En una carretera que transita por un territorio caluroso, inhóspito y desangelado camina ensangrentada una joven, temblando y asustada, tratando de tapar sin éxito su cuerpo, apenas cubierto por un bikini blanco. Aquel camino, que por momentos parece cualquier enclave en algún lugar de Arizona, no es sino una vía interurbana en algún lugar de Extremadura, paisaje donde se desarrolla la película Cerdita, una de las grandes sorpresas del cine español de este año, que llega al Festival de San Sebastián tras haber tenido su estreno internacional en el festival de Sundance.
Carlota Pereda escribe y dirige esta cinta, una historia de bullying en la que la adolescente Sara (una brillante Laura Galán) vive con miedo a las habladurías y las críticas de sus compañeros de clase y los jóvenes del pueblo por su cuerpo. La gordofobia que vive esta joven la coloca en un dilema: salvar o no salvar a las chicas que la acosan y que han sido secuestradas por un extraño que ha llegado al pueblo para sembrar el caos.
Se trata de la espléndida ópera prima en el largometraje de esta veterana en el audiovisual, que ha trabajado como guionista, directora y supervisora de guiones en series de televisión como Periodistas, Los hombres de Paco y Águila Roja, y que cuenta con tres cortometrajes: Las rubias (2015), Cerdita (2017), que obtuvo el Goya y el Forqué al mejor cortometraje entre otras distinciones, y There Will Be Monsters (2019). El largo con el que debuta es la versión extendida de su corto homónimo, con el que busca poner al espectador en la piel de esta víctima.
"El cine de género funciona desde la empatía, tú no sientes terror si no empatizas con el personaje", ha afirmado a Vozpópuli la cineasta sobre la elección del terror como vía para transmitir esta historia, que funciona como "la piel del cordero sobre el lobo del bullying". "Hemos hecho esta película para que la gente lo pase bien mientras lo pasa mal", bromea sobre la película que, tras su paso por la sección Zabaltegi del Festival de San Sebastián, se estrenará en los cines el 14 de octubre.
Son unas palomitas envenenadas: la gente irá al cine a pasárselo bien, pero luego tendrá una digestión complicada", asegura la directora
Convertirse en madre llevó a Carlota Pereda a experimentar una serie de "miedos", entre ellos el "bullying", que ella misma había sufrido mucho desde adolescente, así que rodar el cortometraje se convirtió en una manera de exorcizarlo. "Mi primera idea fue hacerlo sobre la homofobia, pero al ver a una chica en la piscina donde rodamos el corto y luego la peli, me hizo pensar en por qué estaba a esa hora allí, cuando hacía tanto calor. Pensé que quizás no quería que la vieran", explica.
Tal y como cuenta la directora, durante el último año ha aumentado un 40% el número de casos denunciados de "bullying", un problema "muy gordo" que tiene que ver, a su juicio, con "una violencia estructural". "Son unas palomitas envenenadas: la gente irá al cine a pasárselo bien, pero luego tendrá una digestión complicada", señala Pereda sobre una película que acumula excelentes críticas entre quienes ya la han visto.
Carmen Machi interpreta a la madre de esta adolescente y precisamente la falta de conexión, la frialdad y la incomunicación entre ambas se presenta como uno de los aspectos vulnerables en la vida de la joven. Según señala la propia actriz, "a veces el hogar no es seguro". "Ellos quieren mucho a Sara pero no saben hacerlo mejor", apunta Laura Galán.
"No creo que tengamos que hablar de lo que conocemos, sino de lo que nos interesa", defiende la cineasta, que se siente molesta con la costumbre de esperar que las mujeres aborden asuntos "biográficos" en sus películas. De hecho, Pereda, que es madre, ha recibido innumerables ofertas para dirigir películas de terror y maternidad. "Ahora que empiezo a hacer películas no me voy a meter en ninguna caja", sostiene la directora, que cuenta con un próximo proyecto en prereproducción y que ya tiene previsto un segundo. "El cine hay que hacerlo a tumba abierta", ha dicho.
Suro: una ópera prima que brilla
A la ópera prima de Carlota Pereda hay que sumar en la cuarta jornada del Festival de San Sebastián otro agradable debut que, en esta ocasión, compite por la Concha de Oro. Suro, dirigido por Mikel Urrea, sitúa frente a la dura realidad a una joven pareja acomodada que decide dejar su Barcelona natal para huir al campo y empezar una nueva vida en el lugar en el que crecerá el hijo que esperan juntos.
"Estáis a tiempo de volver a Barcelona", le dice un paisano a los jóvenes. Uno de ello, sin dudarlo, responde: "Que se la queden los turistas". En una casa situada en un paraje idílico, empezarán a involucrarse en la campaña de la retirada del corcho de los bosques de los terrenos que han heredado y pronto se sumergirán en una crisis en la que hacen acto de presencia los privilegios de clase, el racismo y una violencia soterrada.
Vicky Luengo (conocida por su papel en la serie Antidisturbios) y Pol López forman una pareja explosiva, con una química que traspasa la pantalla, en una película en la que ellos son los únicos actores profesionales. Aunque el entorno en el que el director sitúa a estos personajes es "profundamente masculino en el sentido canónico", Gurrea invierte los roles. "Cuando decimos que una mujer es fuerte y un hombre es vulnerable se trata como una excepcionalidad. Ojalá llegue el momento en el que estas categorías sean transversales", ha dicho en la rueda de prensa del festival.
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