Toda una vida dedicada al oficio. A incluir dentro de una viñeta aquello que desborda la realidad. Quizás por ese motivo, al leer El libro (de los 50 años) de Forges, editado por Espasa, tiene uno la sensación de recorrer una historia propia y colectiva, una en la que se repiten los errores y las preguntas y que él detalla con la precisión que emparenta a los punzones y los hombres inteligentes.
Antonio Fraguas "Forges” celebra el próximo mes de mayo cincuenta años desde que se publicó su primera viñeta en el diario Pueblo. Y para celebrarlo ofrece una selección –ordenadas por año y medio publicado- de su trabajo. Aquí se muestran apenas 27 viñetas, pero la edición incluye muchísimas más que vale la pena paladear con una lectura reposada y curiosa.
El primer Forges se muestra ante el lector más mordaz e implacable. Un Forges que fue refinándose, haciéndose más preciso y certero. "En una dictadura como la que vivió España -afirma- existía censura política, eclesiástica y militar que te obligaba a crear continuamente un léxico eufemístico. Pero, cuando llegan las libertades, existen otras censuras más veladas, como la económica, la comercial. Si te metes con una corporación por ejemplo, pues quitan la publicidad a tu medio y te hacen la 'cusqui'".
En la España de Franco, dice, hasta los fuegos artificiales eran en blanco y negro. Antonio Fraguas comenzó a hacer su primer dibujo cuando estaba de guardia el 19 de marzo de 1963, en el departamento de telecine, en Televisión Española. A Jesús Hermida, que estaba en informativos, le pareció que había que publicarlo.
Así empezó con sus dibujos y viñetas y sus peculiares bocadillos en Pueblo, Informaciones, Arriba, Cambio 16, Diario 16, Diez minutos, El Mundo, Interviú y El País o las revistas La Codorniz o Hermano Lobo. Buena parte de esas magníficas viñetas quedan recogidas en esta edición, que además recoge un diccionario donde están las palabras creadas por Forges y que pone en boca de sus personajes: "Dedocracia" (gobierno de los dedos) o "¡Gendelamorhermoso!" (Virgen del amor hermoso).
Convencido de que prefiere a la calle a las redacciones –la vida bulle en otro lado-, Forges continúa dibujando la estampa diaria en la que se retratan lectores y ciudadanos. Le preguntan, acaso, si desearía celebrar otros 50 más. Sin dudarlo, el dibujante sentencia: “¡Y 150!”. Que así sea.
También valen la pena...
Si bien es cierto que este es un libro total, existe también una serie en la que valdría detenerse. Nos referimos a varios libros editados por Espasa en los que Forges participa con sus magníficas ilustraciones. Uno de ellos es Del guateque al altar, una crónica entrañable escrita por Pilar Garrido acerca de cómo se vivía la adolescencia en la España de los años 50 del siglo XX. Desde los primeros escarceos amorosos hasta que el paso por la vicaría, retratada además por el dibujante. También escrito por Garrido e ilustrado por Forges está La posguerra vista por una particular y su marido, un recorrido por la microhistoria de los años que siguieron a la guerra civil.
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