Duró poco más de un año en el cargo. A pesar de haber sido ratificado - a mano alzada, reseñó la prensa en aquellos días- en la asamblea general de mayo de 2015, este miércoles Antonio Resines renunció a su cargo como presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. "Diferencias irreconciliables" con la Junta Directiva, adujo. Lo curioso es que Resines había asumido el cargo, originalmente, porque su predecesor, Enrique González Macho, también había dimitido. Lo hizo, en 2014. La historia no termina allí. González Macho había visto abierta la vía a presidir la institución porque Álex de la Iglesia también había dimitido como presidente, en 2011, entre otras cosas, por sus no pocos roces con Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura de Zapatero. Tres presidentes en cinco años.
Sin duda, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España es de las instituciones culturales que goza de menos calma. Al menos a juzgar por la alta rotación de su directiva. Sin embargo, si los números recientes dan qué pensar, si estos se comparan con las cifras generales de la historia de la Academia desde su fundación, el asunto es mucho más desalentador: 14 en 30 años. Sin duda, hay poca paz institucional. Muy poca. Por mucho que el actual órgano rector eche balones fuera y asegure no haber obstruido de forma alguna la labor de Resines.
El factor económico
Ser presidente de la Academia es lo más parecido a un viacrucis. No es un cargo remunerado. Quien desempeña esa función iene una alta exposición mediática y política. Y además, tiene la obligación de hacer las veces de puente entre las reivindicaciones del sector y las posiciones políticas de los principales representanes -desde secretarios de Estados hasta los ministros- A eso se suma, claro, el peso de mantener un negocio propio -no puede cobrar, por su labor, de algo ha de vivir-.
A finales de junio, la realizadora de cine Gracia Querejeta -en el equipo de Resines- también presentó su dimisión como vicepresidenta de la Academia de Cine, por una cuestión de "incompatibilidad" con otros proyectos, aseguró. Querejeta, en el cargo desde hacía poco más de un año, dijo tener un conflicto de incompatibilidad: su trabajo no le permitía atender sus obligaciones en la Academia. "Estuve dándole vueltas y vi que era complicado compatibilizarlo en este momento con mi asistencia a las juntas y cosas de las que hay que ocuparse", dijo. ¿Una remuneración del cargo aliviaría la remuneración la volátil situación de quienes ocupan un cargo tan demanante?
Una larga cadena de presidentes
Lo que hoy se conoce como la Academia de Cine comenzó en noviembre de 1985. Entonces, el en el restaurante madrileño O'Pazo el productor Alfredo Matas congregó a los directores Luis García Berlanga y Carlos Saura, los directores de producción Marisol Carnicero y Tedy Villalba, los actores José Sacristán y Charo López, los montadores Pablo González del Amo y José Luis Matesanz, el guionista Manuel Matji, el músico José Nieto, el director de fotografía Carlos Suárez y el decorador Ramiro Gómez. Al año siguiente, en 1986, se constituyó formalmente la Academia. Entonces fue residida por el director José María González Sinde, que dirigió la institución entre 1986 y 1988.
Tomó el tetsigo en el cargo Antonio Giménez Rico (1988-1992). Siguieron Fernando Rey (1992-1994); Gerardo Herrero (1994), inmediatamente sustituido por el dirrector, productor, guionista y productor aragonés José Luis Borau (1994-1998), conocido por su gesto 'manos blancas contra ETA' durante la Gala de los Premios Goya. Tomó el testigo la actriz Aitana Sánchez-Gijón (1998-2000), sustituida por Marisa Paredes (2000-2003), luego por Mercedes Sampietro (2003-2006), Ángeles González-Sinde (2006-2009) y Eduardo Campoy (2009). Finalmente, los últimos tres presidentes: Álex de la Iglesia, (2009-2011), Enrique González Macho, (2011-2015), Antonio Resines, (2015-2016) y ahora Yvone Blake.
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