Pozoamargo se estrena esta semana en las carteleras españolas. El cineasta mexicano, Enrique Rivero, ambientó y rodó todo el filme en la localidad de Cuenca que da nombre al largometraje. Trabajó con la población local como parte del reparto y apostó por los actores Jesús Gallego y Natalia de Molina para dar vida a los personajes de este drama rodado una parte en blanco y negro, la otra a color. ¿Es acaso una apuesta demasiado arriesgada como para sobrevivir en un circuito comercial?
Un hombre huye a un pueblo tras contagiar a su mujer embarazada una enfermedad venérea. Intentado esconderse, disimularse como un campesino más, conocerá a una joven explosiva con la que entablará una relación urgente y desaforada. La Natalia de Molina, ganadora de dos Goya a sus 25 años, interpreta a la protagonista femenina. Asegura que saca su lado más "sensual" y "desinhibido" en Pozoamargo.
"Es un personaje pequeño pero con secuencias muy fuertes, tipo 'Lolita'", ha dicho la actriz que se dio a conocer con Vivir es fácil con los ojos cerrados (2013), de David Trueba. Pozoamargo es un filme radicalmente opuesto a su más reciente estreno, con Kiki el amor se hace, de Paco León. El filme del mexicano es una reflexión sobre la culpa, que combina el color y el blanco y negro, con planos largos, un ritmo pausado, apenas diálogos y el paisaje manchego omnipresente.
"Mi personaje es el contrapunto del protagonista. A él la culpa no le deja vivir, mientras que a Gloria ni se le aparece", señala.De Molina recogió su segundo Goya el año pasado por su papel de madre soltera en el drama de desahucios "Techo y comida". Sin música, con apenas diálogos, con su segunda parte rodada en blanco y negro y la primera en color, Pozoamargo es la tercera película de Rivero, pero el primer guión que escribió. Jesús Gallego, la contraparte masculina de Molina, es un actor de la localidad y sobre el que recae todo el peso interpretativo de la trama.
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