Cultura

Cincuenta años del concierto que lanzó a Fania All-Stars

Tal jueves como hoy, hace cincuenta años, las estrellas del sello Fania acometían una histórica grabación en el club neoyorquino Cheetah. “Qué viva la música: latin music power”, proclama el

Tal jueves como hoy, hace cincuenta años, las estrellas del sello Fania acometían una histórica grabación en el club neoyorquino Cheetah. “Qué viva la música: latin music power”, proclama el presentador (Jerry Masucci) al comienzo del disco. Alguien entre el público -unas mil doscientas personas- le urge a que hable en español, pero él responde “aquí todos hablamos inglés, no seas bruto”. Todavía pesaba más la necesidad de integrarse que la de reivindicarse, pero las canciones que sonaron fueron cien por cien latinas, caribeñas, afrodescendiente y cantadas en castellano.

El Cheetah estaba situado en Manhattan, en el 1686 de la calle Broadway, cerca de la 53. Hoy se le considera “el abuelo de los recintos que acogieron la fiebre disco de los años setenta”, según Steve Watson, autor del ensayo Andy Warhol y los años sesenta (2003). En esta emblemática discoteca se ensayó el musical Hair, buque insignia del hippismo, antes de arrasar en Broadway. Hoy la grabación del concierto de Fania aparece en su página de Wikipedia como la cima delme esplendor del Cheetah. Los surcos de aquella noche suenan hoy tan frescos como recién sacados de la fábrica de vinilos. ¿Primeras palabras que se cantaron? “Oye qué rico suenan... las estrellas de Fania…”

El concierto se editó en dos volúmenes, uno en 1971 y otro en 1973. Por desgracia, estamos ante un disco más valorado en Estados Unidos que en España, atrapada desde los años ochenta en una lamentable anglofilia musical. La página de referencia Allmusic.com describe así el contenido: “Las piezas son un poco extensas: 'Quítate tú' se alarga durante dieciséis minutos, en los que todos los músicos invitados contribuyen con letras, haciendo las delicias de la audiencia”, escriben. También alaban “Descarga Fania” de Ray Barretto, legendario percusionista que adorna su ritmo con un feroz arreglo de trompeta. Aquella noche puede revivirse en el vibrante documental Our Latin Thing (1972), disponible en Youtube.

Orgullo latino

La reseña también destaca la parte vocal de Cheo Feliciano en el clásico “Anacaona”, himno de orgullo racial inspirado en una famosa aborigen taína de la isla Bohío, que gobernó el cacicazgo de Jaragua tras la muerte de su hermano. La canción es original de Tite Curet Alonso, compositor popular puertorriqueño con más de dos mil canciones de salsa, bolero y balada. Siglos de historia y cultura popular se encontraron sobre el escenario del Cheetah. “La música definitiva de fiesta tocada por los maestros”, concluye eufórico el texto de Allmusic.

La ascensión de Fania fue fulgurante: dos años después de tocar ante 1.200 personas en el Cheetah actuaban para 45.000 en el estadio de los Yankees

El productor de aquello fue el mencionado Jerry Masucci, ejecutivo italoamericano que resultó clave de la ascensión de la música latina, con un pasado juvenil entre el ejército, el fútbol americano y una licenciatura cum laude en Administración de Empresas, con especialización en Comercio Exterior. Dueño único de Fania Records, supo llevar los sonidos latinos a lo más alto, por ejemplo un concierto en el Yankee Stadium ante 45.000 personas en agosto de 1973. En los años ochenta, promovió la agencia de modelos Fame e impulsó jornadas de boxeo con el célebre Don King, pero su legado consiste en construir comercialmente la identidad de la música salsera con el sello de Fania y sus diez subsellos.

El pasado lunes falleció uno de los protagonistas de este álbum legendario: Larry Harlow, apodado “El judío maravilloso”. Tenía 82 años y era una leyenda viva. “Hizo un nombre para sí mismo con su destreza en el piano, órgano, flauta y bajo. Llego a grabar más de 106 álbumes de varios artistas, y 50 de los suyos bajo el sello Fania y otros sellos subsidiarios”, señaló el sello en su página de Facebook.

Harlow nació en marzo de 1939 en Brooklyn con el nombre de Lawrence Ira Kahn, en el seno de una familia judía de músicos. Su madre que cantante de ópera y su padre tocaba en las orquestas de Barrio Latino, un club nocturno de Nueva York. Lawrence estudió piano clásico y terminó codeándose con leyendas como Machito, Tito Puente, Tito Rodríguez, Noro Morales y Joe Valle y su orquesta en el South Bronx y Spanish Harlem (la zona de la gran manzana que los latinos ‘nuyoricas’, mezcla de neoyorquinos y boricuas, rebautizaron de manera informal como “El barrio”).

Conexión reguetón

Hoy se puede argumentar que Live At The Cheetah es la pista de despegue de superventas globales como Daddy Yankee, Bad Bunny y Farruko. En cada detalle se pueden encontrar lazos culturales con la música urbana latina actual. El reguetón, por ejemplo, “se te mete por los intestinos/ y te saca lo del indio taíno/ ya tú sabes, en taparrabos, mamá/ en el nombre de Agüeybaná”, cantaba Residente en “Atrévete-te-té”, de Calle 13. Esa parte de la letra haciendo referencia al mayor cacique taíno en la historia de Puerto Rico. ¿Estamos ante un equivalente a “Anacaona” para siglo XXI? Probablemente.

Los dieciséis minutos de “Quítate tú”, en gran parte improvisaciones espontáneas, son un precedente de esas remezclas modernas de reguetón donde suelen participar media docena de superventas. De hecho, existe un tema titulada “Quítate tu pa ponerme yo” (2004) con doce estrellas de la era dorada del reguetón, entre ellas Tego Calderón, Ivy Queen, Julio Voltio, Vico C y Tito “El Bambino”. Hay quien intenta menospreciar el actual reguetón y otras músicas urbanas comparándolas con las explosivas descargas con instrumentos de Fania All-Stars, pero quizá es mejor considerar al perreo y su música como el nieto más despierto, urgente y caliente de aquellos años setenta. El reguetón sigue siendo "nuestra cosa latina" (our latin thing). Y lo que nos queda.

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