Cultura

El bisabuelo de Emilio Botín sigue levantando polémica, ¿por qué?

Este viernes se estrena 'Altamira', filme en el que el actor malagueño interpreta a Marcelino Sanz de Sautuola, bisabuelo de Emilio Botín, el hombre que descubrió las pinturas rupestres de la cueva de Altamira.

Todo ocurrió una tarde de verano de 1879, cuando el arqueólogo y científico amateur, Marcelino Sanz de Sautuola (Puente San Miguel, Cantabria, 1831- 1888), y su hija de 8 años, María, descubrieron en Cantabria una de las obras prehistóricas más importantes de la humanidad: las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira, el primer hallazgo en el mundo de pinturas del Paleolítico. Su historia es ahora rescatada en el largometraje Altamira, que se estrena este 1 de abril, y en el que el actor malagueño Antonio Banderas interpreta a Sanz de Sautuola, bisabuelo del banquero y fundador del Banco Santander, Emilio Botín.

Banderas interpreta a Sanz de Sautuola, el hombre que descubrió Altamira, bisabuelo del banquero y fundador del Santander, Emilio Botín

Sanz de Sautuola fue un personaje polémico, rodeado siempre de una nube de sospechas que provenían justamente de la comunidad científica. Para agunos un incomprendido, para otros un hombre adelantado a su tiempo, Sanz de Sautuola ha sido poco abordado en lo que a la divulgación de su figura y la trascendencia de su hallazgo supone. "De no ser por Sautuola y por el reconocimiento a posteriori de su hallazgo por parte de quienes lo acusaron de haber falsificado las pinturas, sin nada de eso, no habríamos llegado a un conjunto emblemático e indispensable para la historia de la Humanidad", asegura el doctor en Prehistoria y especialista en arte rupestre Marcos García Díez, quien formó parte del proyecto de excavación de Atapuerca y miembro del patronato de Altamira. “Tenemos que ser conscientes de que Altamira fue la primera en ser declarada Patrimonio de la Humanidad", dice García Díez aludiendo al reconocimeinto que hace la Unesco de los monumentos suceptibles de protección cultural.

Lejos de proporcionarle honor y gloria, la deslumbrante contribución de Sanz de Sautuola a la historia lo enfrentóa con la indiferencia y el escarnio de la comunidad científica de la época. A pesar de sus esfuerzos por demostrar la veracidad del descubrimiento, Sautuola fue acusado de falsificación por el francés Émile Cartailhac, la máxima autoridad en Prehistoria del momento. Una vez transcurridos los años y superado por las evidencias, Cartailhac publicó el texto Mea Culpa de un Escéptico, en el que reconocía el hallazgo y su importancia mundial, pero el texto llegaba tarde. Sanz de Sautuola ya había muerto.

La película Altamira, dirigida por Hugh Hudson -realizador de Carros de fuego (1981)- y producida por Lucrecia Botín, prima de la actual presidenta del Santander Ana Patricia Botín y fundadora de Morena Films. Dicha productora  junto con la francesa Mare Nostrum y la Fundación Botín sacaron adelante un proyecto cinematográfico que desembarca ahora en las salas españolas y que ha recibido algunas críticas de determinados medios independientes. ¿Las razones? El supuesto su tono hagiográfico del filme, así como su despliegue Hollywoodense –mucho espectáculo y poca precisión, aludió la prensa- en lo que al tratamiento de determinados temas supone, entre ellos el papel de la iglesia, que aparece supuestamente reflejado en el guion de la historia como una de las más encarnizadas opositoras al hallazgo de Sautuola. Asimismo, el perfil  de Sautuola luce -según algunas valoraciones- en exceso complaciente.

Para precisar los posibles errores históricos o biográficos en el filme, Vozpópuli ha consultado la opinión de algunos expertos, entre ellos la de Carmen Cacho Quesada, conservadora Jefe del Departamento de Prehistoria del Museo Arqueológico Nacional. "Tuve ocasión de acudir al preestreno de la película y precisamente me sorprendió gratamente el rigor con que se trata el tema del conflicto de la época entre la iglesia y la comunidad científica", aseguró. Habría que tomar en cuenta que uno de los asesores históricos del filme fue justamente José Antonio Laceras, director del Museo de Altamira desde 1991 hasta este año, cuando murió en un trágico accidente de tráfico. Sin embargo, fuentes cercanas al proyecto aseguran que lo que comenzó siendo, en principio, un documental, pasó a convertirse en un proyecto más ambicioso. Para ello buscaron a Olivia Hetreed, guionista de La joven de la perla, responsable de las decisiones narrativas. 

"Emilio Botín hablaba muy poco, pero las pocas veces que lo hizo fue para referirse a Sanz de Sautuola”, dice García Díez

Al preguntar al especialista García Díez cuál es la naturaleza o cómo puede entenderse este tipo de iniciativas, el especialista reconoce un elemento por encima de todos: “Es importante dar trascendencia social a un conocimiento que suele ser muy específico, prácticamente limitado al ámbito de la ciencia. Uno de los iconos de España es Altamira. Pregunta a cualquier extranjero: puede que la gente no sepa dónde está Santander pero sí sabe que Altamira está en España. Y aunque a muchos no les guste, hay que reconocerlo. Casi puedo poner la mano si digo que Emilio Botín, que era un hombre de muy pocas palabras y con quien tuve relación como parte del Patronato de Altamira, quería divulgar esta historia. Emilio Botín hablaba muy poco, pero las pocas veces que lo hizo fue para referirse a Sanz de Sautuola”, dice García Díez sobre el personaje a quien puede atribuirse el hallazgo de lo que hoy llamamos La Capilla Sixtina de la Prehistoria.

A juicio de Antonio Banderas, quien ha hecho el papel de portavoz de la cinta en su estreno en España, asegura que el desconocimiento sobre la figura de Sanz de Sautuola se debe, en buena medida, a “la envidia”, que jugó un papel “extraordinario en toda esta historia (…) Esta reflexión está en la película: lo malos que los españoles podemos ser contra nosotros mismos. En eso no hemos cambiado mucho; es penoso, pero con esa virulencia (la envidia), no se da en otras partes del mundo". Antonio Banderas lo tiene muy claro: ese es el sentido de este filme. Sobre las críticas al hecho de que haya sido rodada en inglés, Banderas resuelve la polémica: “No hay otra manera de sacar una película adelante”.

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