Cultura

Rory Gallagher y Taste, reediciones del maestro humilde de la guitarra

En un mundo como el del rock y la música pop, donde los becerros de oro son numerosos y las posibilidades de adorar a falsos mitos están por doquier, la muerte antes de tiempo suele construir iconos difícilmente destronables. Eso sí, tal vez sea para minorías, pero siempre se encontrarán artistas que han dejado una profunda huella en el pequeño o grande negociado por el que se han movido. Y tal vez no sean muchos los que lo recuerden tras los 20 años cumplidos el pasado mes de junio desde su prematura muerte, pero tampoco son pocos los que siguen recordando al guitarrista, cantante y compositor irlandés Rory Gallagher.

Por eso, siempre es bueno volver a tenerle entre nosotros, aunque sea en viejos directos editados de nuevo para la ocasión. Y eso es lo que van a hacer la gente de Eagle Rock, auténticos recuperadores de imágenes de viejos e históricos directos. Publicar en DVD el histórico Live at the Isle of Wight, grabado en dicho festival en 1970 por la banda Taste, que Gallagher desarrolló como medio de expresión hasta iniciar su carrera en solitario un año después. Y para alegría de los seguidores del mejor blues-rock, también Universal se dispone a reeditar los dos discos oficiales de Taste en una caja con abundante material extra, como mandan los cánones.

Desde Irlanda a Londres con el alma de blues

Y es que el irlandés errante ataviado siempre con sus eternas camisas de franela y dibujos de cuadros nunca se ha ido del todo a pesar de su muerte con solo 47 años, tras las complicaciones sufridas después de un trasplante de hígado. Tras abandonar la ciudad de Cork en la que había crecido e instalarse en Londres en el 68, reformó la primera alineación de Taste, trío que suponía la línea de actuación desde la que poder dar salida a su amor por el blues de los clásicos, de Leadbelly a Muddy Waters o John Lee Hooker, y su pasión por el rock y las raíces más folk. Así, realmente nunca pudieron dejar atrás las eternas comparaciones que recibían con unos Cream que eran una banda de superestrellas en aquellos años finales de la década de los 60, y con quienes compartieron escenario en más de una ocasión.

Dos discos oficiales, los que se van a reeditar ahora, y dos grabaciones en vivo, una de las cuales es el comentado concierto de Wight, fueron el legado de una banda minoritaria, sí, pero que estableció las bases de lo que fue la posterior carrera de Rory Gallagher.

Que tampoco es que le convirtiera en una mega estrella mediática, pero sí en uno de esos guitarristas inolvidables aunque sea para entendidos o amantes de la prestidigitación con sentido, en los que lo superfluo no tenía cabida porque el sentido profundo de sus canciones y solos de guitarra bebía directamente de sus raíces blues. Sus colaboraciones con nombres como Waters o Albert King lo atestiguan, pero sobre todos, discos a su nombre como Deuce, Tattoo o Calling Card, además de, por supuesto, sus discos en vivo, son un claro ejemplo de un músico del que siempre habrá algo que descubrir. Porque los grandes guitarristas nunca deberían pasar de moda.

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