Hablar de sexo y de cine lleva inevitablemente a pensar en lo que pudo ocurrir en el rodaje de El último tango en París (1972). La actriz protagonista, María Schneider, que entonces contaba apenas con 19 años, denunció haber sido violada y humillada en una escena con Marlon Brando, mientras que el director de la cinta, Bernardo Bertolucci, reconoció tiempo después que se sentía "culpable" por haber usado mantequilla como lubricante para filmar una violación sin que la actriz tuviese conocimiento. El objetivo del cineasta y del actor era conseguir un mayor grado de espontaneidad y realismo, pero a costa de denigrar a la joven intérprete.
En la actualidad, medio siglo después de aquel rodaje, una situación así parece impensable, en especial por la proliferación de un profesional que es cada vez más habitual en los sets de las ficciones audiovisuales y que en España están ganando terreno: la figura del coordinador de intimidad, una suerte de mediador entre el director o el equipo de producción de la película, y los actores que tienen que protagonizar escenas subidas de tono, o bien entre el fotografiado y el fotógrafo en una sesión promocional, como uno de los personajes del primer capítulo de The Idol, que termina encerrado en un baño cuando intenta hacer bien su trabajo.
"El coordinador de intimidad es una figura que se asegura de que los actores y el equipo técnico estén seguros y cómodos. Para ello tenemos que mediar entre el equipo técnico y el artístico para que en ningún momento haya sorpresas de última hora y que todo lo que se vaya a hacer esté hablado y pactado, respetando los límites del consentimiento de los actores", cuenta a Vozpópuli Maitane San Nicolás, responsable como mediadora en la película La consagración de la primavera, de Fernando Franco, o en series como Cristo y rey, Sagrada familia o la recientemente estrenada serie adolescente Culpa mía.
Un coordinador de intimidad habría evitado la humillación a María Schneider porque, entre otras cosas, hoy en día "esa secuencia debe ser coreografiada o hablada, y saber lo que va a ocurrir en todo momento", según señala Maitane San Nicolás
El papel de un coordinador de intimidad habría evitado la humillación a María Schneider porque, entre otras cosas, hoy en día "esa secuencia debe ser coreografiada o hablada, y saber lo que va a ocurrir en todo momento, lo que no ocurrió para favorecer, bajo la visión del director, la naturalidad de ese momento, sin tener en cuenta que estaban violando la intimidad de la actriz, porque estaban utilizando su cuerpo y una exposición excesiva sobre ella, sin poder decir que no en ese momento". "Una vez que el director dice acción es muy difícil retroceder o frenar", apunta.
Además de evitar situaciones incómodas o incluso de abuso en escenas con contenido erótico o sexual, un coordinador de intimidad también evita que se alargue demasiado una secuencia o que se hagan "demasiadas tomas cuando un actor está desgastado a nivel físico". "Una escena de sexo simulado con alta intensidad puede llevar a un agotamiento también físico y emocional, depende de la situación", señala.
"Una escena de sexo simulado con alta intensidad puede llevar a un agotamiento también físico y emocional", señala esta coordinadora de intimidad
Según explica Maitane San Nicolás, el coordinador de intimidad siempre está "muy cerca de los actores, tanto en la reproducción como en el set", pero también "muy cerca de los directores para conocer bien la visión y el planteamiento". En el rodaje, sin embargo, están "muy cerca de los actores para cualquier cosa que necesiten y para estar muy atentos a su lenguaje corporal". "Muchas veces no dicen las incomodidades que pueden tener, pero al menos poder leer y atender eso", añade.
En cualquier caso, matiza que la labor del coordinador de intimidad no censura sino que se adapta a los actores, que en muchas ocasiones están "dispuestos y predispuestos a realizar las escenas en las que la sexualidad está muy mostrada y está bien". "No nos parece mal. Hay un falsa imagen. Si nos dedicamos a esto, la sexualidad nos tiene que gustar también", matiza.
En España, las plataformas Netflix y Amazon empezaron a contar con la figura del coordinador de intimidad en 2021 en las producciones audiovisuales, como figura intermediaria, pero en Estados Unidos empezó a cobrar protagonismo a partir del movimiento Me Too, en 2017. En la actualidad, a nivel nacional, hay cinco profesionales, una en Barcelona y cuatro en Madrid, y aunque muchas de ellas son actrices, para Maitane San Nicolás lo importante es el conocimiento y bagaje en rodajes y haber expuesto el cuerpo ante la cámara o el público para "empatizar y conocer la vulnerabilidad que existe". En su caso, además, tiene formación en "coaching personal" y "mindfulness".
Coordinador de intimidad: a favor y en contra
Son varios los actores que se han mostrado a favor de contar con esta figura en los rodajes, como es el caso de Maribel Verdú, quien recientemente reconoció que no volverá a rodar una escena de sexo sin un coordinador de intimidad, tal y como señaló en declaraciones a Días de tele, el programa de TVE que presenta Julia Otero. Sin embargo, hay otros intérpretes, como la actriz estadounidense Toni Collette, que no son partidarios de contar con este profesional. En palabras de esta intérprete, su presencia les hace sentirse "más nerviosa", según indicó en una entrevista a The Times.
"Hay que romper una lanza en favor de los directores hombres. Hay un miedo o un prejuicio de que vamos a proteger a las actrices de ellos por los sonados abusos. Quitar ese estigma es complicado", reconoce esta coordinadora de intimidad
Uno piensa que Bigas Luna, Julio Medem o Pedro Almodóvar habrían podido necesitar esta figura en sus películas más calientes. En la actualidad, no todos los directores están cómodos con el coordinador de intimidad y algunos, según reconoce Maitane San Nicolás, han prescindido de este profesional, aunque, eso sí, niega que siempre se trate de hombres. "Hay que romper una lanza en favor de los directores hombres. Hay un miedo o un prejuicio de que vamos a proteger a las actrices de ellos por los sonados abusos. Quitar ese estigma es complicado", reconoce.
En cualquier caso, admite también que, en líneas generales, estos profesionales tienen que ganarse su confianza. "Creen que vamos a ir a planificar, a dirigir o a censurar. Pero cuando se dan cuenta de que vamos a apoyar y a hacer el bien, cambian", asegura.
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