Existe la idea equivocada que da por supuesto que gratuidad en la descarga de contenidos y productos culturales es sinónimo de piratería. Nada más lejos de la verdad. En los últimos años ha crecido la oferta legal de libros y películas que pueden adquirirse sin coste ni infracción alguna. Según el Anuario de Estadísticas Culturales 2013 publicado por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte, el consumo de contenido legal en internet ha avanzado de un 11,1% en 2006 a 17,4% en 2011, un crecimiento lento pero sostenido que encuentra su espejo en el aumento de ofertas legales de descarga de contenidos.
La situación varía según el sector, claro. De acuerdo con el Informe del Observatorio de piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales en 2012: 32 de cada 100 usuarios descargan contenidos musicales ilegales; 43 de cada 100 piratean películas y 12 de cada 100 lo hacen con libros. El motivo principal manifestado por los encuestados radica en el hecho de que no pagarán por un contenido que pueden obtener gratis: 69% de las 50.000 personas consultadas. Sin embargo, para muchos, la justificación de la piratería en el argumento sobre la falta de oferta legal se cae por su propio peso.
La oferta legal, aseguran, ha crecido, y mucho, especialmente en lo que a contenidos audiovisuales respecta. “Lo que intentamos es potenciar experiencias como mesientodecine.com Desde ahí, el internauta puede tener acceso a los sitios web legales de las plataformas; en algunos de ellos hay contenidos de pago con un precio razonable y también ofertas sin coste alguno. No hacemos ningún negocio. Es una sitio educativo y de divulgación”, aseguran desde la Federación de Distribuidores Cinematográficos (Fedicine).
Libros, gratuitos y legales
Según el Informe del sector editorial español del año 2012, el 58% de los españoles lee en formato digital, diez puntos más que hace dos años. Un 37,9% afirma que consigue ebooks a través de familiares o amigos. Un 32% se descarga libros de Internet pagando (4,9 puntos menos que en 2011). Los lectores entrevistados que adquirieron libros digitales señalaron que sólo pagan 4,5 libros de cada 10 que leen. Los otros 5,5 los consiguen gratuitamente. Según declara la Federación, esta cifra no desagrega ni especifica si se trata o no de libros piratas, pues hay que considerar que muchos libros están liberados en plataformas legales. “Nosotros no preguntamos si son pirateados o no, si no cómo descargan los libros”.
Los lectores pagan 4,5 libros de cada 10 que leen. Los otros 5,5 los consiguen gratuitamente.
A la pregunta sobre si la descarga legal de libros hace mella en sus ganancias, la Federación asume tajantemente que no. “Están libres de derecho. Normalmente son libros que el autor o el editor ponen a disposición del público”, insisten. Lo que sí hace mella en sus ganancias son los libros pirateados, aquellos que teniendo derechos son puestos en circulación de manera ilegal. Estas prácticas de descargas generan pérdidas de unos 250 millones de euros, es decir entre un 13% y 15% de los 2.900 millones de facturación.
En España han aumentado de manera considerable las plataformas de venta que ofrecen, además, títulos liberados. Y no sólo los clásicos. La start up española 24symbols -el Spotify de los libros-, en su sección de libros gratuitos cuenta con títulos de sociales y el emprendimiento. Páginas como Libroteca ofrecen clásicos, pero también otro tipo de títulos sin derechos de autor de todas las épocas, desde premios Nobel hasta autores contemporáneos minoritarios. Uno de los clásicos de la red, Librodot, especializado en ficción, ofrece 11.000 títulos y más de 1.000 autores. Parecida a la canadiense Kobo, la BiblioEteca propone la estructura de una red social basada en las recomendaciones de los usuarios. La plataforma cuenta con un buen número de títulos a disposición de los lectores, desde obras literarias a científicas. La gran mayoría son gratuitas, pero también existen ebooks de pago. Además de iniciativas como Wikisource existen proyectos como Ganso y Pulpo, que ofrece obras desde 1850 hasta 1940. Están especializados en relatos cortos procedentes de revistas y publicaciones antiguas.
En España han aumentado de manera considerable las plataformas de venta que ofrecen, además, títulos liberados.
También las empresas han optado por este tipo de iniciativas. La Casa del Libro tiene una sección de ebooks gratuitos, en su mayoría grandes clásicos de la literatura, desde Cervantes a Galdós. Amazon también ofrece miles de libros gratuitos: algunos de forma temporal; otros relacionados con promociones editoriales. En la misma línea Google Play ofrece una selección gratuita, algo más irregular, pero igualmente legal.
Precios más competitivos y películas sin coste
También ha aumentado el número de portales y plataformas dedicados a ofrecer contenido audiovisual ya sea a través de un sistema de suscripción o de manera gratuita. Desde 2006, existe el portal Filmin. Apoyado por un grupo de compañías y empresas cinematográficas –entre ellos Alta Films, Avalon Distribución, El Deseo, Golem, Tornasol, Vértigo Films, Versus Entertaiment, Wanda Visión y Cameo-, la plataforma ofrece películas, series y clásicos disponibles para ver online a cualquiera a través de un sistema de suscripción. Actualmente poseen también un apartado de libros. Otro servicio de video bajo demanda es Wuaki.Tv, que ofrece películas entre 1,30 a 4 euros, aunque también una sección de títulos.
mesientodecine.com reúne 19 plataformas digitales de descarga legal de series y películas.
Hace poco menos de un año, la Federación de Distribuidores Cinematográficos (FEDICINE) y la Unión Videográfica (UVE) presentaron mesientodecine.com, un portal que reúne 19 plataformas digitales de descarga legal de series y películas. En total, el usuario tiene acceso a más de 20.000 títulos. En cuanto a los precios, además de oferta gratuita, estos oscilan entre 1 y 4 euros por el alquiler (streaming) de una película, y entre 7 y 15 euros por la compra.
Entre los portales alojados en ese sitio web se encuentra PLAT. Una iniciativa que se hizo realidad hace un año, después de que 20 cineastas -ahora son 35- unieran sus esfuerzos para presentar ofrecer películas y cortometrajes –con especial énfasis en el cine independiente- de manera directa, legal y gratuita. “Hablamos con autores y productores y llegamos a un acuerdo. Los contenidos suelen variar y actualizarse constantemente. Acordamos, desde un comienzo, que fuera gratis. De ahí que nuestro interés sea divulgar este tipo de cine para que el espectador pueda conocerlo y demandar este tipo de obras en el futuro. En realidad, pretendemos ayudar a crear un nuevo público”, explica uno de sus responsables, Víctor Berlín.
Ante la pregunta sobre cuál podría ser, en el caso específico de PLAT, la lógica económica de este tipo de iniciativas, Berlín es bastante claro: “Trabajamos con donaciones, un modelo similar al de Wikipedia, con lo que intentamos mantener los costes. Nunca quisimos el modelo de publicidad, porque es invasiva e ineficaz. Tampoco trabajamos con subvenciones. No tendría sentido además recibir una ayuda cuando quien coloca la materia prima, los cineastas, no cobran”, comenta.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación