Cinco años. Un 1 de febrero de 2020, Reino Unido dijo adiós a la Unión Europea tras un referéndum celebrado en 2016 en el que votó a favor del llamado 'Brexit' un 51,9% de la población. Un proceso que ha repercutido en las relaciones económicas y comerciales, en las exportaciones e importaciones o a los pequeños negocios. Además de los aspectos económicos, este divorcio supuso un antes y un después en la historia y, para entenderlo, hay una magnífica película que lo explica de forma magistral.
Votaron más de 33 millones de personas sobre el futuro del territorio, de los que casi 17 millones y medio lo hicieron a favor de la salida de este de la Unión Europea, poco más de 16 lo hicieron en contra. Sin embargo, esa pequeña diferencia sirvió para romper relaciones con los Veintisiete, y ocurrió tras una campaña salvaje, ilegal e inmoral.
El primer filme que se atrevió a hablar de este proceso fue 'Brexit: The Uncivil War', un drama basado en hechos reales, para el que se contó también con entrevistas a personas que estuvieron allí. Desgrana cada detalle de la verdadera historia sobre quién estuvo detrás en las semanas previas al referéndum británico tan solo un mes antes de que el Brexit se materializase en la realidad.
La película de 2019, dirigida por Toby Haynes y titulada en versión original únicamente como 'Brexit', hace un repaso retrospectivo de la historia reciente de Inglaterra para explicar la nueva realidad que vive la sociedad no solo británica. Desde finales de la década de los 40 y un Winston Churchill pidiendo una Europa unida hasta el discurso del ex primer ministro David Cameron en 2016 frente al número 10 de Downing Street en el que prometía un referéndum.
El filme explica de forma concreta el carácter político de las formaciones involucradas en la sociedad inglesa. Por un lado, los europeístas, entre los que destacan a Lucy Thomas, lobista, interpretada por Henrietta Clemett; y Craig Oliver, director de comunicaciones del Gobierno de Cameron, a quien da vida Rory Kinnear.
IMAGEN: Personajes de Nigel Farage y Boris Johnson en la película. HBO
Por otro lado, los euroescépticos y a favor de la salida. Desde los más radicales Nigel Farage, antiguo líder y fundador de UKIP (United Kingdom Independence Party), interpretado por Paul Ryan; y Arron Banks, contribuyente de la formación al que da vida Lee Boardman; hasta Douglas Carswell, único diputado de UKIP (Simon Paisley); Matthew Elliott, lobista político (John Heffernan); o el entonces alcalde de Londres -y posterior 'premier'- Boris Johnson (Richard Goulding).
Cumberbatch, siempre magistral
No obstante, la película gira entorno a Dominic Cummings, interpretado magistralmente -una vez más- por Benedict Cumberbatch. Este, exasesor del entonces ministro Michael Gove, fue quien estuvo a la sombra, quien ideó toda la campaña y quien, posteriormente, tuvo que declarar ante la Justicia por los métodos utilizados.
Esta producción relata la realidad tras algunas campañas. Cómo, mientras unos abogaban por mantenerse fieles a las herramientas empleadas hasta entonces, otros optan por abrirse a las nuevas y ya asentadísimas realidades. Una crítica a la sociedad actual y lo sencillo que resulta manipular y ningunear a la ciudadanía a través de algo que todo el mundo emplea a diario, para todo, Internet.
Demostración de que "los datos son poder"
El creador de Facebook y ahora uno de los fieles seguidores de Donald Trump al frente de la Administración estadounidense, el multimillonario Mark Zuckerberg, ya tuvo que declarar ante la Justicia para explicar cómo se habían utilizado los datos de los usuarios de la red. Entonces, apareció Cambridge Analytica, una consultora muy presente en la campaña posterior del magnate republicano.
En este caso se habla de otra compañía, AggregateIQ, también vinculada al empresario multimillonario Robert Mercer. A través de algoritmos y la creación de un software, se creó la campaña más salvaje conocida hasta el momento, pero todo sin que los británicos fueran conscientes de ello.
La estrategia de Cummings era "matar el pensamiento convencional", y lo logró. Cuando quedaban algo menos de 200 días para el referéndum, el exasesor contactó con el presidente de la empresa canadiense de consultoría política y tecnología, Zack Massingham. Este le abrió los ojos sobre las posibilidades de invadir la privacidad de cada aspecto vital de los ciudadanos. Todo para obtener una base de datos incalculable para condicionar el pensamiento de los votantes.
Mediante herramientas tan simples como responder a una pregunta o jugar a un juego a través de Facebook, se forma una serie de patrones que van alimentando la red con millones de datos. Solo cinco años después, las redes sociales habituales se han multiplicado, con X (antigua Twitter), Threads, Instagram, Bluesky, TruthSocial o TikTok. Espacios infinitos que dan riena suelta a compartir contenidos sin control -aún más ahora que Zuckerberg ha decidido levantar el verificador de infromación para evitar las 'fake news'-.
Una campaña salvaje también tradicional
Pero, además de sumergir al espectador en las estrategias que permitieron introducirse en cada casa y cada cabeza con un 'simple click', la película también narra la parte más tradicional de la campaña. Se utiliza el discurso populista, sobre la preocupación desmesurada de la economía, acerca de cuánto cuesta supuestamente al país pertenecer a la Unión Europea o simples matices y acusaciones sobre la inmigración -prefirieron dejar ese tema a la parte más radical para no mancharse las manos-.
Gracias a una explicación clara y directa y a la magistral forma de interpretar de Cumberbatch a un individuo excéntrico, un genio, la película engancha para llegar hasta el final de una historia que se conoce.
Por ejemplo, irrumpieron de forma directa en las zonas rurales y alejadas de la metrópoli y los focos, pero donde pudieron sembrar el mensaje y recabar millones de votos.
En definitiva, gracias a una explicación clara y directa y a la magistral forma de interpretar de Cumberbatch a un individuo excéntrico, un genio, la película engancha para llegar hasta el final de una historia que se conoce. Cuenta cómo los europeístas se dieron cuenta demasiado tarde de que había habido un goteo continuo de odio y miedo en las últimas décadas, donde incluso ellos habían echado la culpa a Europa cuando les convenía. Algo que ya era imposible revertir.
Lo que queda aún más claro tras ver el filme de Haynes es que, sin ninguna duda, "los datos son poder" y que, a pesar de que Cummings hizo llegar a los votantes cerca de mil millones de anuncios de enfoque selectivo y que el pasado año la Comisión Electoral halló en la campaña de salida una vulneración de la Ley Electoral, lo cierto es que la privacidad de la ciudadanía cada vez está más expuesta y, es que, la realidad siempre, siempre, supera la ficción.
Tráiler de 'Brexit: The Uncivil War'
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