Cultura

Amélie Nothomb o cómo convertirse en oro bebiendo champán

Ha publicado 22 novelas, pero lleva escritas 77. Se trata de la autora belga Amélie Nothomb, quien ha decidido, esta vez, rehacer el relato Barba azul, de Perrault.

La secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, llegó a decir que Estupor y temblores era uno de sus libros preferidos. Cuesta creerlo. No se trata, ni mucho menos, de poner en duda la palabra de la popular. Pero el asunto canta. Amélie Nothomb, esa que dice que la anorexia la salvó del alcoholismo, no pega mucho con la conservadora Cospedal. Pero bueno… quién sabe.

El asunto de momento es otro. Y bastante más trascendente. Se trata del nuevo libro de la escritora belga, quien revisita Barba Azul, la fábula de Charles Perrault. Eso sí, a su manera.  Publicado en catalán y en castellano por Anagrama, Barba azul es, por decirlo, una versión reloaded del original.

El cuento de hadas recopilado y adaptado por Perrault en 1697 narra la historia de una mujer que descubre que su marido oculta en una habitación prohibida los cadáveres de sus anteriores esposas. Pero Nothomb ha decidido hacer justicia y ha cambiado a los protagonistas, en este caso, son un aristócrata Grande de España y Saturnina, una princesa belga.

Barba Azul era uno de los cuentos favoritos de Nothomb durante su infancia. Pero con la edad y las relecturas, la escritora encontró algunos peros. Perrault había sido "muy injusto", dice:  pintaba a las mujeres como idiotas. Así que  Nothomb ha decidido entrar en acción.

Su intención no ha sido, ni mucho menos, convertir el relato en algo políticamente correcto. Sólo quiere poner las cosas en su sitio y, de paso, hacer justicia. “El relato se había inspirado en Enrique VIII de Inglaterra, que era evidentemente un personaje vulgar y monstruoso. Entonces, lo opuesto tenía que ser un personaje español”, explicó a la prensa, entre copa y de copa de cava, en Barcelona.

“Y frente a este hombre, quería una mujer potente, que pudiera plantarle cara y pensé que una belga sería perfecta. Por lo que escogí a una súper yo, una súper Amélie Nothomb que es Saturnina”, dice.  El Barba Azul de Amélie Nothomb es Emilio Nibal y Mílcar, un noble español que vive recluido en un palacio parisino, rodeado de lujos y excentricidades. Se dedica a pocas cosas: leer obsesivamente actas de la Inquisición y textos de Ramon Llull mientras bebe el mejor champagne francés.

Nibal y Mílcar conoce a la hermosa y brillante Saturnina tras publicar un aviso en el diario para arrendar una pieza en su palacio por un precio ridículo. Como en el relato de Perrault, las ocho coinquilinas anteriores han desaparecido misteriosamente tras vulnerar la orden de no ingresar a una habitación prohibida. Nothomb, quien ha confesado que escribe al año cuatro manuscritos para publicar uno, puede que sea una de las autoras más prolíficas. Su debut literario ocurrió en 1993 con Higiene del asesino. Desde entonces, su narrativa ha mezclado novelas autobiográficas y ficción pura.

Y así como ha confeccionado una obra, Nothomb ha cultivado un personaje: ella misma. Su rara estética elegante que fascina a los góticos es lo de menos. El suyo es un performance que se nutre de la excentricidad y el talento. Desde hace 20 años escribe en ayunas, todo los días, desde las cuatro de la mañana hasta las ocho. Y a mano. No puede con la tecnología. Máquina de escribir incluida. Eso dice ella.

Esta novela –la número 22 de su carrera- está ambientada en terreno francés, con grandes dosis de champán. Y alguna relación existe entre el espumante y el místico  Ramon Llull. Nothomb se confiesa una gran apasionada del alquimismo y para ella, Llull representa el más sublime alquimista desde que lo descubrió en la obra escrita de Salvador Dalí.

"Mi propio proyecto alquimista es convertirme en oro bebiendo mucho champagne", ha dicho Nothomb, que cada vez escribe obras más concisas y depuradas, como sus diálogos, sumando ya  -en total- 77 manuscritos de los cuales quedan por publicar cerca de la mitad. "Me considero la madre de todas las criaturas, no es malo no publicar todos los libros. Todos los niños no están hechos para la luz", ha dicho Nothomb. Esperemos entonces que su proyecto áurico no impida su hazaña literaria.

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