Escritor, actor, director de cine y de teatro, dramaturgo, miembro de la Real Academia Española (RAE) y, ante todo, uno de los hombres imprescindibles de la cultura del siglo XX. Fernando Fernán Gómez no podría haberse dedicado a otra profesión -la de contar historias- después de haber sido alumbrado en 1921 en un país al azar, Perú, durante la gira teatral que su madre, la actriz Carola Fernán Gómez, no detuvo a pesar de su avanzado embarazo. La suya es una carrera que por inercia tenía que deambular ante las cámaras, los espectadores y los lectores sin pasar desapercibida, tampoco para la censura del régimen franquista, para la que se convirtió en uno de sus blancos favoritos.
Este sábado 28 de agosto se cumple el primer centenario de su nacimiento y hoy, casi 14 años después de su muerte, las desventuras de sus proyectos son aún en la actualidad noticia. Junto a Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, Fernán Gómez fue uno de los nombres preferidos para la tijera que adecuaba las creaciones culturales a las necesidades del régimen, ya fuese en el contenido, en la distribución o en la exhibición de los proyectos. En ningún caso detuvo su actividad y, a pesar de su perfil multidisciplinar, siempre se autodefinió con una única palabra: cómico.
El prolífico Fernán Gómez es autor de novelas como El viaje a ninguna parte (1985), que más tarde adaptó al cine, o El tiempo de los trenes (2004), de obras de teatro como Las bicicletas son para el verano (1984), protagonista de las películas Esa pareja feliz (Bardem y Berlanga, 1953), El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973) o La lengua de las mariposas (José Luis Cuerda, 1999) y director de importantes filmes como El malvado Carabel (1954), El mundo sigue (1963) o El extraño viaje (1964). Este escritor, actor y director nunca encontró límites, ni propios ni ajenos, y consiguió sobrevivir también en las peores circunstancias.
Perteneciente a una generación que pasó de la niñez a la edad adulta demasiado rápido ante los acontecimientos históricos, este creador no abandonó el país a pesar de la inquina que en demasiadas ocasiones mostró con él la censura a través de matices, correcciones y cambios de los que ahora se hace eco el portal FlixOlé con motivo de su centenario y a través de material inédito procedente de la distribuidora Mercury Films.
Imágenes de escenas descartadas, como el caso del bikini que finalmente no se incluyó en El malvado Carabel, la licencia de exhibición aprobada para La venganza de Don Mendo o las instrucciones sobre su proyección, así como el guion original de la película Balarrasa, con sus correcciones y páginas tachadas son algunos ejemplos.
Fernán Gómez "tiraba de sainete y de esperpento" y daba a luz obras con "un humor ennegrecido que no gustaba a los estamentos de la época"
Tal y como señalan a Vozpópuli desde el portal FlixOlé, mientras que otros directores se fundamentaron en el simbolismo, Fernán Gómez "tiraba de sainete y de esperpento" y daba a luz obras con "un humor ennegrecido que no gustaba a los estamentos de la época". A pesar de todo, insistió en sacar adelante sus obras y se convirtió en un director adelantado a su época. Sin embargo, cabe destacar que la censura no fue el único impedimento a sus obras, sino que en ocasiones abordaba cuestiones universales que no tenían un atractivo suficiente en la sociedad del momento y que se han convertido, en cambio, en relatos esenciales que describen con precisión el presente.
Fernán Gómez y su extraño viaje
Desde FlixOlé se refieren a Fernán Gómez como el "preferido de la censura", junto a Berlanga y Bardem, porque "los órganos franquistas le trataron de forma distinta que al resto de directores", aunque para entender esta afirmación es necesario contextualizar la evolución de los órganos censores a lo largo de las décadas. En un primer momento, la intención del gobierno era "salvaguardar su supervivencia" y para ello establecieron una serie de herramientas para controlar los proyectos cinematográficos que salían a la luz, al tiempo que muchos productores, por miedo a ver peligrar sus inversiones, no apostaban por películas que pudieran molestar.
Junto a Berlanga y Bardem, Fernán Gómez es conocido como uno de los directores de la disidencia, en busca de un cine más alternativo, y fue considerado "persona non grata" en sus comienzos a pesar del aperturismo de los años 60 con la llegada de José María García Escudero a la Dirección General de Cinematografía, dependiente del Ministerio de Turismo. El autor no se benefició del trato que sí recibieron, en cambio, otros directores con planteamientos más críticos, con quienes el gobierno llegó a un acuerdo.
"A Fernán Gómez solo le ponían trabas", señalan sobre el director desde el portal especializado en cine español. Sus críticas a la sociedad del momento, reflejadas en cintas como El mundo sigue o El extraño viaje, sobrevivieron a pesar de todo y son hoy retratos imprescindibles de la España a la que no abandonó.
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