“Las corrientes pesimistas más o menos radicales siguen forzosamente activas en un mundo que despertó del sueño dogmático de lo absoluto para encontrarse en una sociedad del espectáculo, de la apariencia, que tiende en sus peores manifestaciones a trivializar toda la existencia y a confundir la urgencia del placer o la sed de diversión con la realización personal”, en 2009, Carmen Iglesias, describía así el pesimismo que 15 años más tarde sigue protagonizando muchos de los análisis políticos actuales. Esa falsa idea de vivir en los peores y más crispados momentos de la historia aparece desmenuzada en El carácter es el destino (La Esfera de los Libros), un compendio de artículos de la historiadora en el que se analizan fenómenos como el auge del nacionalismo, el terrorismo, los problemas en la Educación o la conquista del espacio público por parte de las mujeres. Profesora de Historia de Felipe VI cuando era príncipe, Iglesias fue la primera mujer en presidir la Academia de la Historia y una de las primeras en acceder a la RAE. La historiadora atiende a Vozpópuli desde su despacho en la Academia de la Historia en el centro de Madrid y da su punto de vista sobre asuntos de actualidad como la descolonización de los museos.
Respuesta: Ha sido importante en conjunto todo lo que hemos llamado Transición. Un éxito. Lo que pasa es que a partir de ahí ha habido un desgaste, una dejadez política de no poner las cosas al día. Creo que el reinado de Juan Carlos I ha dado 40 años de tranquilidad, el Rey renunció a todo. El paso del Franquismo a la Democracia, que además acabó con penas de muerte, no era facil... La dictadura en el tardofranquismo seguía siendo agobiante para la oposición al régimen y también la sociedad, era muy mojigata. Todo eso cambió. Con respecto a los casos en los últimos años del rey Juan Carlos, yo creo que en la historia será una nota a pie de página.
R: Porque tenemos una historia común y hay que explicarla. Luego, las autonomías pueden estudiar su espacio, su tiempo, de distinta manera, pero tiene que haber un tronco común. Igual que con la lengua.
R: Es evidente que hay una cierta polarización. Lo que pasa es que en la historia no se sabe lo que ha sido realmente crítico hasta que ha pasado, cuando puedes juzgar. En los últimos 40 años se han ido gestando cosas que ahora sufrimos, por no hacer reformas que son necesarias para evitar el deterioro de las cosas.
R: El nacionalismo está lleno de emoción, porque para empezar, los nacionalismos acaban pensando que ellos son superiores a los otros. Hay en el fondo un racismo biologicista que no pueden evitar. Recuerdo que hace unos años hicimos una exposición de Carlos III, y la hicimos aquí en Madrid, en el Palacio Velázquez, y luego la llevé a Barcelona, y allí fue un éxito. Estaba entonces Jordi Pujol, que al menos podías hablar con él y no era gente como las de ahora, mucho más cerrada.
R: Bueno, habrá grupos de nacionalismo español, pero no les hemos visto. No organizan procesos ni nada de eso. O sea, el sentirte parte de un grupo está bien, lo malo es pensar que ese grupo es superior. Yo creo mucho en la declaración de derechos, de que todos los seres humanos tenemos los mismos derechos inalienables: Libres e iguales.
R: Es un regalo que hizo un gobierno. No sé, que hagan lo que quieran… Pero vamos, lo que está claro es que eso no es descolonizar, porque nosotros no colonizamos nunca. Yo siempre decía en las clases de la universidad que no sabemos quiénes somos si no conocemos América. Ingleses y franceses siempre se asentaban en la costa, porque era el sitio de mercadeo, y además si había que salir corriendo, pues se salía. Los españoles llevaron a América lo que tenían: la lengua, la religión, las costumbres, las leyes… fundaron ciudades en el interior. La singularidad de España, es el mestizaje. Desde el principio los Reyes Católicos protegieron y fomentaron los matrimonios con los indígenas. En el Museo de América lo más valioso son cosas que se han regalado, son donaciones, no ha habido nunca un expolio por parte de la Monarquía Hispánica. Había un tanto por ciento de la plata que era para la Corona, que después se gastaba en otros sitios. Pero saquear, saquear, como saquearon por ejemplo los franceses y los ingleses, incluso aquí en España cuando la invasión napoleónica, eso no lo hizo España.
R: No lo hay, ni tampoco medio Egipto que se llevó Napoleón… Que se dieran abusos por parte de particulares, eso es seguro. Y para contenerlos estaban los Juicios de Residencia y toda una serie de mecanismos de control.
Tenemos una historia común y hay que explicarla. Luego, las autonomías pueden estudiar su espacio, su tiempo, de distinta manera, pero tiene que haber un tronco común. Igual que con la lengua.Pregunta: Algunos historiadores y analistas consideran que el auge de la temática en contra de la Leyenda negra, es parte de lo que hemos mencionado antes, del auge del nacionalismo español, justo en el momento del proceso independentista de Cataluña, ¿lo ve usted así?, ¿por qué el fenómeno de los libros, documentales, en contra de la leyenda negra, ha tenido tanto éxito?
Respuesta:
Bueno, es que los españoles nunca han intentado defenderse. A mí lo que siempre me ha preocupado es como los españoles, en distintas épocas, han asumido que se había hecho todo mal en el pasado.
Mantengo una hipótesis, que no he tenido nunca tiempo de meterme de verdad en ella, pero la falta de autoestima de los españoles. Creo que puede tener una raíz religiosa, la idea de que ‘Dios nos ha abandonado’. Los arbitristas del siglo XVII, hablan ya de la decadencia, lo que es totalmente exagerado en ese momento.
R:
No quiero hablar de política. Sí que digo en el libro que no hay que remover lo que nos ha dividido para volver a dividirnos. ¿Hasta qué punto puedes estar diciendo esto hay que vengarlo, esto hay que ponerlo en su sitio? En algún momento hay que hacer como lo que hacían los griegos, colgar las armas en la frontera de una y otra polis y dejarlas ahí para que el tiempo las deshaga y "echar al olvido" el resentimiento, pero manteniendo el recuerdo para no repetir los errores. Esa idea de que no puedes estar constantemente volviendo al pasado.
R: Por lo menos en mi medio, en la universidad, desde luego, nadie conocíamos el Valle de los Caídos, no íbamos. Era una dictadura, pero yo dudo que haya que martillar o derribar el edificio, quizá mejor dejarlo como recuerdo de lo que fue la historia, y que sirva de ejemplo de lo de lo que nos ha pasado. Porque esa guerra civil podía haber sido evitada, y fue una catástrofe.
P: Usted ha sido pionera en muchas cosas, su currículum está lleno de “la primera mujer en…” Dedica un capítulo entero con varios textos al papel de la mujer en el espacio público, dice que ha sufrido el machismo durante su carreraR: El machismo estaba presente a veces de una manera muy burda por personas que no te lo puedes imaginar, un científico por ejemplo. Una vez estábamos en un consejo asesor de un determinado organismo cinco personas, yo era la única mujer y un hombre dijo una cosa, interrumpiéndome, que soy incapaz de volverlo a contar… Me puse de pie y dije: ‘eso no se lo consiento’ y salí. Se disolvió todo, y salió corriendo detrás de mí para pedir disculpas. Le dije que las disculpas se hacen delante de todos.
P: ¿Actualmente percibe machismo en su entorno?R: Generalmente a estas alturas de la vida ya no, porque además ya las mujeres estamos en todas partes. Cuando yo empecé en la universidad éramos pocas chicas, y muchas pensaban que había que hacer una carrera para tener un buen novio. Te estoy hablando de la segunda mitad de los 60.
P: ¿Es el feminismo la gran revolución de estos primeros años del siglo XXI?R: Yo siempre dije que el siglo XXI sería de las mujeres. Supongo que les ha pasado a muchísimas mujeres, igual que a mí, que llega un momento que ya el machismo, un gesto machista, mientras no te agrede directamente, no lo haces ni caso. Simplemente te fortaleces por dentro, eso, y el huir de todo lo tóxico lo he tenido muy en cuenta.
P: Al mismo tiempo de esta oleada feminista ha calado mucho también el discurso antifeminista ¿Por qué cree que pasa?R: Yo viví un feminismo, primero defensivo, en el sentido de que de alguna manera exigía ese fortalecimiento por dentro. Luego también éramos bastante cercanas, yo tuve muchas amigas estupendas, que en la segunda mitad de los 60 era difícil. A lo largo del tiempo van cambiando las cosas poco a poco y ahora efectivamente hay un feminismo más protagonista. A veces, asuntos como el de la cancelación, creo que es un peligro porque ahí caen justos por pecadores. Hay muchas cosas que hoy me parecen peligrosas: Esta idea de que yo me siento mujer o me siento hombre y con 16 años me pueda operar. Es una barbaridad porque no hay vuelta atrás. Y casos como el de este hombre que había agredido a mujeres y que por decir que se siente mujer vaya a la cárcel de mujeres… Es un disparate.
P: Otro de los temas de moda, ya hay inteligentes artificiales capaces de crear el texto, el vídeo o imagen que pidas. Muchas veces somos incapaces de discernir cuál es real o no. ¿Cómo va a afectar esto a la sociedad?R: Espero que podamos distinguirlos. Porque si no, ¿cómo vamos a vivir en el mundo? No sé. Yo no lo voy a ver ya, pero es preocupante si la inteligencia artificial no está controlada por los seres humanos. Pero no sabemos qué mundo habrá. Estamos en unos desarrollos que no imaginábamos.
P: ¿Y otro futurible, cree que reinará Leonor?R: No me gustan los futuribles (risas). Pero, ¿por qué no? Será una buena reina. Porque tiene el ejemplo de su padre y ella es una persona empática y responsable.
P: Conoce muy bien al rey Felipe como alumno suyo que fue, ¿se atreve a definirlo con unas pocas palabras?R: Es una persona que tiene una gran curiosidad, que le gusta el conocimiento, que es inteligente y además bondadoso. Es muy empático y muy especial.
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