Cultura

Bad Bunny: el campeón pop del español

El exreponedor puertorriqueño conquistó el planeta pop por tercer año consecutivo, contribuyendo a expandir y renovar nuestro idioma

Benito Ocasio-Martínez es el máximo difusor del español de nuestra era. Antes de su advenimiento, los artistas pop ingleses dominaban las ondas radiofónicas y los espacios digitales, pero su vibrantes mezcla de reguetón, trap y ecos jamaicanos cambiaron el juego por completo. Por tercer año consecutivo, fue el artista más escuchado en las listas globales de Spotify. Su gira americana, por el norte y por el sur, ha sido la más aclamada de la temporada. Como le sobraba tiempo, triunfó también en la pantalla grande con su papel en Bullet Train. Lleva tanto tiempo ganando todo que empieza ya ha aburrirse de no tener competencia y amenaza con una retirada para dedicarse a la lucha libre de la WWF, donde sería leyenda a poco que se aplicase.

Los rockeros viejunos, que siguen mirándole por encima del hombro, siguen sin comprender que Bad Bunny es una mezcla de la sensualidad de Elvis Presley, el pacifismo de John Lennon y la relevancia cultural del Bob Dylan de los años sesenta y setenta (ese que dividía generaciones y describía la brecha que las separaba en “The times are-a-changing", uno de sus primeros grandes himnos) . A Bad Bunny se le caen los clásicos de los bolsillos y para la mayor parte de sus seguidores -y para el sector de los críticos que le adoran- ha entregado su trabajo más completo: el dulce, sexy y fraternal Un verano sin ti.

Por si fuera poco, también ha protagonizado el momento más activista del año, gracias al cortometraje que acompaña su clásico “El apagón”. Se trata de “una canción de resistencia, ya que la frase ‘Puerto Rico está cabrón’ puede ser en el contexto de que está brutal o es lo máximo, pero también puede ser que vivir aquí no está fácil; que las circunstancias que nos pone el mismo gobierno y la calidad de vida están cabronamente difíciles”, explicó Sigfredo Bellaflores, productor ejecutivo del documental, a nuestro colaborador Pablito Wilson.

La prensa, a los pies de Bad Bunny

Uno de los momentos más sublimes del documental es cuando se cita al empresario Federico Stubbe, presidente de la empresa que está construyendo (y bloqueando los accesos a las playas que tendrían que existir de acuerdo con la ley local) en la zona de Dorado. A continuación aparece una tabla que muestra que entre ejecutivos de su empresa han donado más de medio millón de dólares a campañas de políticos de la región. Bad Bunny ya contribuyó a las protestas sociales que forzaron la dimisión del gobernador Roselló en 2021 y ahora es un líder social que critica la gentrificación y la desposesion de los más humildes del Caribe, sin caer en los sermones oenegeros de Sting o Bono.

Bad Bunny recibe ahora todos tipo de reconocimientos por parte de la industria que le ignoró tantos años, incluyendo portadas en Time, Billboard y elogiosas crónicas en Rolling Stone de sus shows en el legendario estadio de los Yankees de Nueva York. El problema es que estas cosas las hacen los medios para prestigiarse ellos, no para dar a conocer a Bad Bunny, que ya es una fuerza mucho más potente que cualquier cabecera cultural de este mundo. Tratémosle con la reverencia que merece: la de los verdaderamente grandes.

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