Libros ilustrados, livres de peintres, foto-libros, piezas de Mail Art o arte postal, ediciones de bibliofilia, libros-objeto, pop-ups, ediciones de obra gráfica, revistas y catálogos de artista son solo algunas de las piezas que se exhiben hasta el 30 de agosto en la sede de la fundación.
¿A qué se llama un libro de artista? ¿En qué se distingue de un libro ilustrado o de un fotolibro?
Los ejemplares expuestos provienen de los fondos de la colección de la Fundación Juan March y proponen el gesto bibliófilo como un acto estético: la reflexión sobre lo que el libro supone y el punto de partida que este supuso como nuevo campos del diseño y las artes visuales. Recorrerla es pensar. No sólo por la belleza de los libros que se exponen, sino por su tremendo y heterogéneo valor histórico, visual y literario.
Con obras tan dispares entre sí como la monografía de John Franklin Earhart The Color Printer, de 1892, y una reedición de Último Round de Julio Cortázar, la muestra propone un recorrido por casi un centenar de "publicaciones" aparecidas entre 1947 (Du Cubisme de Albert Gleizes y Jean Metzinger) y 2013. A través de ellas, se ofrece un testimonio del libro no sólo como creación y soporte de un contenido textual, sino también como un objeto de voluntad artística.
Pero… ¿qué es un libro de artista?
El sentido literal de la expresión tuvo su origen en publicaciones de principios del siglo XX como Un coup de dés de Stéphane Mallarmé, y también en los experimentos de los futuristas italianos y rusos. Desde entonces, el creador no se limita a ilustrar el libro, sino que lo convierte en una extensión más de la obra creada, incluso en una pieza en sí misma.
Ya lo decía Mallarmé: todo cuanto existe en el mundo debe ir a parar a los libros
“Los libros de artista a partir de los años 60 son el resultado de lo que los artistas hacen con libros, sobre libros, en torno a los libros, para o contra los libros. Es uno de los aspectos más esenciales y centrales del arte del siglo XX, y su importancia se basa en que testimonian un nuevo modo de pensar: el del ambiente rupturista de los años sesenta, con sus ideas de democratización, difusión pública y universal del arte . Son obras de arte que quisieron contravenir el concepto de valor del mercado, orientado a la individualidad original, la pequeña tirada, la obra firmada y sus receptáculos institucionales, la galería y el museo”, plantea Guy Schraenen, quien junto a Johanna Drucker o Anne Moeglin-Delcroix han desarrollado una elaboración teórica del tema.
Ya lo decía Mallarmé: todo cuanto existe en el mundo debe ir a parar a los libros, una concepción que provocó la resurrección en el gesto de creación. El llibro como obra de arte modificó la forma visual de los libros, transformó algunos de ellos en documentos de acciones y performances y otros en objetos autorreferenciales o en espacios de experimentación conceptual, verbal y material: el copiado, las intervenciones, la conversión de un ejemplar en raro acordeón o en colección de grabados.
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