Publicó lo que quiso durante 40 años. Al menos así lo dijo, muchas veces, al hablar de Lumen, la editorial que dirigió hasta el año 2000 cuando vendió sus acciones al grupo Bertelsmann en 1996. Nacida el 30 de agosto de 1936, licenciada en Filosofía y Letras en 1959, Esther Tusquets entró con pie firme en el mundo cultural, a la edad de 34 años, cuando comenzó a dirigir el sello que había comprado su padre y que, hasta entonces, había estado dedicado exclusivamente a temas religiosos.
En verdad, Lumen había sido fundada en Burgos durante la Guerra Civil por la familia de su padre, quien finalmente decide, en 1960, comprarla a su hermano. La literatura infantil marcará el comienzo de la editorial . El primer libro que se publicó fue El saltamonte verde, de Ana María Matute. “Quería publicar una literatura infantil que –como ella misma dijo- no fuese sexista”, comentó la editora en el año 2000 al periodista Sergio Vila.
Esther Tusquets también impulsó, junto a su padre Magín, la colección Palabra e imagen, con autores como Camilo José Cela y Miguel Delibes y fotógrafos como Joan Colom o Ramón Masats, y la Palabra en el Tiempo, una colección dirigida por Antoni Vilanova que publicó más de 300 títulos con autores como Louis-Ferdinand Céline, James Joyce, Virginia Woolf, Bassani, Beckett.
Lumen había sido fundada en Burgos durante la Guerra Civil por la familia de su padre, quien finalmente decide comprarla a su hermano. Esther comenzó a dirigirla en 1960.
Corrían años de renovación. La vida cultural contaba con pioneros como Carlos Barral, Josep Maria Castellet, Alfonso Carlos Comín o Jorge Herralde. "Nuestra amistad fue ininterrumpida desde entonces", comenta el actual editor de Anagrama, para quien Tusquets fue, sin duda, una pieza fundamental en la España editorial de aquel entonces. Fue ella quien dio a conocer en España nombres como el de Susan Sontang.
"Mis amigos daban por descontado que no duraría más de dos años. Tuve suerte y mi mérito fue saber aprovecharla. Cuando tengo una buena mano de póquer le saco partido. Y Mafalda y El nombre de la rosa fueron dos buenas manos", dijo en una entrevista refiriéndose a los títulos que asentaron definitivamente aquella aventura llamada Lumen.
En colecciones como Palabra e imagen, se editaron libros como La caza de la perdiz roja y Viejas historias de Castilla la vieja, del escritor Miguel Delibes, con quien sostuvo una larga amistad. Denominada por su amiga Carmen Balcells como la "gran señora de la edición", Esther Tusquets impulsó en Tusquets Femenino Singular, una colección exclusiva para escritoras desde donde se propuso dar a conocer a las mejores autoras de distintas cultura, como Jamica Kinkaid o Maya Angelou
Esther, la escritora tardía
Esther Tusquets inició su carrera literaria como escritora en 1978, con la obra El mismo mar de todos los veranos, primera de una trilogía a la que se sumaría El amor es un juego solitario y Varada tras el último naufragio.
Según la crítica, El mismo mar de todos los veranos fue la primera novela amoral que produjo la literatura española en muchos años, o al menos la primera novela escrita al margen de los valores de la moral judeocristiana que regían, de manera tan marcada, la sociedad española.
La novela narra el encuentro de dos mujeres y de la relación que entablan ambas durante 20 días. En sus páginas, se rebela Tusquets contra los conceptos de familia, matrimonio, maternidad y el status de la mujer en la sociedad convencional de aquel entonces.
El mismo mar de todos los veranos fue la primera novela amoral que produjo la literatura española
En 1981, Tusquets apostó por los relatos o novelas breves con la obra Siete miradas en un mismo paisaje, a la que siguieron La conejita Marcela y Para no volver. A estos se sumaron Siete miradas en un mismo paisaje, Después de Moisés y La reina de los gatos.
En febrero de 1997 fue galardonada con el Premio Ciudad de Barcelona en la categoría de lengua castellana por su libro de relatos La niña lunática y otros cuentos.
En sus narraciones, Tusquets se adentra en la vida cultural de Barcelona y Madrid de los años 60 y 70. No faltan personajes de la 'gauche divine' como Carlos Barral, su hermano Óscar Tusquets, Luis García Berlanga, Ana María Matute, Pablo Neruda y Carmen Martín Gaite.
En los últimos años hizo incursiones en el género memorialístico con obras como Confesiones de una editora poco mentirosa, Habíamos ganado la guerra y Confesiones de una vieja dama indigna.En febrero pasado presentó con su hermano, el arquitecto Oscar Tusquets Tiempos que fueron, un relato a dos voces en el que descubrieron todas las facetas de su vida privada, familiar y profesional sin tapujos.
En los últimos años de su vida, Esther Tusquets padeció de Parkinson. Su caracter desenfadado e independiente le hacía detestar la vejez y el paso del tiempo, hasta tal punto que, en 2009, durante una entrevista, dijo que cuando muriera no iban a encontrar nada de ella, "ni un papel, ni una carta, ni una agenda". "Todo lo he ido destruyendo", dijo. Hoy, de ella queda mucho más: las páginas que escribió y las muchas otras con las que generaciones de lectores aprendieron el valor de la palabra impresa.
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