No es una novedad, sin embargo el dato se consolida: institucional y económicamente. Los coleccionistas más destacados de esta edición de ARCO 2017 provienen de América Latina, y no necesariamente porque el país invitado de esta edición sea Argentina. El tema viene de lejos, apunta a un proceso lento de crecimiento de la adquisición de arte por parte de coleccionistas que hoy se presentan como un grupo compacto.
Apunta a un proceso lento de adquisición de arte por parte de coleccionistas que hoy se presentan como un grupo compacto
Los nombres más destacados de esta cita tiene entre sus nombres más publicitados en estos días en del peruano Eduardo Hochschild, quien recibió el Premio ‘A’ del coleccionismo de la Feria. Hochschild forma parte de la tercera generación de empresarios mineros en Perú, Hochschild Mining, quienes trabajan los yacimientos de plata y oro, además de cemento. A él se suma en esta edición el argentino Eduardo Constantini, quien ha concentrado el grueso de sus adquisiciones en el arte de su país. El empresario (sectores inmobiliario y financiero), coleccionista, mecenas y fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) adquirió piezas de arte en galerías fundamentalmente argentinas, además.
Le siguen en visibilidad las venezolanas Ella Fontanals Cisneros y Patricia Phelps de Cisneros
Le siguen en visibilidad las venezolanas Ella Fontanals Cisneros y Patricia Phelps de Cisneros. En el caso de Fontanals, creadora de la Fundación CIFO (Fontanals-Cisneros) tuvo además un impacto significativo en la comunidad artística del sur de la Florida en 2003 al fundar Miami Art Central (MAC). La coleccionista se mueve entre España y Suiza. Patricia Phelps, patrono del Museo de Arte Moderno de Nueva York y del Museo Reina Sofía, es una de las figuras más consolidadas de este grupo. Phelps está entre los 13 coleccionistas más importantes de la lista Art News desde 1990, es decir: desde hace 25 años. Su colección de arte latinoamericano es de las más potentes y con mayor visibilidad. Apenas hace unos días recibió el Premio al Coleccionista Iberoamericano 2017.
El 72% los espacios de exhibición privados surgieron a partir del año 2000, en buena medida por temas de notoriedad pública
En un mercado del arte globalizado, la gran mayoría de los coleccionistas cambian su perfil: dominan los asiáticos, y siguen nuevos nombres asociados cada vez más a Sudamérica. Este último apartado tiene como principal objetivo compartir con el público sus adquisiciones, lo cual ha marcado un significativo aumento de los espacios de arte privados que terminan por convertirse en donantes de las principales instituciones de influencia, como es el caso de Phelps con el Reina Sofía y el MoMa. El 72% los espacios de exhibición privados surgieron a partir del año 2000, en buena medida por temas de notoriedad pública así como de desgravación fiscal. Cerca de un 37% se involucra activamente en actividades de patrocinio y mecenazgo.
Coleccionismo en España, diez años de esplendor y declive
En el año 2005 la casa de subastas Christie's volvió a España después de 30 años de ausencia. Para celebrarlo, convocó una subasta memorable que alcanzó ventas de 5,2 millones de euros. En aquel entonces, el coleccionismo tenía un latido algo menos irregular que en los días que corren, en la que permanecen sin embargo nombres institucionales como la Fundación Santander, BBVA y empresas concretas como Coca-Cola y la Fundación Telefónica.
Las empresas han abandonado, o al menos ralentizado, los capítulos específicos al arte
Además de las fundaciones con solera -la Fundación Juan March, por ejemplo- en ese entonces las empresas comenzaban a destinar capítulos específicos al arte, tal era el caso de Fundación Telefónica, la Fundación Focus-Abengoa, Altadis, la Colección Afinsa –una iniciativa afectada por la presunta estafa del Fórum filatélico- , la Fundación Coca-Cola –que llegó a tener más de 300 obras reunidas en 10 años, el Museo Unión Fenosa, incluso la inmobiliaria catalana Hábitat desarrolló este tipo de iniciativas.
Hace 15 años existía un potente grupo de coleccionistas españoles que se desdibujan en el panorama de los coleccionistas
Existía un grupo relativamente compacto de empresarios coleccionistas comenzando por el galletero Eugenio Fontaneda (fallecido en 1991 y cuya colección de arte antiguo se guarda en el palentino Castillo de Ampudia) o Francisco Daurella (del grupo catalán Cobega y creador de la Fundación Fran Daurel, de Barcelona, que cuenta con un fondo artístico de más de 3.000 obras de arte), hasta empresarios como Lluís Bassat, el hotelero Jordi Clos i Llombart (Cadena Derby), otros miembros de la familia Daurella(Foto Colectania), Javier Godó Muntañola (La Vanguardia), los hermanos March (Fundación Juan March), la familia Masaveu, o Joaquín Rivero Valcarce (Grupo inmobiliario Metrovacesa y propietario de más de 300 obras de arte español).
Hoy apenas quedan nombres algo más discretos en el impacto público de sus colecciones
A diferencia de otras épocas, cuando figuraban figuras míticas como la Casa de Alba o los empresarios Juan Abelló, Plácido Arango y el fallecido José Luis Várez Fisa (cuya colección pasó a enriquecer las salas del Prado con importantes y significativas aportaciones). Hoy apenas quedan nombres algo más discretos en el impacto público de sus colecciones, una de ellas Alicia Koplowitz, heredera junto a su hermana Esther las empresas de las que surgiría la actual FCC, y el propio Plácido Arango, patrono del Museo del Prado, quien ha hecho importantes donaciones a lo largo del último año a la pinacoteca madrileña, y que incluía óleos de los siglos XVI y XVII, entre los que hay varios 'zurbaranes'.
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