuviera en alguna de estas tertulias uno de los temas sería la amnistía que el martes entró en vigor

R: Eso no es una amnistía,  la amnistía es lo que se hizo para pasar de la dictadura la democracia. Esto es simplemente una canallada contra el derecho la igualdad. Esto es simplemente el pago de un peaje por seguir gobernando. Es decir al delincuente que no hay problema que delinca, que no pasa nada. 

P: Y el otro gran tema de la semana que le hubiera tocado opinar es el fenómeno Alvise.

R: No es nuevo, yo ya lo he vivido con este tres veces. O no nos acordamos de Ruiz Mateos y Jesús Gil. Honradamente, no pienso perder ni un segundo con ello. Y bueno, creo que la prueba le da cuál es la parva de la que se rodea. Es una manera muy, como te diría, muy ética y muy regeneradora de lo que es el sistema democrático español, irse a correrse una juerga o una discoteca con el pequeño Nicolás. 

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