En el veterano Festival de Cannes se ha colado un invitado demasiado moderno. Cuando el pasado mes de abril, durante la presentación de la sección oficial de la 70 edición, el delegado general de la gala, Thierry Frémaux, anunciaba la participación de dos películas producidas por Netflix que no serán exhibidas en cines y llamaba a convertir el festival "en un laboratorio" nadie intuía que sus palabras se perderían con el primer soplo de viento de la Costa Azul tan solo un mes más tarde.
La decisión provocó tal rechazo entre los miembros de la Federación de Cines de Francia que, ya el 10 de mayo, los organizadores se vieron obligados a emitir un comunicado reconociendo que eran conscientes de la inquietud suscitada por la ausencia de salida de Okja y The Meyerowitz Stories, las películas en cuestión, en las salas del país. Un escrito en el que aseguraban que habían pedido a Netflix aceptar su estreno en los cines galos, pero "ningún acuerdo fue alcanzado".
Pese a la negativa estadounidense, el boletín del festival calificó de "rumor" las informaciones que circulaban desde hace días sobre la posible exclusión de la selección oficial de ambas cintas, pero sí tomaron la decisión de que será una excepción, ya que, a partir de 2018, "cualquier película que desee competir en Cannes deberá previamente comprometerse a ser distribuida en las salas de cine francesas".
Problemas "técnicos"
Una decisión salomónica que no ha hecho más que alimentar las ganas de poner coto a la compañía de contenido en streaming por parte de la industria cinematográfica gala. Y ya ha caído la primera víctima. La proyección de Okja en la enorme pantalla del Gran Teatro de Lumière este viernes, la película del coreano Bong Joon-Ho producida por Netflix, fue recibida con abucheos y problemas técnicos que obligaron a interrumpir la exhibición durante unos 10 minutos.
La proyección no estaba ajustada al tamaño de la pantalla y se cortaba la parte superior e inferior de la imagen, un problema que era mucho más evidente desde la parte superior de la sala. El incidente no tardó en suscitar rumores sobre un posible boicoteo, así que la dirección del festival, de nuevo, se apresuró entonces a enviar un comunicado en el que aseguraba que el problema era exclusivamente de carácter técnico.
"Un incidente técnico ha empañado el inicio de la proyección de Okja", que se ha parado "durante unos minutos", tras lo cual la sesión se ha retomado normalmente, explica la nota. "Se trata de un incidente debido únicamente a los servicios técnicos del festival, que ofrece sus excusas al realizador y a sus equipos, a los productores y a los espectadores de la sesión", afirma el breve comunicado de Cannes.
Bong Jon Ho
Una explicación aceptada por Bong Jon Ho en la rueda de prensa posterior, que restó importancia al problema y afirmó sonriente: "Estoy encantado de que se haya visto el comienzo de mi película dos veces". El director surcoreano está sorteando con simpatía cada obstáculo en torno a su filme. Al fin y al cabo, gracias a la polémica, las menciones a su cinta en los medios de comunicación de todo el mundo superan a las de cualquier otra obra que compita por la Palma de Oro.
Tampoco pudo con su estado anímico Pedro Almodóvar que, en su estreno como presidente del jurado de la competición oficial del Festival de Cannes y empujado por sus colegas galos, calificó de "una enorme paradoja" la posibilidad de que una película que no pueda ser vista en una gran pantalla se lleve la Palma de Oro. "Para mí, la solución es simple. Las nuevas plataformas deben asumir y aceptar las reglas del juego ya existente, lo que implica respetar las actuales ventanas de los distintos formatos de exhibición así como las obligaciones de inversión que actualmente rigen en Europa", defendió el director manchego.
El ganador del premio a mejor director en ese mismo festival por Todo sobre mi madre (1999) y de mejor guion por Volver (2006), aseguró que las plataformas digitales "son una nueva forma de ofrecer contenidos de pago, lo que en principio es bueno y enriquecedor", pero añadió que esta alternativa "no debe alterar los hábitos de los espectadores y creo que ese es el debate ahora mismo".
Nuevas tecnologías
"Creo firmemente que, al menos la primera vez que uno ve una película, la pantalla no debe ser parte de nuestro mobiliario, nosotros debemos ser diminutos para poder sentirnos dentro de esas imágenes y arrastrados por esa historia", añadió. Aunque aclaró que su postura no significa "que no respete y celebre todas las novedades que las nuevas tecnologías nos proporcionan.
Estoy absolutamente a favor de ello, pero me da la impresión de que mientras siga vivo defenderé algo que muchos jóvenes ahora no conocen y que es la capacidad de hipnosis que tiene una gran pantalla frente al espectador".
Sin embargo, para el cineasta asiático, que se declara "gran admirador" de Almodóvar, solo el hecho de que el español vea la película ya es suficiente. "Solo puedo decir que estoy muy contento de que vea la película [...] Pase lo que pase, el hecho de que la vea y hable de ella, ya me hace sentir muy honrado", afirmó. Y destacó además la "total libertad" que le ha dado Netflix a la hora de realizar este proyecto.
"Confiaron totalmente en el director y me dieron libertad absoluta tanto en el rodaje como en el montaje. Fue una experiencia genial. No hubo ninguna interferencia por su parte. Me apoyaron en todo", reconoció. A favor o en contra de que las películas que compitan tengan que ser estrenadas en la gran pantalla, lo que está claro es que la suya ha inaugurado una nueva era.
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