Cultura

Anuel, la estrella expresidiaria (y eclipsada) del reguetón

Su nuevo disco, Emmanuel, presenta la antítesis cruda de Bad Bunny

Insisto: este año no hay competencia para YHLQMDLG, el disco doble con el que Bad Bunny se ha consagrado como una estrella global, no solo capaz de entregarnos grandes canciones sino también de abrir debates sociales de calado sobre sexualidad, política y narcisismo contemporáneo. Si el conejito malo hubiera descansado en 2020, estaríamos hablando mucho más de Emmanuel, el álbum donde la superestrella latina Anuel da un salto de ambición con veintidós canciones de notable nivel medio, respaldadas por colaboraciones premium, entre ellas la del propio Bad Bunny, el prestigioso veterano Tego Calderón, el Rey Midas hispano Enrique Iglesias, la pareja superventas del artista, Karol G, y otros ases de la pista latina como Ozuna y J. Balvin. Resumiendo: un completo ‘quién es quién’ del reguetoneo contemporáneo, que convierten a este trabajo en un acontecimiento para cualquier seguidor del género. También es una exccitante puerta de entrada para no iniciados en el trap caribeño.

Por motivos no muy claros, Emmanuel Gazmey Santiago (Carolina, Puerto Rico; 26 de noviembre de 1992) ocupa en los medios un lugar por debajo de Maluma, Balvin y Nicky Jam, aunque por encima del pelotón de semiconocidos con los que se relaciona, pongamos Farruko, Cosculluela y Arcángel. No nos equivoquemos: cuando Anuel viene de gira a nuestro país, agota los billetes en el Wizink y el Palau Sant Jordi, pero apenas tiene artículos en prensa. Seguramente tenga que ver con sus letras descarnadas, rebosantes de un machismo afirmativo, que a veces roza lo autopáródico.

Su cuerpo hipermusculado y sus flequillos rectos pueden hacerle proyectar una imagen parecida a la que seguramente escogería Sacha Baron Cohen para hacer una comedia satírica sobre el mundo del perreo. “Y tú jodes con cojones/ voy a hacer lo que me salga de lo cojones, yeah, yeah/ baby tú jodes con cojones”, rima en “Nubes negras”, confirmando su olímpica falta de pleitesía hacia el refinamiento poético. Algo parecido podemos decir de esa portada donde luce el hiperbólico y barroco bling-bling colgado al cuello, incluida una reproducción de su propia cabeza congelada en una mueca grotesca.

El número uno

Algunos datos para situarnos: Anuel fue el artista más escuchado en España durante 2019, por encima de Ozuna y Bad Bunny. Nuestros país cerró en año pasado con tres jóvenes de Puerto Rico en el podio absoluto del pop. Sin duda, Emmanuel es el más macarra del lote, como deja claro su paso por la cárcel. Fue detenido por la policía de su país en abril de 2016, que registró su Honda Accord obteniendo un botín considerable: una Glock modelo 23 calibre 40; una Glock modelo 30 calibre 45; y otra Glock modelo 19 calibre 9 milímetros; nueve cargadores y 152 municiones. Le acompañaban otras dos personas, que salían de la discoteca Tabaco & Ron en Santurce, el barrio más poblado de San Juan, capital de Puerto Rico. Tampoco fue para tanto: portar armas es legal en el estado asociado, aunque esta cantidad servía para presentar cargos. Anuel sigue presumiendo en 2020 de su obsesión por las armas: en al letra de “Antes y después” confiesa que ha bautizado como “Messi” a su rifle preferido.

Triunfó con algunas canciones que grabó a través del teléfono público de la cárcel enviadas al DJ y productor Nelson Díaz

Solo cumplió diez meses de los dos años y medio a los que fue condenado. Lo hizo en plena cima de su fama gracias a un pepinazo llamado “La ocasión”, junto al superventas global Ozuna. También triunfó con algunas canciones que grabó a través del teléfono público de la cárcel enviadas al DJ y productor Nelson Díaz. No eran grabaciones modestas, sino verdaderos rodillos rítmicos en las que luego colaboraban estrellas como Nicky Jam y J. Balvin. “En realidad, me arrestaron por lo que hablo en mis canciones. Por todo lo que yo hablo, de lo que he vivido, de todo lo que se vive en la calle", explicaba en una entrevista con Billboard. A pesar de esto, no estamos ante un pandillero de barrio, sino ante un niño bien de la isla que se educó en colegios privados y creció estudiando piano. Mientras pasaba esa temporada entre rejas, sus veinte millones de seguidores en Instagram se volcaban en la campaña #FreeAnuel; incluso organizaron una manifestación de apoyo a las afueras de la cárcel federal en Guaynabo el 15 de mayo de 2016.

Sexo, lujo y rifles

En realidad, el disco es una obra maestra del trap turbio, de la que resulta casi imposible no contagiarse. Comienza suave con “No llores mujer”, versión de la célebre pieza de Bob Marley adaptada a las vivencias de Anuel y con apoyo de Travis Braker. “Yo recuerdo cuando te besé/ aquella noche fría en Colombia/ todos los hipócritas envidiándome/ nunca querían verme junto a ti”, recita. Es muy sencillo imaginar un mar de treinta mil mecheros al ritmo lento y cálido de este himno. Poco a poco, se van imponiendo ritmos densos y oscuros hasta llegar a “Rifles rusos”, que retrata la mentalidad de una organización narcotraficante a punto de entrar en guerra con cualquiera que se ponga por delante. Las primeras rimas menciona a Pablo Escobar y se alcanza el punto de ebullición con versos como “Aunque me den cautivero, tu muerte va a ser un misterio/ tu cadaver no va a ver cementerio/ 'Tamo puesto' pa'l problem, te matamo' y dejamo' un sobre / con tu carta 'e despedida y de portada tu nombre”, advierte en su apología del narcomacarreo.

El disco también tiene mucho sexo, desde el clásico chulesco “a tu jeva yo si quiero me la como” hasta metáforas más elaboradas como “Ella es mi Lady Gaga y yo su Bradley Cooper/ ella se lo traga y luego me lo escupe”. Esta lujuria pasada de vueltas, marca de la casa, sigue provocando polémica en redes, aunque no demasiado bien argumentadas. Desde hace tiempo, un sector del feminismo confunde rimas crudas y explícitas con menospreciar a las mujeres. De todos modos, Anuel nunca destacó por su diplomacia, por ejemplo este año criticó explícitamente el videoclip de “Yo perreo sola”, donde Bad Bunny defiende el empoderamiento femenino y la cultura queer. “Hijueputa el conejo malo jugando a los transformers”, escribió Anuel en Instagram tras visionar el vídeo. Antes había compartido "En serio, déjenme quieto. Ustedes son raros con cojones, tontos e hipócritas. No puedo irme más en contra de mis ideales por un negocio".  Y también: “No quiero tener amigos en la industria, solo a Daddy Yankee, Nicky Jam, Farruko, Ñengo y Kendo”. Por suerte, los cameos de este nuevo disco indican que hizo las paces con el mundo.

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