La novela superventas Ha vuelto, escrita por Timur Vermes, llega este jueves a las salas de cine alemanas. Se trata de una sátira que imagina el regreso a la vida del dictador Adolf Hitler en el siglo XXI. Los más de dos millones de ejemplares vendidos en Alemania del libro, que fue publicado en España por Seix Barral, preceden el estreno de una comedia irreverente centrada en el hombre que hace setenta años aterrorizó al mundo.
La cinta, dirigida por el alemán David Wnendt y protagonizada por Oliver Masucci, lleva al cine la historia imaginada por Timur Vermes. Adolf Hitler se despierta, aturdido, en un descampado de la Alemania de 2011. Viste uniforme militar y avanza, atónito, al ver de pie la ciudad que se empeñó en destruir para que no fuera “profanada por el enemigo”. Tiene 56 años y no sabe qué ha pasado, pero de algo está seguro: ha venido a salvar al pueblo alemán, a plantarse de nuevo como el hombre que alguna vez fue: el Führer. Y a su manera lo consigue.
Envuelto en la simpatía –o la estupefacción- de quienes le creen un comediante, Hitler salta a la televisión y se convierte -¿otra vez?-en un fenómeno de masas. Diez millones de visitas en Youtube, portadas en la prensa, autógrafos para niños y ancianas, saludos con el brazo alzado y la palma abierta de maquilladoras y secretarias… Adolf Hitler Ha vuelto, y lo hace de la mano del escritor y periodista alemán Timur Vermes, quien no sólo ha logrado vender miles de ejemplares –cuyo precio es de 19,33, por cierto- sino también conseguir que nos preguntemos… ¿Está bien reírse con Hitler?
Como hizo el británico Sacha Baron Cohen en su falso documental Borat, Ha vuelto incluye escenas rodadas en la calle en las que la parodia de Hitler viaja por el país y se mezcla con los ciudadanos corrientes, jubilados, parados o estudiantes.Las reacciones van desde la risa, el estupor y la crítica a la camaradería de algunos que se acercan y aparcan el discurso políticamente correcto para compartir con el dictador sus ideas sobre los extranjeros o la democracia.
En un país marcado por el debate abierto ante la crisis de los refugiados, el protagonista de la película ha recordado en diversas entrevistas su incredulidad durante el viaje. Enfundado en su uniforme, era tratado como una estrella pop con la que multitud de personas querían hacerse fotos, mientras que algunos parecían olvidar su disfraz y su maquillaje e iniciaban una conversación en la que dejaban claro que no habían aprendido de la historia, ha lamentado.El objetivo de la película, según ha explicado el director, es que los espectadores puedan reirse de Hitler, pero que al segundo siguiente esa risa se les atragante.
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