HBO emite este martes el quinto y último episodio de Chernobyl. La serie que ha supuesto un auténtico éxito para la plataforma (con permiso de Juego de Tronos) y que ha puesto sobre la mesa todas las pesquisas de uno de los mayores desastres nucleares de la historia.
Dirigida por Johan Renck -cuyo nombre también se encuentra en otros títulos como Vikingos, Bates Model, The Walking Dead o la tan galardonada como aclamada Breaking Bad- ha convencido a la crítica y al público a partes iguales. A la vista está su 9,7 en IMDb, por poner algún ejemplo.
Uno de los puntos fuertes de la ficción ha sido el nivel de realismo que los creadores han sido capaces de alcanzar. Algo sobre lo que habló el periodista ruso Slava Malamud, quien a través de Twitter va analizando los episodios desde el punto de vista de alguien que ha vivido la tragedia en primera persona.
Precisamente Malamud también ha explicado cómo se percibe en Rusia la serie de HBO. Recordemos, pues, que la trama gira sobre todo en cómo el gobierno soviético trató de esconder las fatales consecuencias y los altos niveles de radiactividad que llegaron a Bielorrusia, Rusia, Ucrania, así como zonas de Escandinavia y Europa Central.
"En Rusia se está percibiendo sorprendentemente bien", empieza explicando el periodista. "Es algo que debimos haber hecho, pero no".
"Rusia es un país obsesionado con no ser humillado"
Aunque, añade: "Por supuesto también hay quejas". Tal y como mencionó Craig Mazin -uno de los productores de la serie- en su podcast: "Rusia es un país obsesionado con no ser humillado. Está obsesionado con lo que los extranjeros piensan de ella, mientras que está totalmente convencido de que ningún extranjero podría conseguir su alma".
Sin embargo, una de las cosas que más ha llamado la atención de Slava Malamud es que tras los dos primeros episodios, apenas hubo críticas, pues "en Rusia estaban asombrados por la precisión y el detalle de la serie".
"Cuando todo lo que la gente puede señalar es que los edificios de la era soviética tenían terrazas de plástico moderno... es loco".
La escena de la discordia: el ministro del carbón
Pero con el capítulo 3, llegó la escena de la discordia que desató la crítica en el espectador ruso. Aunque, algunas de las críticas "son completamente injustificadas", explica el periodista.
"Aparentemente, muchos espectadores rusos no tenían idea de que había minas de carbón en Tula (localizada al sur de Moscú), ya que todas cerraron en los años 90 y esta ciudad es conocida mayormente por sus famosas galletas y sus fábricas de armas". Añade, pues, que el "el mayor problema fue el ministro del carbón".
"Así que sí, esto probablemente no es tanto una inexactitud como la licencia artística internacional", cuenta Malamud. "Porque el verdadero Mikhail Schadov no era así".
Y añade: "El auténtico ministro del carbón estaba cerca de los 60 años y había trabajando en el carbón desde los 15 años. Fue un antiguo minero, por lo que en 1986 probablemente ya habría sudado y sangrado carbón".
Por lo tanto, la escena de los mineros limpiándose las manos en el traje del ministro nunca sucedió realmente. "Funciona dramáticamente muy bien", dice el periodista. "Nos prepara para entender a estos tipos y que nos preocupemos por ellos. Es un alivio cómico muy necesario y de algún modo, llega a la verdad más profunda sobre los mineros".
"Los mineros, que en realidad existían, hicieron cosas asombrosas y en última instancia heroicas", relata Malamud. "Llevaban los malditos sombreros, sufrieron horriblemente y cavaron el túnel en caso de que ocurriera lo peor. Lo cual nunca sucedió. El combustible nunca llegó hasta las aguas subterráneas y el tunel nunca fue necesario. Alrededor de una cuarta parte de ellos terminaron teniendo cáncer".
Los mineros exponen su "desconfianza" a la autoridad
Otra escena que aplaude el periodista ruso de la serie de HBO es que los "los mineros de Tula exponen la dimensión que no mucha gente ve en Rusia: su profunda desconfianza y desprecio de la autoridad. Lo cual, por supuesto, de alguna manera coexiste con su renuncia perpetua a vivir bajo regímenes opresivos".
"Todas las escenas de los mineros son de oro puro, realistas y ficticias. Precisamente, porque exponen verdades humanas profundas sobre nosotros que ninguna otra producción se ha molestado en mirar", explica el Malamud. "¿Quizás por eso algunos se quejan? Estamos obsesionados con no ser humillados, después de todo...", concluye.
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