Son las nueve de la mañana en el la capital de México. Camilo Lara nos saluda desde su oficina, levantando un vaso de mezcal. Estamos ante un nombre clave de la música moderna mexicana, por proyectos como Mexrrissey (Morrissey con mariachis), sus producciones poniendo al día el sonido de Los Ángeles Azules o su aportación a Coco (2017), uno de los grandes éxitos de animación de de Pixar.
Su proyecto más emblemático -sin duda- es Instituto Mexicano del Sonido, un ecléctico caleidoscopio musical que solo es posible con una curiosidad enfermiza y una devastadora cultura pop. Lara enseña orgulloso su vasta colección de vinilos y cedés mientras comparte con tristeza que donó el grueso de su archivo a una institución cultural para luego descubrir que habían sido maltratados y tener que recuperarlos. En la multipantalla del encuentro, veinte periodistas de ambos lados del Atlántico para hablar de Distrito Federal (2021), un cariñoso y colorista mapa sonoro de su ciudad.
El disco tiene todo lo que puede esperar un fan de IMS o puede deslumbrar a alguien que se anime a descubrirlo. Lara habla del directo y la idea que manejaba no podía ser más ambiciosa, ni más irrealizable en tiempos de pandemia: “Pensé en hacer una gira con un orquesta de danzón, que es un estilo de aquí donde son como de cuarenta y cinco músicos por grupo. Quería combinar eso con veinte teclados moog, para ofrecer un contraste de sonidos. Me siento muy afortunado porque mientras mis padres vivieron una vida totalmente estable, a mí me ha tocado el cambio de lo analógico a lo digital, que considero un hito histórico. Utilicé la primera generación de microondas y una las primera direcciones de mail”, celebra.
Ricos de California
De manera sorprendente, Lara cuenta que el disco fue grabado en San Francisco, con un productor más pendiente de las delicias culinarias de la ciudad que de atender a las canciones. Lara se distrajo durante su estancia con un juego mental que se llamaba “Band Of Horses, homeless o IT”. Así lo explica: “En San Francisco, casi todo el mundo es rico y abundan los hombres con barba. Cada vez que me aburría miraba a alguno he intentaba adivinar si era un sin techo, un ejecutivo de nuevas tecnologías o el miembro de una banda de rock hípster”, recuerda.
En todo caso, su disco es cien por cien mexicano, como demuestran los ideogramas de la portada, obra del artista Eugenio Mata, que representan diferentes emblemas de la ciudad, desde los sonideros donde atruena cumbia hasta el culto al Dios dinero, pasando por las tiendas Oxxo, equivalentes a nuestros ‘chinos’ de barrio. “Se han multiplicado tanto que creo que en 2030 habrá más tiendas Oxxo que mexicanos”, dice con media sonrisa.
"Estoy obsesionado con Thatcher porque pienso que ella fue responsable de muchos de los problemas que sufrimos hoy en el mundo", confiesa
Más sobre el álbum: hay una versión de "The lunatics are taking over the asylum" (Fun Boy Three), proyecto paralelo de The Specials, donde arremeten contra Margaret Thatcher. “Lo sé, estoy obsesionado con Thatcher porque pienso que ella fue responsable de muchos de los problemas que sufrimos hoy en el mundo, que se ha convertido en un lugar horrible. Cuando grabé la canción pensé que era perfecta para la era Trump, pero por suerte pasó”, resalta.
Vibraciones positivas
Lara recuerda con cariño su grabación con la leyenda jamaicana Toots Thibert, que le enseñó que es mucho más reconfortante cantar sobre cosas positivas de la vida que sobre aspectos negativos. Hibbert falleció el pasado mes de septiembre, pero le inspiró para centrarse en los aspectos luminosos de un país tan extremo como México. Otra de las sorpresas del álbum es escuchar a Graham Coxon (Blur) poniendo guitarras en casi todas las canciones e incluso la voz a uno de los temas.
¿Últimas colaboraciones? Los raperos Run The Jewels, el icono reggae argentino Fidel Nadal o la banda sonora de Narcos
El ambiente de la charla tiene ratos sombríos. Lara iba a actuar en España el pasado mes de septiembre, en la primera edición del Vive Latino de Zaragoza, un festival que no se celebró y que tampoco tiene pinta de celebrarse en 2021. El artista mexicano opina que la sequía de conciertos va para largo y confiesa que no le seduce en absoluto presentar el disco en Internet. “Todavía no he visto ningún artista capaz de presentar un streaming que me contagie las ganas de hacerlo a mí”, lamenta.
En estos tiempos revueltos, un ejecutivo discográfico presente en el encuentro bromea -o medio bromea- con que la mejor apuesta musical para ingresar dinero sería convencer a Miguel Bosé, Enrique Bunbury y León Larregui de Zoé para que montaran un grupo llamado Los Negacionistas, cuyos vídeos fueran siempre rodados en calles atestadas y sin mascarilla. ¿Quién podría resistirse a ese espectáculo?
Pasa un ahora de charla y toca despedirse. Todo el mundo quiere saber qué nuevos proyectos se trae entre manos el hiperactivo Lara. Sus últimas colaboraciones tiene que ver con nombres pujantes o de culto como los raperos Run The Jewels, el icono reggae argentino Fidel Nadal, contribuir a la banda sonora de Narcos -hace toda la música incidental- o trabajar con artistas mexicanos como Cuco y Santa Fe Klan. Desmiente que Disney esté preparando una secuela de Coco y adelanta que trabaja una remezcla para “el grupo más grande del mundo”, aunque se niega a revelar el nombre. En esta época de máxima incertidumbre, lo único seguro es que Camilo Lara siempre andará ocupado en proyectos cool, signifique lo que signifique esa palabra con el paso de los años.
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