Cultura

Parlamento cerrado, cabeza cortada: así imita Boris Johnson a Carlos I

No es previsible que la triquiñuela de Johnson, termine en guerra civil y que le corten la cabeza, aunque este atropello constitucional puede tener consecuencias catastróficas

El Siglo del Absolutismo llaman los historiadores al XVII, principalmente por su figura dominante, Luis XIV, arquetipo de monarca absoluto, aunque toda Europa seguía el mismo modelo. Pero los ingleses nunca han querido ser europeos, ya se ve, y su Parlamento no tragaba esta forma de gobierno. En 1629, Carlos I resolvió sus repetidos encontronazos con el Parlamento disolviéndolo. Estuvo cerrado hasta 1640, la etapa de la Personal Rule, el Gobierno Personal del rey, aunque los radicales la bautizaron “Tiranía de los Once Años”.

En 1640 Carlos I convocó un nuevo Parlamento, esperando que fuese más acomodaticio. No lo fue, y el rey volvió a cerrarlo al cabo de un mes –el Parlamento Corto-. Lo abrió de nuevo a finales de año, y esta vez se le escapó totalmente de las manos, no pudo clausurarlo cuando quiso y la situación desembocó en la Guerra Civil inglesa. Ocho años después ese Parlamento Largo sentenció a muerte al rey y le cortó la cabeza.

Hay que decir que en realidad Carlos I no implantó ninguna tiranía, su Gobierno Personal y los cierres de las cámaras estaban dentro de lo legal en un estado donde la falta de constitución escrita permitía lo que, políticamente, eran triquiñuelas inadmisibles. Y así siguen los ingleses. Boris Johnson ha convertido las normales vacaciones parlamentarias de unos días antes del discurso de la Corona, en un cierre de cinco semanas que silencia a la oposición en el momento álgido del 'brexit'. ¿Golpe de Estado? No, pero sí “atropello constitucional”, en palabras del presidente de la Cámara de los Comunes.

De momento Boris parece sentirse tan investido de la autoridad divina como Carlos I. Sus biógrafos apuntan que de pequeñito quería ser “el rey del mundo”

No es previsible que la triquiñuela de Johnson, termine en guerra civil y que le corten la cabeza, aunque este atropello constitucional puede tener consecuencias catastróficas. Más cercano en todos los sentidos tiene otro antecedente histórico: al bisabuelo de Johnson, Alí Kemal Bey, ministro turco, lo mataron a palos sus adversarios políticos en 1922. La turba enfurecida que linchó al bisabuelo era de ultranacionalistas, y lo odiaban por cosmopolita. Ahora Johnson ha invertido los papeles, él es el ultranacionalista, y la oposición europeísta ha llamado a la movilización en la calle.

'El rey del mundo'

De momento Boris parece sentirse tan investido de la autoridad divina como Carlos I. Sus biógrafos apuntan que de pequeñito quería ser “el rey del mundo”, pero la suya no es una reacción demencial a los obstáculos de la política, es el fruto de un clasismo de rigidez inconcebible para nosotros, un sistema de castas que en Inglaterra ha convivido con el invento de la democracia parlamentaria que disfruta Occidente. Son contradicciones tan complejas y difíciles de comprender que, vulgarmente, decimos que los ingleses son muy raros.

Pese a sus ínfulas, Alexander Boris de Wewell Johnson no pertenece a la auténtica high class británica, la aristocracia de la sangre o el dinero, pero sus padres, graduados en Oxford, ganaban suficiente para darle la educación de un lord. En la Inglaterra que añora el 'brexit' duro, había una fórmula que daba todas las oportunidades para alcanzar poder y riqueza: estudiar en “las Nueve” y “Oxbridge”. Las Nueve son, dentro del elitista sistema de public schools (los ingleses llaman públicos a los colegios privados), las más exclusivas, independientes por ley del gobierno, la Iglesia y la Corona, nueve repúblicas soberanas dentro del Reino Unido. Y aún hay más clases, el “trío aristocrático”, Eton, Harrow y Westminster. En cuanto a “Oxbridge” se refiere, naturalmente, a las universidades de Oxford y Cambridge.

Boris estudió en Eton y en Oxford, era de los más listos y ha llegado a primer ministro. Tuvo como compañero en ambos centros a David Cameron, que era de los tontos, pero también llegaría a primer ministro, pues ya hemos dicho como abren puertas las Nueve y Oxbridge. Cameron demostró su tontería convocando el referéndum del 'brexit' cuando quería seguir en Europa; veremos en qué para la listeza de Boris Johnson.

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