Productores, distribuidores, exhibidores y realizadores; compañías independientes y empresas multinacionales; sectores tradicionales y pioneros de las nuevas tecnologías, todos se han sentado juntos a la misma mesa con el único propósito de diagnosticar el Estado actual del cine en España, una industria que genera 8.000 millones de euros, el 1% del Producto Interior Bruto español, y que da trabajo a cerca de 100.000 personas, y que sin embargo posee una cuota insuficiente de mercado: 15,5%.
Realizado por Fernando Lara, ex director del ICAA y propulsor de la ley de Cine en 2007, el informe, que lleva por título Cine Español. El Estado de la Cuestión, pretende ser una radiografía acerca de los distintos problemas que dentro del propio sector atraviesan cada uno de sus campos: distribución, realización, exhibición, producción.
De los 15 puntos que integran el documento, los primeros tres parecen tener un destinatario gubernamental. Son a la vez un diagnóstico y una reivindicación: necesitad de respaldo institucional que mantenga el Fondo de Protección “suficientemente dotado”; mejora de las fuentes de financiación con un “notorio aumento de la desgravación del 18% sobre el impuesto de sociedades” y una mayor colaboración de la televisión privada en la emisión del cine español.
Para 2009, el 84% del público veía cine extranjero, mientras que el 15,89%, es decir apenas 17.480.282 personas, escogían el cine español.
La potenciación de la distribución independiente y la dotación de una mayor promoción aparecen como reclamos y asignaturas pendientes para potenciar el desarrollo de la industria. Sobre este tema en específico, en lo que a recaudación, cuota de mercado y número de espectadores respecta, el informe da a conocer unas cifras desoladoras.
Para 2009, el 84% del público veía cine extranjero, mientras que el 15,89%, es decir apenas 17.480.282 personas, escogían el cine español. Dos años más tarde, en 2011, el número de espectadores de cine español se redujo al 15,70%, es decir 15.177.253. En lo que a recaudación se refiere, las cifras son mucho menos esperanzadoras. Mientras en 2009 la recaudación del cine español fue de 104.367.061,15 euros, en 2011 fue de 97.210.165,91, apenas un 15% frente al 84% de recaudación del cine extranjero.
Resulta curioso que los reclamos de la lucha contra la piratería ocupen una posición tan poco prioritaria en el diagnóstico del sector, pues se ubica en el ítem número 10, después del apartado ayudas institucionales, promoción y fuentes de financiación.
Ya casi al final del informe, y en un tono similar a los primeros puntos referidos al “apoyo institucional”, el informe solicita en su punto ítem 13 “el reforzamiento de la dimensión internacional del cine español”. Amparándose en que el cine es un producto “potenciador de la marca España”, los representantes del sector reclaman un apoyo adicional.
El Estado actual del cine en España es, sin duda, un manual para detener primero el avance de los recortes y mitigar el efecto de los que ya se han puesto en práctica. Parece, diríase, un diagnóstico para evitar males mayores, un documento conciliador que pretende identificar las gangrenas para evitar que avancen en todas direcciones. En éste se han expresado, con todas las señales, los puntos más débiles del enfermo, con la intención expresa de que sea el Estado quien decida suministrar una medicina.
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