Cuando Robert de Niro acepta un papel no sólo se conforma con actuar: el actor intenta bordar su interpretación, por ello aprendió a tocar el saxofón para New York, New York; trabajó tres meses como taxista para su interpretación en Taxi Driver, se refugió en Sicilia para aprender italiano con el acento que requería Vito Corleone y ganó hasta 30 kilos para dar vida a Jack La Mota en Toro Salvaje con una interpretación de cuerpo y peso.
Vicent D’Onofrio ha sido granjero en Men in Black, el socio de Craig Bierko en Nivel 13 y la pesadilla de Jennifer Lopez en La Celda. Lo raro es que con tanto movimiento el actor consiguiera engordar los 32 kilos que le exigía el guión para dar vida al “recluso patoso” en La chaqueta metálica. En el film el actor nos dejó una mirada de perturbado y un cuerpo rimbombante.
A Will Smith no sólo le bastaron sus 20 kilos de más para dar vida a Cassius Clay. Para interpretar al campeón de los pesos pesado tuvo que adoptar sus formas y expresiones e incorporar en su actuación la transformación emocional que fue sufriendo el propio boxeador: el pendenciero, el diplomático, y, finalmente el campeón. Una dieta muy de golpe y guante la suya.
Delgadez ‘yonqui’
73 menos 13, es el peso que marcó la balanza de Adrien Brody para su papel de Wladyslaw Szpilman en El pianista. El superviviente del holocausto además de recortar su alimentación aprendió a tocar al mismísimo Chopin, una dieta muy artística. Jared Leto, con físico envidiable, perdió 13 kilos para interpretar a un drogadicto en Requiem por un sueño. Pero su transformación más radical llegó en 2007 en la película Chapter 27. Con un aumento de peso de 30 kilos interpretó a Mark Chapman el asesino de John Lennon. Es un actor con kilos de quita y pon.
Otro cantante que también se unió al método de los cambios de peso fue Jackson Curtis (50 cent) en All things fall apart, película en la que el rapero tuvo que perder 25 kilos para presentar la imagen enfermiza con la que dio vida a un futbolista enfermo de cáncer.
Christian Bale perdió todo lo que pudo y un poquito más para su interpretación en El maquinista.
La de Tom Hanks fue una historia de soledad y supervivencia. El actor tuvo que adelgazar unos 20 kilos para interpretar a Chuck Nolan, pero antes de ser Naufrago fue un abogado enfermo de sida en Philadelphia, un papel por el que se vio obligado a perder de 12 kilos y le hizo merecedor del Oscar. La recompensa que todo dietista querría obtener. Christian Bale tampoco se lo pensó dos veces y perdió todo lo que pudo y un poquito más para su interpretación en El maquinista donde nos ofreció la imagen de un esqueleto andante. Una actuación muy descarnada la suya.
Ellas no se lo han tenido que pensar demasiado con un guión de por medio. Si hay una actriz famosa por los cambios de peso esa es Reneé Zellweger en El diario de Bridget Jones, Hillary Swank ganó 9 kilos de músculo en su papel en Million Dollar Baby, los mismos que perdió Natalie Portman para Cisne Negro. Un total de 5, se permitió engordar Anne Hathaway para El diablo se viste de Prada. Pero sin duda la mayor transformación femenina para un personaje fue la que adoptó Charlize Theron en Monster con 15 kilos de más, andares toscos y prótesis dental. La prostituta Aileen Wournos ha sido el único personaje capaz de afear a la mismísima Chalize Theron, y es que a la vista está, el cine es el único medio capaz de convertir al feo en guapo y al gordo en flaco.
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