La idea no era hacer un museo más grande, sino uno mejor. La tarea, nada sencilla tratándose de un espacio enrevesado y oscuro, le tocó a Los Antonios. Se trata de Antonio Cruz y Antonio Ortiz, los arquitectos sevillanos que en el año 2001 ganaron el concurso para reformar el Rijksmuseum, Museo Nacional de Ámsterdam, y hasta ahora casa de Rembrandt, uno de los pintores más importantes del Siglo de Oro Holandés.
Después de nueve años de retraso y con un presupuesto de 375 millones de euros, Cruz y Ortiz han conseguido lo que se proponían: simplificar los espacios y dar más luminosidad al edificio; recuperar parte de las ornamentaciones originales -un equipo de artesanos ha trabajado para rescatar las pinturas primigenias de la Galería de Honor- y crear un espacio propicio para exhibir 800 años de historia holandesa.
De vuelta a casa
La ronda nocturna, el cuadro más emblemático del maestro del Siglo de Oro holandés será colgado en la Galería de Honor. Pintado en 1642, el lienzo mide 3,79 metros de largo por 4,54 de alto y pesa 170 kilos.Exhibido en el Rijks desde su creación en 1885, La ronda nocturna ha salido sólo dos veces del museo: en esta ocasión y en 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el cuadro fue escondido para evitar que los nazis lo robaran. Estuvo fuera de la pinacoteca cinco años: en 1942 fue enviado a Maastricht, al sur del país, y guardado a 35 metros bajo tierra. En 1945 regresó a Ámsterdam.
Pese a lo que todo el mundo piensa, el cuadro de Rembrandt se titula en realidad La compañía militar del capitán Frans Banning Cocq y el teniente Willem van Ruytenburg. En él se retrata a una de las milicias cívicas de Ámsterdam mientras patrullan la ciudad. El barniz y la oxidación propia del tiempo oscurecieron de tal modo la tela, que durante años se creyó que era una escena nocturna. De ahí el título popular. Pero tras la restauración del lienzo en 1947 fue posible descubrir que la escena ocurre de día.
Arcabuceros en un centro comercial
Con el objetivo de promocionar la reapertura del Rijksmuseum, las autoridades de la pinacoteca y distintas compañías patrocinadoras, entre ellas ING, organizaron un flashmob para recrear la obra maestra de Rembrandt. El anglicismose utiliza para dar nombre a las intervenciones colectivas en espacios públicos. Consiste en la reunión repentina de un gran grupo de personas con la intención de realizar una acción singular y sorprendente, para luego dispersarse rápidamente.
En el caso de La ronda nocturna se decidió reunir a un grupo de actores en un centro comercial de la capital holandesa. Ante la sorpresa de las personas que compraban y paseaban por el lugar, a modo de representación teatral, los actores recrearon una escena del siglo XVII en el que un grupo de arcabuceros persigue a un ladrón. Éste, a diferencia de lo que pudo haber ocurrido hace 300 años, es delatado por el pitido del sistema anti robo de una tienda. Se pone en marcha así una vistosa persecución que llega a su fin con la composición del lienzo.
El resultado final está contenido en un magnífico vídeo de 1.26, musicalizado con la novena sinfonía de Beethoven y en el cual, si bien hay que pagar la alcabala del patrocinio –el marco de la escena final es publicidad de ING- la obra maestra se celebra a sí misma tras diez años de ausencia del que ha sido su hogar desde hace más de un siglo.
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