Cultura

John Williams, el mayor héroe cinematográfico vivo

A finales de agosto se recibía la noticia de la definitiva recuperación del actor Harrison Ford de la rotura del tobillo producida durante el rodaje del Episodio VII de La Guerra de las Galaxias, con lo que se retomaba la grabación de esta nueva película dirigida por J. J. Abrams, el creador de la serie Perdidos. Pero es que la continuación de la mítica saga es toda una noticia en sí misma.

Con George Lucas ya retirado pero en labores de consultor, y la participación de los inolvidables personajes compuestos por Harrison Ford, Mark Hamill y Carrie Fisher (Han Solo, Luke Skywalker y la princesa Leia), supondrá volver a disfrutar de una de las sagas más soberbias de la historia de la cinematografía, recordada por su longevidad, por sus aventuras, por sus personajes, por su música… Y sí, como no podía ser de otra manera, John Williams volverá a estar a cargo de la banda sonora, como en las seis anteriores entregas y seguramente en las dos siguientes.

Aproximarse a la música de John Williams es hacerlo a unas melodías que ya están indisolublemente unidas al desarrollo de varias generaciones de cinéfilos en cualquier parte del mundo. Si hablamos de las bandas sonoras de Tiburón, La Guerra de las Galaxias, Superman, toda la serie de Indiana Jones, E.T., Parque Jurásico, Harry Potter, estamos hablando de temas recurrentes a la hora de cifrar la historia de la música en el cine, tanto por su importancia en sí mismos como por la capacidad de influir en otros autores.

Coleccionando Oscars como nadie

Pero es que tras una carrera profesional de más de 60 años, las cifras que rodean el mundo de este compositor, director de orquesta y pianista son de quitar el hipo. Ha ganado cinco Oscars (El violinista en el tejado, Tiburón, La Guerra de las Galaxias, E.T. y La lista de Schindler), pero ha sido nominado nada más y nada menos que en 49 ocasiones. Esto hace de él la segunda persona con más nominaciones en la historia del cine, sólo por detrás de un mito congelado como Walt Disney. Sus Globos de Oro, sus Emmys y sus Grammys no hacen otra cosa más que elevar estas cifras hasta el mayor de los asombros.

Este hijo de un percusionista de jazz comenzó él mismo sus estudios de música en Nueva York mientras ganaba un dinero extra actuando como pianista de jazz en clubs de la ciudad y como músico de estudio en diferentes grabaciones, entre ellas alguna junto a Henry Mancini. Ya de vuelta en Los Angeles, comenzó a orquestar bandas sonoras para diversos estudios cinematográficos, y a componer sus propias obras para películas como El Violinista en el Tejado, Terremoto o La aventura del Poseidón.

Pero fue su encuentro con Steven Spielberg el que marcó una época, que supuso un antes y un después para ambos, principalmente con la película Tiburón, que pasaría a ser una obra maestra de la tensión cinematográfica, tanto en imagen como en música. Desde entonces, la única película de Spielberg que no ha contado con la obra musical de John Williams ha sido El Color Púrpura.

A sus 82 años, todo hace pensar que aún tendremos John Williams para un tiempo y para unas cuantas películas, sin olvidar, para los más curiosos, su propia y amplia obra orquestal y de cámara.

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