Diez años después de irrumpir en la escena pop española, la catalana Bad Gyal sigue en todo lo alto, gracias a la pegada de su último álbum, La Joia. Su nombre real es Alba Farelo y se ha convertido en reina del género urbano en España, al menos si admitimos que Rosalía está en categoría más pop que underground. Hablamos de un disco cuajado de estrellas invitadas, entre cantantes y productores, entre los que destacan nombres como Quevedo, Morad, Ñengo Flow, El Guincho, Merca Bae y Young Miko, entre muchos otros. Se trata de un disco donde lo ha dado todo, buscando entrar en la primera división de la música urbana internacional. Después del verano podremos saber si su intento funciona o no.
De momento, llega a Madrid la gira que arrancó el pasado 2 de febrero en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza. En la capital ha llenado dos veces, ambas agotando los billetes, así que parece que este tour 24 Karats (24 quilates) sí puede ser el trampolín que le haga subir varios metros sus estatus. Algunos le reprochan haber incluido demasiadas canciones ya conocidas en el álbum, nada menos que ocho, mientras que otros celebran que la remezcla de “Chulo” con Tokischa y Young Miko sea mucho más potente que el original, algo que han refrendado los internautas con 250 millones de reproducciones en Spotify. Otros reservistas destacan “La que no se mueva”, himno con Tommy Lee Sparta, que es una figura actual del dancehall jamaicano, el vibrante estilo con el que mejor sintoniza Bad Gyal, tan sensual como trepidante.
Además de un artista de éxito, Bad Gyal es un icono de la Generación X. Comenzó destacando por lo atractivo de su imagen y por unas canciones centradas en el buen rollo y el disfrute. Enseguida atrapó al público LGTBI+ y empezó a expandir su influencia. Todos los que han trabajado con ella destacan su enorme profesionalidad y lo claro que tiene el producto que quiere vender. En 2017 hizo su primer Sónar, atrayendo más público del esperado, y en 2023 ya estaba actuando en el mítico Palau Sant Jordi. Alba es hija del actor catalán Eduard Farelo, no una chica de barrio marginal, aunque costó algo de trabajo que su madre asimilase su explícito uso de la sexualidad en escena, típico de las coreografías dancehall. Bad Gyal tiene fans donde uno menos se lo pueda esperar: en 2023 recibió el premio La Vanguardia al “Joven talento internacional” de manos del Rey Felipe y la Reina Letizia.
Dicho esto, la catalana sigue tendiendo sus detractores. Basta leer la pieza que firmó el periodista Javier Losilla tras el concierto inaugural de Zaragoza, bajo el título de “El triunfo de un culo sin autotune”. Cortamos y pegamos un fragmento: “Aclaremos que en sus conciertos no lleva músicos sino música pregrabada (mal menor) y que en no pocas ocasiones la voz viene ya también de serie, lo que le permite cantar encima o dejar de hacerlo según le convenga, pues ya hemos aclarado que su concepto de espectáculo se sitúa muy lejos de lo convencional. El caso es que, al no necesitar cantar de corrido, bien podría dedicar su energía a bailar; culo por aquí, culo por allá, pero bailar (algo que sí hace, por ejemplo, su colega Lola Índigo), mayormente poco. Para eso lleva bailarines y bailarinas que, más que danzar se pasean por el escenario atentos al meneíto de la diva”, denuncia Losilla. Un reciente listado con los cachés de las actuaciones reveló que la cantante cobra 90.000 euros por concierto, más alojamiento y gastos (para que se hagan una idea, más del doble que Camela).
Distancias con el feminismo dominante
En diciembre de 2022, cierta prensa intentó poner a Bad Gyal en el centro de una polémica con Rauw Alejandro, después de un concierto donde ella hizo una aparición especial en un concierto de él en Puerto Rico. Bad Gyal evitó perrear con Rauw Alejandro cuando esté la invitó a hacerlo. “A mí que no me involucre que hay muchas nenas guapas aquí, yo voy a hacer lo que me toca, que es cantar”, replicó. Algunas feministas lo tomaron como una incomodidad frente al acoso, así que Bad Gyal tuvo que salir a desmentirlo en Instagram. “Quiero aclarar que no estoy de acuerdo en cómo se están planteando algunos medios lo que pasó en el choli. Perrear con alguien no me parece nada del otro mundo, pero precisamente quise evitar pegarme demasiado a Rauw porque sé cómo es determinada prensa y determinada gente en redes sociales”, escribe. “Sé que, en el caso de haber perreado con él, siendo una persona pública, se hubieran generado muchos chismes falsos", remató.
Mientras muchas feministas de izquierda consideran el reguetón machista y degradante, Bad Gyal siempre ha defendido su potencia para empedrar a las mujeres. Por ejemplo esto dijo en 2018 en el programa El Bloque. “Me flipa cómo se habla de las mujeres en las letras de reguetón. Lo que yo veo, y después no valoramos, es que se describe a una mujer libre. Se la anima a que se comporte como quiera, aunque alguna de sus canciones están mal vistas en la sociedad. También se habla de que hay muchos tipos de cuerpos bonitos, no solo uno, mientras que quizá en la música pop blanca, no latina, no afroamericana, nos ha hecho quedarnos con un modelo de mujer que es mucho más opresor que el del reguetón, o de cualquier otro estilo”, señalaba en primavera de 2018.
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