Cultura

Larga vida a Ajoblanco

En Madrid, en el Centro Conde Duque, se exhiben las mejores portadas, documentos y ejemplares de una revista esencial para entender la contracultura en España.

Un Consejo de Ministros la vetó durante cuatro meses; sus redactores recibieron una amenaza de bomba y al buzón de su sede llegaron montañas de cartas furibundas de grupos de derechas… No hablamos de Times, tampoco de The Economist en la época del rescate. Se trata de Ajoblanco, mítica revista de la contracultura española que se mantiene vigente décads después y a la que se dedica ahora una exhibición en el Centro Cultural Conde Duque. Se trata de  Ajoblanco. Ruptura, contestación y vitalismo (1974-1999).

Sus páginas ocupan un lugar emblemático en la memoria cultural de, al menos, cuatro generaciones de lectores. A lo largo de más de veinte años y durante dos etapas diferentes –1974/1980 y 1987/1999–, es decir, desde el final de la dictadura franquista hasta la antesala del siglo XXI, la revista se convirtió en “un observatorio crítico sobre la vida pública española, un termómetro con el que tomarle el pulso al presente y, finalmente, una escuela donde aprender a disentir de las imposiciones generadas por los sucesivos tiempos históricos”.

En total fueron 180 números, 30 especiales y varias publicaciones asociadas. De su primera etapa,  entre 1974 y 1980, quedan las palabras más provocadoras y las portadas más rompedoras.  "Del 76 al 77 fue la hostia, con todo el ascenso de la libertad", recuerda su director, Pepe Ribas.

Firmas como las de Allen Ginsberg, José Luis Sampedro, Roberto Bolaño, Eugenio Trías, Tereci Moix, Rosa Regás, Rosa Montero o Fernando Arrabal engrosaron sus primeros números, muchos de ellos exhibidos en sala. En la exposición se presentan de hecho más de 200 publicaciones originales, maquetas, objetos, fotografías de gran formato, portadas de la revista y videoproyecciones.

En su segunda vida, de 1987-1999, Ajoblanco se convirtió en "un magazine de tendencias para poner el país al día de los contactos internacionales", especialmente tras la caída del Muro de Berlín, "muy crítico además con el proceso democrático español, estancado desde los años setenta, en cuestiones como la Ley de Educación", ha dicho Rivas en la presentación de una muestra que tiene tanto de nostálgica como de contemporánea.

Aquella segunda etapa  coincidió con la época del bloqueo coordinado con otros países europeos a las líneas comerciales de China tras la matanza de Tiananmén, la de los reportajes sobre el sida, la insumisión, la corrupción y, como celebra otro espacio exclusivo, el de los "mundos sonoros", con la presentación del Sónar de Barcelona o de Cesaria Évora y todas las músicas étnicas, de las que fueron abanderados. Tras el anuncio en 2012 de la reapertura de Ajoblanco, la revista salta a internet a través de www.ajoblanco.org.

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