Cultura

'Beau tiene miedo': un retrato hilarante de la ansiedad que pondrá a prueba tu paciencia

Joaquin Phoenix protagoniza la nueva película de Ari Aster y el estudio A24, que alcanza las tres horas de duración

Nunca la relación de una madre con su hijo dio tanto de sí. Ni más ni menos que 179 minutos en los que da tiempo a llegar a conclusiones radicales y enfrentadas, reflexiones en las antípodas unas de las otras a medida que avanza el filme. Lo mejor y lo peor del terror y de la comedia se dan cita en Beau tiene miedo, la nueva película de Ari Aster, ese director tan admirado en los últimos tiempos, paradigma del bombo publicitario -lo que en términos anglosajones se conoce como "hype"- .

En esta ocasión, claro, ocurre lo mismo que en esa paleta de colores en la que se mezclan todas las tonalidades: el resultado es un triste marrón, como el poso que deja esta película. ¿Por qué entonces está en la boca de todos y uno no dejará de leer anécdotas sobre el rodaje, el presupuesto y el reparto hasta su estreno, este viernes en los cines españoles?

Beau tiene miedo es una de las cintas más caras del cine independiente: ni más ni menos que 35 millones de dólares. Además, también es para muchos una de las mayores desilusiones del año, si se tiene en cuenta el jugoso currículum del director. Ari Aster es conocido especialmente por su luminosa película de terror Midsommar (2019), ese aterrador viaje de una joven a una comuna situada en alguna aldea remota de Suecia, donde la alegría colorida y floral da paso a una pesadilla cegadora. Pero antes llegó Hereditary (2018), considerada una de las mejores películas de terror de los últimos años.

En esta nueva película, Joaquin Phoenix interpreta con soltura a un hombre lleno de inseguridades que sufre una fuerte ansiedad. El viaje que tiene planeado para visitar a su adorada y controladora madre empieza a naufragar y pronto se convierte en una odisea en la que los momentos más hilarantes y surrealistas se mezclan con algunas reflexiones más o menos profundas sobre la vida y con un deslavazado humor negro.

Para esta redactora de Vozpópuli, Beau tiene miedo es irregular y la pregunta no es tanto si se trata de una buena película sino, más bien, si los momentos con cierto brillo merecen la pena ante el resto de tediosa narración de tres horas que inicialmente iban a ser cuatro. El espectador pasará, pues, del amor al odio en cuestión de segundos, eso si no queda sumido en un desconcierto general.

Beau tiene miedo: traumas, culpa y enfermedades mentales

Ari Aster ha manifestado en varias ocasiones que se trata de un proyecto en el que estuvo pensando más de diez años y la describe como una película "colosal" en la que "cada detalle encierra otro detalle". Además, para resumir los 179 minutos de duración, usa una imagen muy esclarecedora: "Si atiborras de antidepresivos a un niño de diez años y lo mandas a hacer la compra, así es esta película". Por su parte, el propio Phoenix ha advertido en la promoción del filme acerca de las consecuencias dañinas de tomar hongos antes de entrar al cine antes de ver esta película.

La ansiedad, los traumas infantiles, la culpa y un sinfín de enfermedades mentales son el motor de un viaje tenebroso por la existencia de este perdedor

Sin duda, la ambición de Ari Aster es hacer algo grandioso, asombroso y espectacular, una película en la que el complejo de Edipo, la ansiedad, los traumas infantiles, la culpa y un sinfín de enfermedades mentales son el motor de un viaje tenebroso por la existencia de este perdedor, asustado de todo, incluso de su propia vida. La película lo tiene todo para llegar a buen puerto, ya que cuenta con la producción y distribución de A24, ese estudio del que ya hemos hablado en alguna ocasión, pero solo consigue una confusión generalizada, porque uno nunca sabe hasta qué punto tomarla en serio o no.

Si bien la ambición no es mala por sí sola, quizás si lo es la libertad creativa total que aparentemente ha tenido el director, que sin embargo ha tenido que adaptar para encajar en el molde final, más corto -menos mal- de lo que prometió. En el deseo por repetir, quizás, el brillo de Todo a la vez en todas partes -que a pesar de todo cuenta con muchos detractores-, Beau tiene miedo, tan arriesgada y extrema, no consigue demasiados elogios ni defensas contundentes, justo lo peor que le puede ocurrir a una apuesta de este calibre. Gustar poco a muchos es malo. Gustar poco a pocos, horrible.

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