Corren días malos para lectores, melómanos y cinéfilos. Para los que sienten que se quedan ahora sin padres. A la muerte de Ana María Moix y Paco de Lucía –ambos con 66 años- se suma Alain Resnais (1922-2014). El director de cine francés ha fallecido la noche de este pasado sábado a los 91 años de edad, según confirmó su productor, Jean-Louis Livi, a AFP/Le Monde.
Suya es una de películas acaso más melancólicas y hermosas de los últimos sesenta años. Aquel título de pronunciación lenta y placentera, Hiroshima Mon, amour, un drama sobre la memoria y olvido que unió en la pantalla a Emmanuelle Riva, Eiji Okada y Bernard Fresson para contar la historia de una pareja: un japonés y una francesa.
Estrenada en 1959, se convirtió en su gran éxito. Y aunque ya había rodado 17 cortometrajes, fue esa la película que lo dio a conocer. Fotograma a fotograma, Resnais deslumbró con el encuentro de una joven francesa y un japonés en Hiroshima, donde ella ha sido enviada para filmar una película sobre la paz. Él le hace recordar al primer hombre que ella amó, un soldado alemán en tiempos de la II Guerra Mundial. El guión era, nada más y nada menos, que de Marguerite Duras.
El último largometraje de Resnais, Aimer, boire et chanter llegará a las salas de cine en Francia el próximo 26 de marzo. Pero el maestro ya estará, entonces, muy lejos. Resnais fue, junto a Chris Marker, Agnes Vardá, Jacques Demy o Georges Franju, uno de los máximos exponentes de la corriente cultural, a su manera hija de la Nouveau Roman, conocida como la Rive Gauche –como se llama a la parte Sur de París-, un grupo de cineastas de izquierda, con un cine socialmente combativo y más experimental que sus compañeros del norte del Sena, François Truffaut, Jean-Luc Godard, Jacques Rivette, Éric Rohmer y Claude Chabrol.
Resnais cobró especial prominencia durante los años 60. Era un realizador exquisito, que supo rodearse de novelistas como Marguerite Duras, Alain Robbe-Grillet o Jorge Semprún que trabajaron como guionistas de sus películas -nunca rodó un texto propio-, y compositores como Hanns Eisler o Hans Werner Henze. En el plazo de cuatro años, de 1959 a 1963, el director estrenó el tríptico de films por el que pasó a la historia: Hiroshima Mon Amour, L'anèe dernier Marienbad, y Muriel ou le temps de un retour. Las filmó de forma sucesiva: 1959, 1961 y 1963.
Alain Resnais cuenta con 20 largometrajes muy distintos entre sí. Amante del teatro, y de quien que se ha dicho que sus temas favoritos son el amor y la memoria, Resnais fue encasillado en la Rive Gauche, aunque para muchos, su cine estuvo siempre por encima del discurso estético de aquel grupo.
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Sus documentales sobre arte -en total nueve- le prodigaron el reconocimiento como realizador. El más famoso de ellos, de 1948, es Van Gogh, hasta ahora considerada la primera película profesional de Resnais. Documental en blanco y negro de 20 minutos sobre la vida de Vincent van Gogh que utiliza exclsuivamente imágenes del pintor, fue premiado con el Oscar. Según Resnais, se trataba de “explicar la vida imaginaria del pintor a través de su pintura”. En 1950 hizo Guernica codirigido con Robert Hessens, un cortometraje en el que ilustra un poema de Paul Éluard con imágenes de cuadros de Pablo Picasso. Su indudable fuerza procede del texto, pero también de la música y el montaje, como en el caso anterior. Denuncia del fascismo y la guerra; apología del compromiso político y el amor. Ese mismo año rodó Paul Gauguin Con el mismo método de trabajo de los dos anteriores cortos, seleccionando y seccionando cuadros del autor para acompañar un texto leído, en este caso autobiográfico del pintor. Dedicó también uno a Goya.
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