Cultura

La banda sonora de Cervantes, 400 años después de su muerte

Cervantinas (ClasicaEs, 2016), un disco que reúne las melodías que distintos compositores españoles han elaborado inspirándose en los textos del escritor del Siglo de Oro.

Cuatro siglos después de su muerte, Miguel de Cervantes todavía resuena y no sólo porque su sus versos se impongan por su vigencia, sino porque su escritura vuelve a los lectores en forma de música. Se trata de Cervantinas (ClasicaEs, 2016), un disco que reúne las melodías que distintos compositores españoles han elaborados inspirándose en los textos del escritor. Todas y cada una de las piezas han sido interpretadas por la soprano Lucía Castelló y el pianista Alejandro Zabala en un disco que se presenta este viernes 2 de diciembre en la Casa de Valencia (Pintor Rosales 58, Madrid).

En el disco se pueden escuchar los ciclos cervantinos de figuras como Antón García Abril (1933), Leonardo Balada (1933), Carlos Palacio (1911-1997) y Matilde Salvador (1918-2007), quienes han realizado composiciones inspirándose en las obras Don Quijote de la Mancha, La Galatea, La elección de los alcaldes de Daganzo, Pedro de Urdemalas, La casa de los celos, El celoso extremeño, Persiles y Sigismunda y Viaje del Parnaso de Miguel de Cervantes.

Cervantinas, un disco que reúne las melodías que distintos compositores españoles han elaborados inspirándose en los textos del escritor.

"Cervantinas es un homenaje a Miguel de Cervantes. En él encontramos bellísimos textos de nuestro escritor más universal musicados por nuestros grandes compositores españoles", explica la cantante, Lucía Castelló, quien intérprete y fundadora ClasicaEs, de un sello creado en Viena en el año 2015 y que tiene como compromiso promover y difundir las piezas de mayor valor del repertorio de música clásica española e incluso han explorado la relación entre música y literatura, tal y como ocurrió con el disco Las canciones de Platero, que ahondó en la obra de Juan Ramón Jiménez para la búsqueda de partituras y la elaboración de un programa.

"Las producciones, es decir, los discos, de ClasicaEs son temáticas, y cubren por ejemplo la integral de un compositor,la relación música y literatura bajo un tema, nuevas interpretaciones de partituras, conmemoraciones a un escritor o a un compositor, como es el caso del nuevo disco de ClasicaEs que saldrá en marzo, dedicado a Antón García Abril", explica la intérprete valenciana.  En este caso, la intención fue reunir las composiciones que la obra cervantina inspiró a otros músicos. La selección es variada y sorprendente, como sugiere el catedrático de literatura española Rogelio Miñana en la presentación del disco. “En un año de especial recuerdo y homenaje para el genio de Alcalá, no se me ocurre mejor  forma de rememorar los personajes cervantinos que a través de su música”, asegura Miñana.

“En un año de especial recuerdo y homenaje para el genio de Alcalá, no se me ocurre mejor forma de rememorar los personajes cervantinos que a través de su música”

"Sorprende la variedad de textos elegidos por nuestros compositores para musicar la obra cervantina - explica Castelló-. Leonardo Balada se decide por coplas y romances cantados por personajes que son músicos ya en la obra cervantina. Estos músicos hace 400 años eran «gitanos» que formaban grupos artísticos con baile, acrobacias…precisamente el texto Madre, la mi madre, de El celoso extremeño, lo «canta» Loaysa un personaje que no es gitano ni músico pero que en ese momento está disfrazado de músico- . Y, como dice Jarrete en «La elección de los Alcaldes de Daganzo», «todo lo que se canta toca historia». Son pues estos romances, coplas o redondillas,  que ya en los textos de Cervantes se «cantan y bailan» textos que se van a hacer famosos y textos que cuentan historias «reales» de la época”.

En el caso de las Cervantinas de Matilde Salvador –grabadas por primera vez en este disco- también hay una decisión por lo popular y burlesco, a la que incorpora un texto en prosa (El papel morisco, de El Quijote) y la obra póstuma Persiles y Sigismunda de 1616 con un texto, Loa a Valencia, que apareció originalmente en el Viaje del Parnaso cervantino de 1614. Se trata, según Lucía Castelló, de un discurso musical muy diferente del de Antón García Abril, cuyas composiciones también se incluyen en este disco, y que “transcribe en música lo que le transmite cada palabra del texto, creando múltiples melodías y sonoridades entre pocos compases que se conectan entre ellas magistralmente, como lo hacen asimismo las palabras cervantinas”.  

Las composiciones de Carlos Palacio (1911-1997) reunidas en este disco incluyen cinco poemas de La Galatea, la primera novela de Cervantes, una obra pastoril dividida en seis libros. De los temas populares y burlescos, pasando por textos menos conocidos del teatro cervantino hasta piezas más conocidas como el Quijote. Cada compositor propone una mirada distinta y fija su interés en una parte distinta de la obra de Miguel de Cervantes. La amplitud y variedad de esa elección coloca en la mesa algunas preguntas: ¿cómo y de qué manera se tejen y complejizan las relaciones entre música y literatura? ¿Cuál es la naturaleza de esa simbiosis? ¿Por qué unos compositores se sintieron iluminados por un texto y no otro? Ante esas pregunta, Lucía Castelló propone ese matiz que separa una emoción de otra y que resulta decisiva al momento de comprender una obra: el tiempo. "Un texto inspira o no inspira. En eso influye también el momento de la vida personal de cada uno de los compositores. Igual, si Carlos Palacio hubiera vivido en España en 1967, y no en Rusia como estaba viviendo por entonces, se hubiera decantado por otros textos cervantinos", comenta.

-No es la primera vez que trabaja usted un proyecto que une literatura y música. ¿De dónde surgió esa inquietud por iluminar esa relación?

-El intérprete tiene una inquietud artística muy concreta que es la de transmitir fielmente lo que el autor ha escrito. Así el cantante tiene dos retos: transmitir las palabras y la música que llevan. En el campo de la  «canción» ambas partes son importantes, por lo que literatura y música están ya relacionadas, yo no he redescubierto esta relación. Lo que ClasicaEs quiere hacer es un trabajo coherente a nivel temático. A Juan Ramón Jiménez se le rinde homenaje en 2014 con el disco Canciones para Platero y el disco contiene canciones basadas en textos que forman parte de los libros poéticos de la llamada «etapa moguereña» del poeta. Ahora bien, conocer al magnífico pianista y maestro Alejandro Zabala ha sido fundamental para que yo me enamore de estos proyectos. Gracias también a él ClasicaEs ha conseguido sus objetivos. Su aportación es muy importante.

- ¿A qué suena Cervantes? ¿Cuál es su musicalidad?

-Cuando leo a Cervantes estoy leyendo la vida con todas sus tonalidades. Su escritura se acerca mucho al sentir y hacer cotidiano. Por tanto, su lectura «suena» a vida. La musicalidad en sus palabras es muy natural, y abarca todas las dinámicas: se «oyen» gritos, susurros, bellos tranquilos momentos, luchas, estruendos, es decir, en el Cervantes musical es comparable a la quinta sinfonía de Beethoven en lo que a dinámicas se refiere. Si Cervantes hubiera sido músico su canto sería el del ruiseñor y la rosa escondido en polifónicos motetes y Tomás Luis de Victoria habría sentido admiración y muchos celos al escuchar sus melodías, seguro mucho más atrevidas y descaradas.

-Que por desear no quede. Estaría bien que se impusiera el endecasílabo sobre el reggaeton, ¿no?

-El reguetón es un género musical bailable…utiliza fórmulas rítmicas muy concretas y se combina con el hip hop o el rap. Yo propongo una fusión:  ¡Los endecasílabos también tienen derecho a poderse combinar para que se puedan bailar!

 

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