"Me siento como en 'Pepi', pero con más canas". Son las primeras impresiones de Pedro Almodóvar del rodaje de Los amantes pasajeros, una comedia que describe como "coral, moral, oral e irreal, o irrealista" y que comienza con "la pasión y la incertidumbre de siempre".
Aunque se trata de su película número diecinueve, los nervios de cualquier rodaje se unen, al igual que antaño, a su deseo de volver a combatir una realidad que no le gusta a golpe de carcajadas, ha indicado hoy el realizador manchego en la página de Facebook de su productora, El Deseo.
En su cine rompedor de los años ochenta evitó conscientemente toda referencia a la dictadura franquista como manera de protesta, y ahora vuelve a abstraerse del contexto social, pese a seguir haciendo ese costumbrismo tan "almodovariano" y convirtiendo ese avión en un decorado tan colorista como aquél célebre taxi de Mujeres al borde de un ataque de nervios.
Ésta es la película número diecinueve del cineasta manchego, que regresa a la comedia.
"He tratado de dejar la realidad a un lado, aunque a veces la realidad se cuela sin que te des cuenta. No he tenido ninguna referencia cinematográfica consciente durante su gestación, está más presente el teatro, incluso la televisión, y mi claustrofobia, que el cine", escribe.
Los amantes pasajeros "cuenta la historia de un grupo de personas atrapado en un único decorado, y desconectado del exterior", resume a modo de sinopsis.
En las imágenes que ha puesto en Facebook sobre el rodaje tras dar hoy el primer claquetazo se empiezan a atribuir los roles: Javier Cámara y Carlos Areces aparecen vestidos de azafatos, en los mandos del avión están Antonio de la Torre y Hugo Silva y como pasajeros se pueden ver a un florido Miguel Ángel Silvestre, a una Cecilia Roth con pose de mujer fatal y un José María Yazpik vestido a lo "Reservoir Dogs".
"El reto de mis 'pasajeros' es que deben luchar contra su angustia, sus miedos y sus fantasmas sin la ayuda de la tecnología, (algo que hoy es difícil de imaginar) sin imágenes que les entretengan, les informen, o les anestesien. Desnudos, sin iPhones, videos de películas, Internet, iPads, condenados a ser ellos mismos, rodeados de desconocidos", afirma.
Mis películas le deben mucho al teatro, están llenas de escenas de dos
Y así, aunque curiosamente se ha quedado afónico antes de empezar el rodaje, "el arma de los atrapados en un solo espacio es la palabra", explica. "La palabra para relacionarse, desahogarse, mentir, mentirse, reconocer que se ha mentido, seducir y ser seducido, compartir, luchar contra el miedo, la soledad y la idea de la muerte".
"Palabra desvergonzada, patética, artificiosa, divertida, exagerada, frágil, engreída, rota, complaciente, hedonista, libérrima y sobre todo entretenida (que me perdone Borges por usar tantos adjetivos)", prosigue.
Los amantes pasajeros volverá a reunir a su gran equipo técnico: José Salcedo como montador, Alberto Iglesias en la música y José Luis Alcaine en la iluminación. Dos amigos añejos, Penélope Cruz y Antonio Banderas, realizan breves cameos, y también repiten con él Blanca Suárez, Carmen Machi o Paz Vega.
Tantos actores para la que quizá su película más teatral. "Supongo que en los últimos guiones es dónde más se percibe la nostalgia de la narración novelesca, pero escribí 'Los amantes pasajeros' desde otra nostalgia, la del teatro".
"Mis películas le deben mucho al teatro, están llenas de escenas de dos, a veces de indisimulados monólogos. En esta hay más personajes de lo habitual pero menos espacios que nunca", apunta.
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