Mario Benedetti, autor de 117 libros y uno de los escritores más destacados de la literatura latinoamericana, dedicó su obra poética a una sola mujer: Luz López Alegre, el gran amor de su vida. Se conocieron cuando ella tenía 12 años y él 14 y permanecieron juntos hasta que ella murió, justo tres años antes de que él dejara este mundo. Sus últimos momentos juntos se convirtieron en una paradoja. Ella, que había dejado todo y había hecho lo imposible por vivir con el hombre que la consideró su musa hasta el final de sus días, le olvidó por completo. El hombre que tuvo como misión vital hablar del amor en todas sus formas sufrió cómo el gran amor de su vida dejó de reconocer su cara, sus gestos y su voz.
Su historia, desconocida para muchos, se descubre ante los ojos del espectador en el documental Benedetti: sesenta años con Luz, que se estrena este viernes en los cines, en el que Andrés Varela profundiza tanto en la unión apasionada entre los dos como en la infancia del escritor y su exilio, para dar forma asimismo a una biografía, la de Luz López Alegre, que ha pasado desapercibida por su prudencia.
Según ha señalado Varela en una entrevista a Vozpópuli, su primera motivación fue profundizar en la novela La tregua (1960) y buscar un punto de vista diferente. Sin embargo, en este camino empezó a tener encuentros con parte de la familia de Luz y Mario, en una investigación "muy integral de ambos", y descubrió "una historia de amor increíble".
"Empiezo a ver cómo iban sucediéndose los acontecimientos y cómo terminaron, con Luz padeciendo Alzheimer y planteando ese gran tema: ¿Qué pasa con la memoria cuando el hombre que, para los uruguayos y la escritura latinoamericana, ha tenido como objetivo hablar del amor en todas sus formas, no solo del amor en pareja, sino social, político y del compromiso, se encuentra al final de su vida con que el amor lo olvida para siempre, y pasa un periodo en el que no sabe quién es Mario Benedetti?".
Este hecho centra este documental y dialoga también con otras cintas realizadas en los últimos años que versan sobre este asunto. Sin ir más lejos, La memoria infinita, el documental de la chilena Maite Alberdi que estuvo nominado en la pasada edición de los premios Oscar, en el que aborda los 25 años de amor de una pareja y la llegada del Alzheimer a sus vidas. En este caso, Varela se centra en una vida entregada al amor y la contradicción que supuso la llegada repentina del olvido, cuando una noche Luz abandonó el domicilio de ambos en Madrid y él tuvo que salir a buscarla.
"Eso me impacto muchísimo y me pareció una historia universal en la que el personaje tomaba otra dimensión. Esta historia iba mucho más allá de Mario Benedetti. Fue un descubrimiento, casi accidental, y se fue transformando en esta historia. Descubro en ese momento que tenía grandes temas que tenían que ver con el amor, pero a la vez asociados con la muerte y la memoria. ¿Dónde radica esa circunstancia, el anclaje afectivo entre las personas, y qué es lo que construimos y hacia dónde se dirige?", ha señalado.
Este documental cuenta con voces como las de Serrat, Nacha Guevara, Pablo Milanés, José Mujica. Algunos de ellos hacen referencia a una pareja que actúa con la complicidad que solo se entiende al comienzo de las relaciones, y que ellos demuestran después de llevar más de 40 años juntos. En palabras de Varela, son "muy contemporáneos" no solo en sus códigos, sino en su "complicidad" y "esa relación a distancia", la forma en la que "establecen tiempos muy largos entre ellos, los cuales, más allá de la confianza o no, superan eso dentro del orden de los mortales y va más allá del engaño".
Con esto se refiere el director a la aceptación de que tuvieron tanto Mario como Luz de las "necesidades afectivas, en lo físico y en lo emocional", del otro, que pudieron llevarles a mantener relaciones con otras personas para complementar su propia relación. "Lo importante era que los dos estuvieran bien. No desde la aceptación, sino desde el amor", agrega el director, quien no obstante decidió no abordar este asunto en la película, tanto por respeto a la pareja como para no interrumpir el relato sobre Luz.
"A la hora de estructurar la película había un límite muy frágil: el material que existía sobre Luz no era enorme, entonces había que reconstruirla de alguna manera que fuera mínimamente equilibrada. El otro punto es hasta dónde uno en la narrativa, en el relato, si se traspasan ciertos límites, se están dando a entender cosas o se pone la dirección o el objetivo en algo que no es lo fundamental. Esto que cuento a partir de un análisis intelectual, si lo planteo dentro de la narrativa de la película estoy poniendo en primer plano cosas que no son las fundamentales. Ahí hay una elección de qué contar y cómo", cuenta.
Benedetti y una infancia a la que no volver
Afirma Serrat al final de este documental que Benedetti era un niño "afable, tímido y desencantado" que se convirtió de mayor en un "exiliado perpetuo", algo que puede vincularse a los recuerdos tristes que tenía de su infancia, una etapa difícil en la que le faltó afecto. "Dice al final de una entrevista que la infancia es un lugar al que no quiere volver. Tiene una relación muy jodida con ella. Su madre era una persona muy inculta y su padre era químico farmacéutico y había una relación de poder muy desacomodada entre ellos. El ámbito familiar era de conflicto permanente, en la que su padre dominaba a su madre, y su padre además era una especie de ídolo también", cuenta el director de este documental.
Al mismo tiempo, Benedetti tenía una relación afectiva muy intensa con su madre, que tenía "una moral recalcitrante" y había recibido "una educación muy limitada". "Eso le condiciona enormemente en sus relaciones posteriores, en su relación con Luz, con el amor, y lo convierte en ese ser inseguro que incluso con una vasta carrera, cuando vuelve a Uruguay y las generaciones más jóvenes lo critican mínimamente, eso a él le enferma. Pasó meses encerrado y con una depresión horrible", asegura Varela.
watt
Poeta a guisa de Antonio Gala....