Fue uno de los mayores benefactores y mecenas del arte en España. Se trata de José Luis Várez Fisa, quien falleció el pasado domingo, un empresario que realizó importantes donaciones al Museo del Prado así como otras instituciones públicas, entre ellas el Museo Arqueológico Nacional.
Un hombre discreto y celoso de su privacidad, el empresario cursó estudios de Ingeniería Industrial en la Universidad Politécnica de Barcelona y posteriormente se trasladó a Navarra, donde fue nombrado consejero de la sucursal del Banco de España en Pamplona. En la década de 1960 fundó Laminaciones Lesaca, una industria de derivados del acero de la que fue presidente. En la década de 1970, Várez Fiza fue amenazado por ETA. Tras la venta de Lesaca, se afincó en Madrid centrando su actividad en la promoción de desarrollos inmobiliarios y compañías financieras.
Especializado en antigüedades, maestros clásicos y arte español medieval, aunque también moderno y contemporáneo, en 1999 vendió al Estado por 12 millones sus tesoros arqueológicos. También era dueño de una importantísima colección de plata, y entre sus cuadros destaca el bodegón más importante de Zurbarán en España. Sin embargo, una de las cosas que le distinguieron fue la estrecha relación que mantuvo con el Museo del Prado, al que ha ha realizado importantes donaciones, la más reciente de ellas en 2013, cuando cedió a la pinacoteca madrileña un grupo de obras que cubren de los siglos XIII al XV, desde el románico hasta el renacimiento, y a las que se han dedicado una sala con su nombre. Ha sido el único particular a quien se le ha concedido semejante distinción.
Aquella no era la primera vez que Várez Fisa hacía una donación al Prado, institución de la que fue vocal hasta 1992, año enque el propio Várez Fisa renunció a su cargo en protesta por el traslado del Guernica al Museo Reina Sofía. Consideraba que semejante decisión contravenía los deseos de Picasso. La primera donación de Várez Fisa fue en 1970, el año en que se trasladó a vivir desde Guipúzcoa hasta Madrid. Entregó al Museo el Retablo de San Cristóbal, obra de un maestro anónimo castellano de finales del siglo XIV y único ejemplo del gótico lineal que posee el Prado.
La siguiente donación fue en 1988, tras ser vocal del Real Patronato, cuando otorgó al Prado otro San Cristóbal, en este caso firmado por Orazio Borgianni, pintor romano que vino a trabajar a España en dos ocasiones donde contribuyó a difundir el naturalismo de Caravaggio en nuestro país. La relevancia de su colección contrasta con la extrema discreción con la que Varez Fisa trató el tema. Evitaba aparecer en fotos. No concedía entrevistas. Tampoco se presentaba a recoger muchos de los Premios que reconocían su labor como coleccionista, así ocurrió con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2012. Fue a recogerlo su esposa María Milagros, no él.
Reconocido con la imposición de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, Várez Fisa tenía una colección distribuida en cuatro capítulos; el primero es arte español antiguo (fundamentalmente de pintura), desde el Románico a Goya. Se reconoce por ser un gran comprador de arte español en el extranjero, lo que le valió aparecer en la lista de los 200 coleccionistas más influentes que publica Art News. A esa sección sigue su colección de arqueología mediterránea (piezas egipcias, iberas, griegas y romanas) que hoy forman parte de las colecciones del Museo Arqueología Nacional, al que en 1999 vendió 187 piezas egipcias, iberas, griegas y romanas por 12 millones de euros. Los dos capítulos restantes son platería (siglos XV-XVII) y cerámica hispano-musulmana (siglos XV-XVII).
Este lunes, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, manifestó su pesar por la noticia. "La sociedad española pierde hoy a un gran benefactor de las artes. Várez Fisa fue un coleccionista apasionado y emocionado en las distintas manifestaciones de las bellas artes. Un hombre que volcó su entusiasmo, su saber y su instinto en conseguir una de las mejores colecciones de arte”, dijo.
No acudió a su inauguración. Prefirió que el acto lo presidieran los responsables del Museo del Prado. Y eso que era la primera vez que una sala de la pinacoteca era bautizada con el nombre de un particular. Así, la 52A pasó a llamarse Sala Várez Fisa, donde se exhiben cerca de una veintena de obras datadas entre los años 1200 y 1500. Proceden, en su mayoría, de los reinos de Castilla, Aragón, Valencia y Cataluña. La pieza principal es una gigantesca techumbre de madera de pino de 66 metros cuadrados y seis toneladas de peso, adornada con escenas de caza, temas bíblicos, escudos cuartelados de Castilla y León, mujeres y dragones. El artesonado fue construido hacia el año 1400 para el sotocoro de la iglesia de Santa María de Valencia de Don Juan, en León.
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